Diego Armando Maradona, el luchador incansable contra el establishment del fútbol
- José Edgar Marín Pérez
- 26 noviembre, 2020
- Columnas
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Al escribir estas letras se vive un estado de estupefacción por la muerte de Diego Armando Maradona, no porque la muerte sea un paso que guarde miramientos o excepciones en favor de personalidades como el diez argentino, sino por las hazañas legendarias que le regaló al mundo del fútbol y por qué no, también como actor político.
Una de las características que propios y extraños odiaban de Maradona era que siempre se asumió como una persona de izquierda. Al respecto, he escuchado críticas malsanas al respecto de que era un socialista que amaba vivir como capitalista, pero considero que aunque la persona sea de la más recalcitrante izquierda o derecha, no he conocido individuo que le guste vivir en condiciones infrahumanas, una vez hecho este comentario se advierte que el compromiso con la izquierda latinoamericana que tenía Diego era probablemente por el origen humilde, de barrio, de “lumpenproletariado” en el que le tocó nacer al argentino, un ambiente de contradicciones y contrariedades que tiene sus propios matices en América Latina, aquel en el que la carencia, la escases, la inseguridad, el hacinamiento y el olvido de las clases dominantes son el clima perfecto para el abuso y la dominación, estos últimos factores motivados quizás por una mezcla entre la conveniencia y el silencio de la indiferencia.
La lucha que iniciara en los años 70’s Maradona por salir adelante en el mundo del fútbol es por demás admirable y por si sola constituye un acto de heroísmo. Sin embargo, considero que uno de los hechos que más se admiran de astro del fútbol internacional es su lucha contra el establishment político enquistado en ese deporte, aquel manejado por los magnates dueños del balompié internacional como lo son los dueños de los equipos, que en ocasiones cobran cuotas estratosféricas a los jugadores a cambio de debutarlos, enriqueciéndose fichajes y traspasos de jugadores como si fueran una simple y banal mercancía que pueden desechar cuando les plazca, asimismo los presidentes de federaciones o confederaciones que a cambio de patrocinios, derechos de transmisión o comerciales televisivos con empresas de las más diversas índoles que condicionan a jugadores a fungir como vasallos al servicio de los amos y señores del feudo, para así llegar hasta la verdadera mafia del deporte, los presidentes y líderes mundiales del deporte con más seguidores a nivel global, aquel que en los últimos años de la primer década del siglo XXI se ha visto inmerso en múltiples escándalos de corrupción.
Esta columna no intenta redimir a Maradona de sus problemas de adicciones ventilados por la prensa internacional, hecho que probablemente pudo haber empeñado su carrera deportiva. No obstante, recordando las palabras del mártir del Gólgota, “Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra”, es decir, no se puede juzgar la vida de Diego Armando si no se realiza una introspectiva de los errores y fracasos que personalmente hayamos tenido en nuestro propio tránsito vital, para poder juzgar o señalar con el dedo flamígero, si no somos capaces de admitir que el ser humano tiene virtudes y defectos.
Por el contrario, esta reflexión va encaminada al análisis de ¿Qué tanto la atropellada carrera futbolística del capitán argentino fue por las ideas de izquierda de éste?, ¿Qué tanto el cerrarle el paso en el mundo del deporte fue por la crítica aireada que realizaba en contra de la burguesía futbolística?, como los miembros de la AFA, miembros de clubes como Barcelona de donde prácticamente salió sin asistencia médica después de una brutal lesión, con un traspaso al Nápoles con muchos claroscuros (como el supuesto vínculo entre el club y la camorra o mafia italiana instalada en dicha ciudad), con las presiones del entrenador Bilardo para que en plena concentración del mundial de México 1986 el zurdo saliera a fiestas para complacer a personalidades de la farándula, o el constante bloqueo de los líderes de la FIFA, como las suspensiones de las que fue objeto como jugador y el rechazo hacia su persona en su faceta como entrenador de la albiceleste en el mundial de Sudáfrica 2010, así como de diversos clubes.
Para nadie es desconocida la amistad de Maradona con actores políticos de izquierda sumamente criticados como los fallecidos presidentes Fidel Castro de Cuba, Hugo Chávez de Venezuela, así como su cercanía a otros líderes y pensadores de izquierda como Nicolás Maduro, Nelson Mandela, Pepe Mujica o Gabriel García Márquez; sólo por citar algunos, su rechazo a la invasión británica a las islas Malvinas durante los años 80’s del pasado siglo XX, o su crítica contra las políticas imperialistas y colonialistas de Estados Unidos en el continente americano, lo que le atrajo el rechazo y el descredito del poder hegemónico.
Finalmente, sean estas líneas en Trinchera Global un pequeño homenaje sí para el titán del fútbol, pero también para el actor político, para el individuo que desde el micrófono ilustraba con sus anécdotas en el mundo deportivo, pero sobre todo para quien señaló la injusticia de las naciones que influidas por el mercantilismo avalaron que hoy el deporte de los 22 jugadores sobre la cancha sea justamente como lo describió Eduardo Galeano: “el fútbol es música del cuerpo, fiesta de los ojos, y uno de los negocios más lucrativos del mundo”.
Por eso y mucho más, gracias Diego.
Twitter: @EdgarMaPe