Haití, la debacle de un Estado fallido

Corría el año 2010 cuando después de un brutal sismo de 7.0 en la escala de Richter, que cimbrara las zonas aledañas a Puerto Príncipe capital de Haití, el genio italiano de la Ciencia Política Giovanni Sartori se refirió al país caribeño como un ejemplo de “Estado fallido”, desde ese momento distintos intelectuales han utilizado el término para referirse a otras naciones en mundo que han entrado en recesión económica como Grecia en el año 2010, México durante los años finales del gobierno de Felipe Calderón o Venezuela y la actual crisis que se encuentra viviendo, sólo por citar algunos. Sin embargo, el caso de Haití resulta emblemático toda vez que concurren causas de la más diversa naturaleza sociopolítica.
En primer término, una de las causas que ha aquejado a la isla es el alto nivel de corrupción que se disparara en la isla desde la década de los 90’s del pasado siglo XX, para ser precisos durante los tres gobiernos del entonces presidente Jean-Bertrand Aristide, mandatos plagados de acusaciones serias de corrupción, lo que ha llevado a que de acuerdo al Índice de Percepción de Corrupción 2018, que emite anualmente Transparencia Internacional, la nación se encuentra en el lugar 161 de un total de 180 naciones evaluadas (IPC, 2018).
Por otra parte, de acuerdo al Índice de Desarrollo Humano 2018, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano, Haití se encuentra en el lugar 168 de un total de 189 naciones analizadas (PNDU, 2018).
Aunado a lo anterior, de conformidad a la Organización Mundial de la Salud, Haití es el país de América Latina con mayor número de casos de infecciones de VIH-SIDA por el alto nivel de prostitución (mucha de ella infantil), así como de casos de tuberculosis (enfermedad que en otras naciones del mundo se encuentra prácticamente erradicada).
Asimismo, la polarización política que se vive en la isla es una de las más preocupantes a nivel global, la cual se ha agravado a partir de la última elección presidencial en el año 2017, ya que después de una segunda vuelta electoral sumamente cuestionada, el triunfo del actual presidente Jovenel Moïse ha causado serias revueltas por un amplio sector de la sociedad, bajo el argumento de fraude electoral, creando un estado de anarquía que ha minado el turismo extranjero, ya de por sí endeble.
En esta tesitura, una de las lecturas geopolíticas que se le puede atribuir a la actual crisis haitiana es la de un completo abandono por parte de los Estados Unidos y Europa, toda vez que durante el gobierno del entonces presidente Hugo Chávez en Venezuela, uno de los países que apoyó su mandato fue precisamente Haití, que por dicho respaldo se vio beneficiado al igual que la isla de Cuba y Nicaragua, gracias al acuerdo petrolero denominado “Petrocaribe”, por lo que pareciera que los países europeos y Estados Unidos le están cobrando dicha cercanía con el gobierno de Caracas.
Siguiendo este orden de ideas, otra causa de rechazo por parte de la comunidad internacional es el gran volumen de migrantes haitianos que desde finales del pasado siglo XX, han tenido que salir en calidad de refugiados en busca de mejores condiciones de vida, mismos que han optado por Francia, Bélgica y Canadá por compartir el idioma francés precisamente, lo que ha causado un amplio malestar de los países mencionados que han mostrado su incapacidad de brindarles fuentes de empleo, de educación, vivienda, así como seguridad social a los migrantes y sus familias.
Incluso uno de los temas más controvertidos durante el año 2018, fue el rechazo de la administración Trump de miles de haitianos para poder ingresar a través de la frontera que comparte con México entre las ciudades de San Diego y Tijuana, en calidad de asilados políticos bajo el argumento de la inestabilidad social causada a partir del terremoto del año 2010. Esta situación ocasionó que el gobierno norteamericano emitirá un acuerdo mediante el cual se estipuló que para poder otorgar autorización de asilo político, los interesados deben hacer su solicitud antes de ingresar a los Estados Unidos. Es decir, debiendo quedar varados y en el abandono en suelo mexicano y por tiempo indefinido.
Bajo este contexto, el pasado día 6 de febrero el gobierno de la otrora isla “la Española” (en donde llegara Cristóbal Colón durante su incursión en 1492), se declaró en estado de emergencia económica, frente al rechazo e indiferencia de la comunidad internacional, en la que solamente algunas ONG’s y medios de comunicación masivo han levantado la voz por el crisis que se vive en Haití.
Finalmente, surge el cuestionamiento ¿Por qué el gobierno de la Casa Blanca alardea tanto de la ayuda humanitaria brindada a los venezolanos y no voltea a ver a Haití?, la respuesta la encontramos en el obra de Andrés Oppenheimer “Cuentos chinos”, ya que sencillamente Haití como muchos otros países del mundo han dejado de ser relevantes para los intereses económicos de la globalización.
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Referencias:
IPC. (9 de enero de 2018). IPC 2018. Obtenido de Índice de percepción de corrupción: https://www.transparency.org/cpi2018
PNDU. (2018). Índice de Desarrollo Humano 2018. Obtenido de Porgrama de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano: http://hdr.undp.org/sites/default/files/2018_summary_human_development_statistical_update_sp.pdf