A 500 AÑ0S MEXICO, Va a la conquista de la verdad (Artículo 1 de 4)
Pbro. Dr. Daniel Valdez García
Hoy hace 500 años que sucumbió la gran Tenochtitlán inició el avasallamiento español sobre los pueblos oriundos de Mesoamérica. Del cual las interpretaciones historiográficas son diferentes entre sí y hasta contradictoria. Y ese es un tema que aún despierta pasiones encontradas.
Inicio por decirles que es San Isidoro de Sevilla quien eleva a España a la categoría de Primera Nación de Occidente en su obra Historia Gothorum, en la cual dice así: “De cuantas tierras se extienden desde el Occidente hasta la India, tú eres la más hermosa, oh sagrada y feliz España, madre de príncipes y de pueblos”. A partir de ese 1492 con la unificación de los reinos de la península ibérica se da el nacimiento de España. España según la teoría, nace oficialmente con la abdicación en Bruselas de Carlos I de España en favor de Felipe II un 24 de febrero de 1556 separado del Sacro Imperio Romano.
Desde el aspecto religioso, la Iglesia católica habla de una “conquista espiritual” dado por el encuentro de los naturales con el proceso evangelizador llevado a cabo por los misioneros de las tierras europeas. El parteaguas de esto es el acontecimiento guadalupano, por ser un perfecto modelo de “inculturación del Evangelio”.
Retomando lo dicho al inicio, como todo en la historia de la humanidad, hay un relato dado por los vencidos y otro por los vencedores, además de las interpretaciones de personas con poder gubernamental o de historiadores al servicio de los intereses del Estado. Las cartas de los españoles y los códices hechos por los naturales, así como los hechos bajo la guía de los invasores son un desafío a reinvindicar las personas de el Huey Tlatoani Moctezumotzín, Malintzin y otros personajes tanto pertenecientes a las comunidades originarias como el de los europeos venidos al nuevo mundo, porque no sólo vinieron españoles, aportando sus conocimientos y aplicando sus habilidades que fraguaron el mestizaje. Así hablamos más de un proceso de invasión que de conquista, a lo que se suman las alianzas hechas tan sólo con más de 30 pueblo totonacos para terminar con el dominio Mexica, proseguir con la conquista y fraguar la época de la colonia como tal.
Proveniente de Cuba, Hernán Cortés llegó el 27 de febrero de 1519 a Cozumel, los mayas de este lugar huyeron a los montes abandonando su pequeño poblado cuando vieron aparecer en el horizonte 11 flamantes navíos. Días después la flota española subió hasta el Cabo Catoche y bordeó la península de Yucatán hacia el oeste, para seguir por la costa del Golfo de México, confirmando que no había oro en esta zona mayo, y llegaron el 22 de marzo al poblado chontal de Centla. Éstos habían sido advertidos por sus aliados de Champtón, de que los advenedizos llegaban sospechosamente en muchas naves y que ellos habían tenido que enfrentarlos dos años antes cuando desembarcó en sus costas la flota de Francisco Hernández de Córdoba. La batalla de Centla, que duró algo más de dos horas, dejó tendidos alrededor de 900 indígenas muertos, ¡las exageradas crónicas hispanas señalaban, cuando menos, 12 mil!, he aquí las versiones de los vencedores.
Tabscoob era el cacique de Centla, y una vez derrotado en la pelea, el día 15 de abril regaló al vencedor 20 mozas principales, por pretextar que los visitantes carecían de mujeres “que les echaran las tortillas”. Pero ello no era eso sino el resabio de antiguas costumbres tribales: mujeres para el vencedor, a fin de casarlas con ellos y lograr una alianza. He aquí la primera expresión de saber que los invasores no eran dioses, lo cual se confirma con el envío de Cuauhtémoc de manos y otros miembros de peninsulares, para que nadie creyera que eran dioses.
Ocupándonos del asunto de las mujeres, entre esas 20 mujeres, que fueran las primeras bautizadas por el clérigo Bartolomé de Olmedo bajo el rito cristiano, iba la célebre, después conocida como “barragana” del marqués, Malintzin, conocida como “la Malinche”, nombre que pronunciaron así los invasores, con una ch que sustituía a la tz del idioma náhuatl. Después apodarían al propio Cortés con este nombre.