GRILLANDO

Según la norma los camiones del transporte público deben tener un lugar específico para su encierro, sin embargo, en el Estado de México hemos mencionado que a los camioneros y concesionarios les vale un comino la Ley y hacen lo que quieran por ello es que en las noches los vemos estacionados en plena calle, estorbando las banquetas y generando una molestia a los vecinos. Sin embargo, como buen vecino de Capultitán en Toluca, este fin de semana me enteré de un chisme buenísimo cuando fui por las tortillas y es que unas señoras platicaban que el camión de pasajeros con razón social Triángulo Rojo que de manera sorpresiva se incendió en la madrugada del domingo, fue presa de un ataque por parte de vecinos que están hartos de que los camiones invadan las calles de este poblado. Habrá que esperar a ver qué dicen las autoridades, pero la verdad es que el chisme no me parece tan descabellado pues ante la falta de mano firme de la Secretaría de Movilidad y de las policías de tránsito para poner en orden a estos cuates, los ciudadanos demuestran su inconformidad de esta manera. Y es que, resulta lamentable que se llegue a estas instancias, aquellas donde los ciudadanos cansados de los abusos de estos transportistas han golpeado a los choferes y quemado unidades, algo que no puede seguirse ignorando pues algún día puede derivar en una tragedia mayor. Si se respeta la norma todos podremos vivir con mayor orden, incluyendo los concesionarios del transporte que no pueden seguir ignorando la molestia social pues de continuar así les saldrá más caro que poner orden, respetar y dejar de afectar tanto a los mexiquenses en tantos sentidos.…..…………………….. LA GRÁFICA DE HOY del fotógrafo JAIME ARRIAGA, es de una escena en el Hospital Adolfo López Mateos de Toluca en donde se están realizando pruebas COVID-19 ante el aumento de casos de contagio que nos ha dejado esta “tercera ola” y que además se percibe de inmediato por el alto número de personas conocidas que están padeciendo el virus y a quienes les deseamos su pronta recuperación. Según cifras oficiales, nos acercamos a los tres millones de contagios mientras que las muertes ascienden a 244 mil, aunque según el INEGI el número es mucho mayor, cifras lamentables que vivimos a nivel global y nacional ante una pandemia que no cede y que pareciera regresar con más fuerza cada vez que se habla de una variante nueva. Lo cierto, es que es urgente acelerar la vacunación pues de lo contrario seguiremos siendo víctimas de este virus que inclusive le ha quitado la vida a personas ya vacunadas, una preocupación que se suma al impacto que ha tenido en personas jóvenes y niños. Así que el gobierno federal debe ir más allá de sus anuncios del Semáforo Epidemiológico y acelerar la vacunación para todos los mexicanos, inclusive a los niños a quienes no se les puede negar su Derecho Humano a la salud pues con casos reales y actuales podemos constatar que el virus también los está afectando. Es indudable que todos hemos sentido incertidumbre o dolor por vivir en medio de la pandemia, sin embargo, recordemos que las crisis sacan lo mejor de las personas así que sigamos luchando y generando luz en estas épocas oscuras pues algún día los malos momentos solo serán recuerdos de lo que superamos………………………….. Y VA DE CUENTO Hace mucho tiempo vivió un hombre de mar, el Capitán ALBERTO RONCES, quién fue valiente y no demostraba temor ante un enemigo. Una vez, navegando los siete mares, el vigía vio que se acercaba un barco pirata y la tripulación del barco se volvió loca de terror. El Capitán RONCES gritó: ¡Traigan mi camisa roja! Y llevándola puesta instigó a sus hombres al ataque venciendo a los piratas. Unos días más tarde, el vigía divisó dos barcos piratas. El capitán pidió nuevamente su camisa roja y la victoria volvió a ser suya. Esa noche, sus hombres le preguntaron por qué pedía la camisa roja antes de entrar en batalla y el capitán contestó: Si soy herido en combate, la camisa roja no deja ver mi sangre y mis soldados continúan peleando sin miedo. Todos los hombres quedaron en silencio, maravillados por el coraje de su capitán. Al amanecer, el vigía vio no uno, no dos, sino diez barcos piratas que se acercaban. Toda la tripulación dirigió en silencio sus ojos al capitán, que con voz potente y sin miedo, gritó: ¡Tráiganme mis pantalones cafés!………….….……………. HASTA mañana con más GRILLANDO. Comentarios en Twitter en @pepenader y en [email protected]

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