El reconocimiento de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, la última burla del movimiento sionista
- José Edgar Marín Pérez
- 11 abril, 2019
- Columnas
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El pasado 25 de marzo el presidente norteamericano Donald Trump, reconoció mediante una proclamación la soberanía de Israel sobre los Altos del Golán, una meseta de 1,800 kilómetros cuadrados de los cuales actualmente 1,200 kilómetros cuadrados se encuentran ocupados militarmente por Israel, 235 km² por fuerzas de la ONU y el resto por Siria. Un reconocimiento que cimbró nuevamente a la comunidad internacional que desde hace varias décadas se ha pronunciado en contra de la ocupación sionista de este territorio.
Pero, ¿Cómo es la historia de la ocupación israelita de los Altos del Golán?, para responder esta pregunta debemos remontarnos hasta el año de 1967 a la denominada “guerra de los seis días”, un ejercicio militar que enfrentó a Israel (apoyado por los Estados Unidos de América) contra una coalición árabe conformada por Egipto, Jordania, Irak y Siria, teniendo como finalidad hacerse a través de la fuerza de un territorio para el pueblo judío (con toda la reminiscencia religiosa que el caso conlleva). Control militar y dominación que posteriormente en el año de 1973 volvió a enfrentar a Egipto y Siria frente a Israel (nuevamente apoyado por EUA), en la denominada “guerra del Yom Kipur”, quedando nuevamente dicho territorio bajo el control mayoritario de Israel.
Bajo este orden de ideas, durante años además del control militar israelita de esta franja de tierra, se estima que habitan ahí alrededor de 20,000 judíos y 20,000 árabes drusos de nacionalidad siria (Marchesin, 2016). Sin embargo, tal y como sucede en otras zonas ocupadas por Israel como la franja de Gaza en Palestina, los drusos del Golán son considerados como núcleos de población beligerante cercanos a grupos subversivos como el Estado Islámico (ISIS), Hezbolá, Hamás y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Bajo este tenor, Daniel Bar-Tal investigador de la Universidad de Tel Aviv, considera que la dominación de sionista de los Altos del Golán obedecen a una expresión de patriotismo israelí, es decir, “como el cumplimiento de un derecho judío a volver a su antigua patria y de cara a asegurar la existencia del Estado” (Bar-Tal, 1995, pág. 51). No obstante, quedarnos con una explicación como ésta sería sumamente simplista a la luz de la geopolítica, toda vez que los Altos del Golán significan un campo estratégico para vigilar al vecino régimen sirio de Bashar al-Ásad muy cercano al gobierno ruso de Vladimir Putin y chino de Xi Jinping quienes “buscan controlar zonas de influencia relevantes que afectan su seguridad y la de sus aliados, preservar la posición de poder adquirido mantener cierto nivel de prestigio, controlar los recursos energéticos, el dominio de sus rutas y los contratos comerciales” (Ghotme & Ripoll, 2014, pág. 53), al igual que la cercanía con el régimen iraní presidido por Hasan Rohaní, gobierno que desde la época de Mahmud Ahmadineyad ha apoyado al gobierno sirio contra ISIS, condenando también los ataques en dicho país por parte de los países miembros de la OTAN. Bajo este tenor y no menos importante, el dominio israelí sobre los Altos del Golán significa controlar el poder político y militar de Jordania y cualquier ataque como en otrora proveniente del Líbano.
Sin embargo, el anuncio del reconocimiento de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán por parte del gobierno de Washington (de forma unilateral y sin el consenso internacional), llega en un momento de vital importancia para el primer ministro Benjamín Netanyahu quien después de las elecciones del pasado 09 de abril de este año, parece enfilarse hacia un quinto mandato al frente del gobierno israelí, pese a haber empatado en igual número de escaños con su rival Benny Gantz, pero que con el voto de las fuerzas políticas aliadas del partido Likud (partido político de Netanyahu), podría posicionarlo para conservar el gobierno pese a las múltiples acusaciones de corrupción que enfrenta y la serie de concesiones geopolíticas que ha tenido que hacer frente al gobierno de “papá Trump”.
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Referencias:
Bar-Tal, D. (1995). La monopolización del patriotismo. Psicología Política(11), 41-67. Recuperado el 2019 de abril de 10, de https://www.researchgate.net/profile/Daniel_Bar-Tal/publication/267420489_LA_MONOPOLIZACION_DEL_PATRIOTISMO/links/55f6dc8008aec948c462fa5c/LA-MONOPOLIZACION-DEL-PATRIOTISMO.pdf
Ghotme, R., & Ripoll, A. (Julio-Diciembre de 2014). Las relaciones internacionales de la guerra civil siria: Estados Unidos y Rusia en la lucha por el poder internacional. Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad, 9(2). Recuperado el 10 de abril de 2019, de https://www.redalyc.org/html/927/92731753003/
Marchesin, S. (2016). Los irreductibles drusos del Golán. Le monde diplomatique(252). Recuperado el 10 de abril de 2019, de https://mondiplo.com/los-irreductibles-drusos-del-golan