EL VALLE DEPORTIVO
- Pedro Eric Fuentes López
- 31 julio, 2019
- Columnas
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Se me han quedado impregnadas dos situaciones bastantes asertivas y que tiene que ver con la realidad del deporte en nuestro país. La primera de ellas es la expresión de una amiga a través de las redes sociales donde me hace un comentario de que mejor elevemos la calidad de los resultados por encima de los desmerecimientos que han azotado a toda la nación en materia deportiva. Tiene razón, de hecho, total y absolutamente, sin embargo, no podemos dejar de lado tanta aberrante realidad que nos involucra a todos los que de alguna u otra forma estamos ligados a los distintos procesos que son reales, en mi opinión esta desangelada situación se produjo no solo con un cambio de administración, no amigos, la verdad aunque duela e incomode tiene un arrastre de varios años de malos manejos, de preferencias, de dotación a quienes más cerca están, a los que se forman en primera fila y son ciertos fanáticos y en consecuencia portadores de creencias que nos les permitió ver más allá de sus propio beneficio; están también aquellos serviles que solo usan la plataforma deportiva para sacar el mayor provecho y por supuesto, infortunadamente, existen los caza oportunidades que vigilan cual vil zopilote la menor chance para brincar sobre su presa y originar una tremenda carroñera atroz en pos de salir de las sombras, aún a costa de muchos, pero créanme de muchos buenos conceptos que existen.
Insisto, la realidad no se puede ocultar y es sinónimo de coraje e impotencia. Lastimar el entorno más lastimado creo que ya no se pude o mejor dicho, ya no se debe, porque hoy en día lo único y mejor que se tiene que hacer es emerger como el ave Fénix y limpiar la porquería que ha quedado. De que se puede se puede! Es cuestión de unir talento, consolidar equipos de trabajo capaces de enaltecer la política de la Cultura Física y Deporte en el país, de no claudicar por alcanzar los mejores mecanismos de detección de talentos, de encausarlos sanamente y proveerlos de las herramientas necesarias para su buen y mejor desempeño. Soy un ferviente creyente de que todo esto se puede hacer en medida de que se alejen los vividores y se apueste con todo por generadores de oportunidades de expansión y valores deportivos que nos trasladan inmediatamente a un futuro inmediato de mejor forma. Lo demás está visto, se ha puesto el dedo en la llaga en infinidad de ocasiones, basta ya de tanta cursilería a la hora de poner y colocar excusas a lo loco, mi padre decía que no se puede tapar el sol con un dedo y vaya manera de captarlo. ¡Lo seguiré diciendo, lo mejor está por venir!
La segunda. Es la inmejorable oportunidad en estos momentos que tiene los deportistas y atletas mexicanos en su aventura por Lima, Perú, con motivo de los JJPP, en donde han demostrado que a pesar de los pesares cuando uno está bien cimentado en sus valores y conceptos claros de bonanza tanto personal como colectiva y que impacte en beneficio de la sociedad, se hace todo lo imposible por alcanzar la meta y cuando se cruza esa línea de la excelencia, no queda más que reconocerles el fruto de tantas horas de entrenamiento, de sueños rotos y/o frutados, de un sin fin de temas que solo hace que el sabor del podio sepa a auténtica gloria.
Existen varios ejemplos de lo antes descrito, pero, sin lugar a dudas, lo que tiene que atraparnos es la posibilidad latente de que nuestros compatriotas quienes se la están partiendo auténticamente, saquen la casta y el honor por demostrar que los problemas extradeportivos son mero pasaje para elevar la condición de unión y establecer los nuevos puntos para un mejor trazado nacional en el corto, muy corto tiempo. Hoy queda demostrado que la consecución de metales obedece única y exclusivamente a los atletas y su personal más cercano y a sus familias, que no vengan ahora los de pantalón largo a querer ceñirse el laurel porque eso sería ya el colmo de los colmos.
Sigo afirmando categóricamente que no hay nada mejor que el deporte para combatir cualquier mal que afecte a la sociedad, que las viejas costumbres de desterrarán a la brevedad por el ejemplo claro y tenaz que ha imperado en aquellos que radican su esfuerzo, tenacidad, enjundia y amor propio a través de sus disciplinas deportivas. Hoy se está cerca de superar números y metales, pero eso solo debe servir de envión, de aliciente y de dejar de una buena vez por todas esas absurdas y dañinas artimañas que enlodan al deporte mexicano.
¡Amigos, hoy es el día!
Pásenla bien