POLÍTICA AMBIENTAL

Me permito comentarles amables lectores que he terminado de leer “El existencialismo es un humanismo”, obra del filósofo francés Jean Paul Sartre basada en una de sus ponencias, considerada el manifiesto del existencialismo y que es un clásico del pensamiento occidental del siglo XX.
Pero se preguntarán: ¿qué tiene que ver la filosofía y las políticas ambientales? Recordemos que la filosofía “es el conjunto de reflexiones sobre la esencia, las propiedades, las causas y los efectos de las cosas naturales, especialmente sobre el hombre y el universo”. Así pues, considero que para conocer las causas de la problemática ambiental que se vive en nuestro planeta, es válido apoyarnos en la filosofía.
La premisa básica que expone Sartre en su manifiesto es que la existencia precede a la esencia del ser humano y esta existencia debe ser vivida para ser verdaderamente sincera. En otras palabras, “el hombre se hace, no nace” así como “nadie experimenta en cabeza ajena”.
Nuevamente cito textualmente a Sartre: “Vivir como existencialista es aceptar pagar por esta doctrina y no imponerla con libros. Si usted quiere que esta filosofía sea verdaderamente un compromiso, debe dar cuenta de ella a las personas que la discuten en el plano político o moral”.
De lo anterior escrito, aventuro la siguiente aseveración: el ser humano desde su nacimiento se desadapta de su equilibrio con el ambiente a partir de la influencia que recibe de otros humanos ya alienados a las doctrinas religiosas, económicas o de pensamiento que le son impuestas, algo que seguramente parece obvio. “Creced y multiplicaos”, es un ejemplo del adocrinamiento de la religión católica, a diferencia de las creencias religiosas del oriente que promueven un equilibrio con el ambiente. Sin embargo, países como el Japón, India u otros donde se practica el budismo, también tienen fuertes problemas ambientales, así evidentemente la conformación de la esencia del humano es multifactorial.
Otra conclusión del texto en comento, aplica a las tendencias actuales de los movimientos ambientales. Los cambios de comportamiento y preservación del ambiente no se imponen con libros o con textos como la presente columna. Más bien, debe de existir un activismo de quienes comulgan con el cuidado del ambiente, en donde haya discusiones y convencimiento, además de predicar con el ejemplo.
Sartre reconoce que el ser humano debe desandar mucho de los procesos que forman su deformada esencia basándose en la continua reflexión y autoanálisis a fin de volver a ser humanistas y con ello tener al ser humano o al yo, como centro de sus pensamientos.
El espacio de esta columna es poco para todas las reflexiones derivadas del existencialismo, por lo que les sugiero leer y releer a Sartre.
PIENSA GLOBALMENTE, ACTÚA LOCALMENTE
Te invito a reflexionar sobre tu persona y evolución. Analiza a tus hijos en sus diferentes edades. ¿Cuándo dejaste de tener respeto al ambiente? ¿A partir de que eventos, actividades o que personas, empezaron las malas costumbres o malos hábitos ambientales?
Luego de ello, quizá sea conveniente hacer caso a Jean Paul Sartre y desandar lo aprendido para volver a los inicios de nuestra existencia y cambiar nuestra esencia, antes de que sea demasiado tarde.
Reciban un abrazo de su amigo, Luis Eduardo Mejía Pedrero. Comentarios al correo [email protected] Twitter @cuencalerma o por Facebook