SIN TON NI SON

Al día de hoy se está propagando un nuevo virus a nivel mundial (el coronavirus) para el cual, por ser nuevo, aún no se conoce una vacuna que prevenga su diseminación. Pero qué es y cómo funciona una vacuna, es el tema que voy a abordar en esta ocasión.
Las vacunas disponen al cuerpo para enfrentar las enfermedades. Generalmente están compuestas por gérmenes debilitados o muertos, o lo que es lo mismo, es otra representación de la enfermedad, solo que en una expresión de menor intensidad. Cuando el sistema inmunológico de un ser humano es alertado con la introducción de la vacuna (gérmenes debilitados) este sistema produce anticuerpos específicos para atacar esta enfermedad, a la cual vencen con poca dificultad. Posteriormente, si el cuerpo se enfrenta a el mismo mal saca de su memoria la información producida cuando atacó a la vacuna y utiliza los anticuerpos que creó en su momento para sanar con mayor facilidad.
Las vacunas se inventaron en 1796, en Europa ya que en esa época la epidemia de la viruela se estaba expandiendo por todo el continente. El médico Edward Jenner nacido en 1749, se percató que las mujeres que ordeñaban a las vacas a veces contraían la viruela bovina, una forma imperfecta de la viruela que azotaba a Europa, y que estas mujeres no eran susceptibles de contraer la viruela. El experimento de Jenner consistió en extraer fluido infectado de una de esas mujeres y se lo inyectó a un niño granjero de 8 años de edad, quien contrajo la viruela bovina, pero se recuperó en un lapso muy corto. Posteriormente Jenner inyectó viruela al joven granjero y esta vez no adquirió la enfermedad, llegando a la conclusión de que la viruela bovina protegía de la viruela y es así como se inventó la vacuna, con el virus de la viruela bovina, para proteger de la viruela. De hecho, la procedencia de la palabra vacuna es derivada del latín “vacca” o “vaca”.
Las vacunas han servido para proteger al ser humano de enfermedades, algunas verdaderamente mortíferas, como por ejemplo las paperas, el sarampión, la rubeola, ya se mencionó la viruela, la tuberculosis y la tos ferina.
Es de notarse que, al inicio, cuando se descubrieron las vacunas y se puso en marcha su aplicación masiva, las iglesias, tanto católica como protestante, se opusieron a que fueran utilizadas y aplicadas. Tal era el arraigo de las creencias religiosas que el presidente de la Universidad de Yale, Timothy Dwight, señaló en una ocasión: “Si Dios ha decretado desde la eternidad que una persona determinada debe morir de viruela, sería un pecado horroroso evitarlo y anular ese decreto mediante el truco de la vacunación” ¿Cómo ven?

Comentarios: [email protected] Twitter: @_copitoo