La “Ostalgie”, ¿La añoranza del totalitarismo o de la justicia social?

El pasado 09 de noviembre se cumplieron treinta años de la caída del Muro de Berlín, que dividió Alemania en dos hemisferios durante 28 años, el occidental o República Federal de Alemania con capital en Bonn y bajo un régimen económico capitalista y bajo la tutela de los Estados Unidos, Francia y Reino Unido, mientras que el oriental o República Democrática Alemana cuya capital se encontraba en Berlín del Este, con un régimen económico socialista y bajo la tutela de la antigua Unión Soviética y el Pacto de Varsovia.
Por azares del destino, hace casi diez años tuve la oportunidad de ser becado por el gobierno alemán para estudiar en dicho país, situación que me permitió conocer la “Ostalgie”, un fenómeno social sumamente interesante.
La “Ostalgie” es un neologismo alemán conformado por las palabras “ost” (este en alemán) y “nostalgie” (nostalgia), pudiendo entenderlo como el sentimiento de melancolía y añoranza por la vida en la extinta República Democrática Alemana. Para Susan Steward, “[…] la nostalgia funciona para evitar discusiones sobre problemas actuales, sirve para construir un pasado más idílico” (Sadowski-Smith, 1998, pág. 1). Para entender mejor el significado de este fenómeno, se advierte que la Ostalgie, lleva consigo una remembranza nostálgica hacia el Estado marxista – leninista de la RDA, es decir, de todo el constructo del aparato sociopolítico y económico con aspiraciones comunistas.
La Ostalgie surgió a partir con la culminación de la guerra fría y particularmente con la reunificación alemana en 1991, después del difícil proceso en la asimilación de la nueva realidad alemana por parte de los pobladores de la antigua RDA, mismo que estuvo marcado con la pérdida del valor monetario del Ostmark (marco alemán de la RDA) en el proceso de adopción de un sola moneda para toda Alemania, la desaparición de productos y marcas comerciales del este (preponderantemente pertenecientes al Estado), así como el ingreso a una forma de vida capitalista.
Estos acontecimientos trajeron consigo la perdida de múltiples empleos de los pobladores de la extinta RDA, debiendo someterse a una dinámica desconocida inmersa en una sociedad que consideraban desigual, por carecer de la experiencia, educación y prácticas propias de la economía de mercado.
Cabe resaltar que la Ostalgie encontró en el cine un medio de difusión destinado a criticar y minimizar el socialismo existente en la Alemania oriental, surgiendo obras fílmicas como: Kleinruppin Forever (2004), La vida de los otros (2006) o la aclamada Good Bye, Lenin! (2003); sólo por mencionar algunas. No obstante, lejos de provocar miedo o rechazo a la forma de vida de la zona del este, la Ostalgie “[…] despertó la comprensión e incluso simpatía, otros la utilizaron para idealizar a la RDA y rechazar la reunificación” (Ahbe, 2017, pág. 10), precisamente esa empatía no prevista fue la que dejó perplejas a las autoridades de la nueva Alemania lideradas por el canciller Helmut Kohl, pero también a la sociedad occidental que no alcanzaba a comprender el arraigo de la sociedad de la extinta RDA por sus símbolos, valores y forma de vida antes de la caída del muro.
Algunas críticas que ha tenido la Ostalgie, es que es la apología de un sistema totalitario, centralista, represor, policial (tal fue el caso de la Stasi), que ensalzó la figura política de Walter Ulbricht (artífice de la construcción del Muro de Berlín) y Erich Honecker, marxista de cepa fiel a sus ideales socialistas.
En otro orden de ideas, surge el cuestionamiento ¿Cómo es que los “ostálgicos” mantienen vivo el recuerdo de la RDA?. A manera de respuesta, no sólo el cine ha sido el vehículo de esa melancolía, sino también los museos que se han creado en Alemania, la lucha emprendida por mantener en las calles berlinesas a Ampelmännchen, el rescate de los automóviles Trabant 601, la venta de uniformes y demás implementos militares del Ejército Popular Nacional y la difusión del himno de la RDA que aún puede escucharse a través de la página de YouTube, traducido a múltiples idiomas, en una acción de verdadera glorificación.
Sin embargo, lejos de estas manifestaciones de desolación por un sistema que se fue, los “ostálgicos” extrañan la solidaridad, el sentimiento de fraternidad, el patriotismo, la justicia social en los planes educativos, el asistencialismo estatal, la ausencia de racismo y el gran amor al medio ambiente, factores que en muchos casos el capitalismo ha dejado a un lado.
Finalmente, recuerdo las palabras de unos amigos berlineses que al cuestionarles sobre la reunificación alemana, me respondieron en un ejemplo claro de Ostalgie: ¡¡En la RDA todos éramos iguales, tal vez es tal vez no éramos ricos, pero éramos felices!!
Twitter: @EdgarMaPe
Referencias:
Ahbe, T. (2017). OSTALGIE. Moscú: Friedrich Naumann Stiftung Für die Freiheit.
Sadowski-Smith, C. (1998). Ostalgie: Revaluing the Past, Regressing into the Future. (W. University, Ed.) GDR Bulletin, 25(1), 1-5.