Joe Biden y la lucha demócrata que se avecina
- José Edgar Marín Pérez
- 2 mayo, 2019
- Columnas
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Hace algunos meses escribía sobre el “destape” de la precandidatura demócrata a presidencia de los Estados Unidos del senador por el estado de Vermont, Bernie Sanders, un político que ha acaparado los reflectores por sus propuestas que han llegado a rayar en una versión moderna de socialismo. Sin embargo, vale la pena resaltar que no es el único aspirante en la carrera del partido del “burro” (animal con el que suele representarse gráficamente al partido demócrata desde 1879), ya que hasta la primer quincena de abril nueve aspirantes más se encontraban en la contienda.
En este sentido, el pasado día 25 de abril de 2019 un nuevo actor político ha venido a sumarse a la lista de aspirantes, un personaje con una trayectoria y solidez política incuestionable, me refiero a Joe Biden quien fuera el 47° Vicepresidente de los Estados Unidos (durante los dos periodos presidenciales de Barack Obama), quien por cierto buscará la candidatura demócrata a la presidencia del país de las barras y las estrellas por tercera vez en su vida (1988, 2008 y 2020).
Político perseverante e impetuoso como él mismo se define en su auto biografía (Biden, 2007, p. 22), fungió como Senador por el Estado de Delaware desde 1973 y hasta 2009, siendo reconocido por formar parte de varios comités al interior de dicho cuerpo legislativo, así como por el papel protagónico que tuvo en la promulgación de la Violent Control and Law Enforcement Act (Senate & Representative, 1994), (también conocida como Ley Biden contra la delincuencia o el crimen), marco jurídico en el que se incorporaron nuevas figuras delictivas que pueden ser castigadas hasta con pena de muerte en EUA. Este hecho lo catapultó para ser reconocido no sólo por sus partidarios o por los republicanos, sino también por representantes extranjeros de países miembros de la OTAN y la INTERPOL.
Un hombre que se ha distinguido por su gran capacidad como negociador principalmente en los ocho años que fungió como Vicepresidente, toda vez que basta recordar que de acuerdo a la Sección Tercera del artículo 1, de la Constitución de los Estados Unidos de América, el Vicepresidente es quien preside los trabajos del Senado, siendo un verdadero interlocutor entre la administración pública y el poder legislativo, sobre todo en los primeros años de la administración Obama que recibió un país sumido en el caos financiero de la crisis de las hipotecas subprime y en el descrédito por las invasiones en Afganistán e Irak orquestadas por la administración de George W. Bush (como respuesta a los ataques del 11 de septiembre y de la presunción de la existencia de armas de destrucción masiva, respectivamente).
Entre sus principales gestiones destacan la promulgación de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (Obamacare), que es la base del programa asistencialista en materia de salud para todos aquellos que carecen de seguro médico privado en los Estados Unidos (sumamente criticado por la administración Trump), así como el apoyo brindado a la administración Obama en la operación efectuada en Pakistán que culminó con la vida de Osama Bin Laden, así como el acercamiento del gobierno de EUA con Cuba, quienes no sostenían encuentros diplomáticos desde los años 50’s del pasado siglo XX, lo que le valió el profundo reconocimiento y distinción del presidente Barack Obama quien en el año 2017 le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad.
No obstante, el punto negativo que tendrá que enfrentar Joe en su carrera a la presidencia serán la serie de acusaciones de Amy Lappos, DJ Hill, Caitlyn Caruso y Lucy Flores, quienes han manifestado públicamente que en otrora el ahora precandidato tuvo contactos físicos inapropiados con ellas.
Sin embargo y en otro orden de ideas, la precandidatura de Biden parece ser un llamado urgente del “establishment” al interior del partido demócrata, al lanzar a un político connotado más cercano a la “tradición liberal” (del grupo encabezado por los Clinton y Obama), quienes sin menospreciar a los demás contendientes (muy rezagados en las preferencias electorales), ven en la figura de Bernie Sanders una posible candidatura (que aunque atractiva para un amplio sector de la población norteamericana), tienda a dividir al propio partido demócrata por las posturas socialistas y socialdemócratas (rayando incluso en el radicalismo) de Sanders, quien ya ha atraído las criticas del propio Donald Trump.
Finalmente y aunque parezca muy aventurado, 2020 traerá para los delegados y superdelegados del partido demócrata una lucha de poder a poder de cara a la Convención Nacional de julio de ese año, en donde habrá de ser “ungido” su próximo candidato presidencial.
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Referencias:
Biden, J. (2007). Promises to keep, on life and politics. New York, Estados Unidos: Random House.
Senate, & Representative, H. (1994). Violent Crime Control and Law Enforcement Act. Ley, Senado y Cámara de Representantes de EUA.