SIN TON NI SON
- Francisco Javier Escamilla
- 18 julio, 2019
- Columnas
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Dentro de dos días se van a cumplir 50 años de uno de los acontecimientos más importantes en la historia de la humanidad: el hombre pisó la luna. Hay quienes hoy en día ponen en tela de juicio que este evento haya sucedido en realidad, pero para quienes somos optimistas este suceso nos invita a reflexionar en la capacidad del hombre, tan pequeño, de realizar gigantescas hazañas. Conservo una reproducción de la primera plana de The New York Times del 21 de julio de 1969, y verla produce una emoción inenarrable. El encabezado a ocho columnas y con triple renglón señala: EL HOMBRE CAMINA EN LA LUNA. ASTRONAUTAS ATERRIZAN EN LLANURA; RECOLECTAN ROCAS, PLANTAN LA BANDERA. Y se aprecian tres fotografías, en blanco y negro, donde se ve a Neil Armstrong de frente con el reflejo en su casco del otro astronauta, Edwin Aldrin, y del módulo lunar que los llevó a la superficie de la luna en la primera foto. En la segunda se ve a Armstrong a un lado de la bandera de Estados Unidos clavada en la arena lunar y en la otra fotografía se aprecia el módulo lunar y un astronauta. En todas las fotos se aprecia claramente el horizonte con un fondo negro, como cielo lunar.
Esta primera página del New York Times de esa fecha menciona que “Dos americanos, astronautas del Apolo 11, dirigieron su frágil módulo lunar, de cuatro patas, suavemente y con seguridad para el histórico aterrizaje ayer a las 4:17:40 P.M. hora del este. Neil A. Armstrong, el comandante civil de 38 años de edad se comunicó por medio de señal de radio, a la tierra y a la sala de control de la misión: <<houston, base=”” tranquilidad=”” aquí,=”” el=”” Águila=”” ha=”” aterrizado=””>>”.
“Cerca de seis y media horas después, Armstrong abrió la escotilla de aterrizaje, bajó lentamente los peldaños de la escalera y relató cómo él plantó la primera huella humana en la corteza lunar a las 10:56:20, diciendo la frase histórica “THAT’S ONE SMALL STEP FOR MAN, ONE GIANT LEAP FOR MANKIND” (es un pequeño paso para el hombre, un salto gigante para la humanidad).
Mientras tanto una cámara de televisión, plantada fuera del módulo, transmitía cada movimiento a una excitada y atemorizada audiencia de cientos de millones de personas en la tierra”.
¡Fascinante! A mí me entusiasma. Creo que el hombre puede hacer más cosas buenas que malas. Creo que la delincuencia, las guerras por dinero o por poder son la mala cara del ser humano. Pero, alguien me dijo una vez que no debemos sentir que el ser humano es insignificante ante los terremotos, huracanes, tempestades, ante una montaña inmensa o un gran cañón, sino por el contrario admirar a ese ser que, con menos de dos metros de estatura, es capaz de construir una pirámide, un edificio de cien pisos, una hermosa ciudad, traer agua de otras cuencas, atravesar un cable a través del océano para mejorar nuestra comunicación, o posarse en la luna.
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