¿Macro simulacro?
- Julián Chávez Trueba
- 22 enero, 2020
- Columnas
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Resulta obvio decir que México tiene una vasta experiencia en desastres causados por los sismos; también resulta obvio pensar que contamos con todos los insumos y herramientas que nos permitan atender cualquier tipo de desgracia proveniente de un sismo; todo esto claro, derivado de tantos sismos que de magnitudes importantes, han sido frecuentes; pero lo que lamentablemente no resulta tan obvio es que nuestra cultura tanto de prevención, como del “qué hacer” y la planificación de las actuaciones en los sismos no ha mejorado en nada desde hace ya muchos años. ¿no me creen? Entonces, antes de seguir leyendo, pregúntele a su compañero, amigo más cercano, si sabe qué hacer en cuanto empieza a sentir el movimiento de la tierra. Prácticamente todos responderán “camino, no grito, no empujo” y nada más alejado de la verdad.
El día lunes se realizó un simulacro en punto de las 11:00 horas, que sin duda cumplió el objetivo más grande, el evidenciar con precisión las deficiencias con las que ejercitamos dicha protección, es decir, el observar en qué estamos mal.
Debo decir que la gran mayoría de las personas atienden las recomendaciones del personal que los motiva a participar en el simulacro, con orden y obediencia, pero muchas veces la carencia se encuentra en todo lo demás, en las herramientas omisas, en el personal supuestamente capacitado y el escenario.
En primer lugar, la mayoría de los inmuebles (sobre todo aquellos de gobierno) no cuentan con la señalización correspondiente, la gente no sabe dónde está su zona segura, no se indica la zona de resguardo y el personal de protección civil no está identificable ni con un moñito en el brazo. En el hospital del ISSEMYM sonó la alarma sísmica y se tardó el desalojo un poco más de 5 minutos (y de manera incompleta), cuando el plazo entre la alarma y la sensación de movimiento es mínimo de 2 minutos y medio. Personal de protección sin identificador, no se siguieron las rutas de evacuación y cada quien se movilizó con cierto orden, por donde mejor supo. La mayoría de los inmuebles del sector central de gobierno cuentan con espacios tan reducidos y saturados que muchas veces lo más rápido es saltar sobre los escritorios antes de salir calmadamente. No existe personal capacitado porque se piensa que las juntas que se hacen al respecto son una pérdida de tiempo.
Es decir, que cuando “México” debiera ser obviamente sinónimo de Fortaleza ante Sismos, resulta que no es así. Muchas veces en Toluca no se escucha alarma y lo primero que hacemos al momento de sentir un temblor es correr a la salida, cuando sabemos que el protocolo es resguardarse en una zona segura puesto que al caminar o correr con el movimiento telúrico, se puede provocar una caída y, por ende, un bloqueo en la salida.
Este pues es un llamado a las autoridades en materia de Protección Civil, para que eleven sus estándares de exigencia sobre todo con las oficinas gubernamentales, que son las más necesitadas, para que impongan una adecuada señalización, insumos, material, distintivos y herramientas para hacer simulacros bien organizados y atender una a una las necesidades de todo el personal susceptible de sufrir algún infortunio. En algunas ocasiones, no existe ni en gobierno municipales algún reglamento claro que se aplique en materia de protección civil y bomberos. Muy lamentable.