Y después del triunfalismo electoral aún seguía prendida la aplanadora.

Una vez que ha pasado la embriaguez del triunfalismo electoral del pasado 06 de junio, es tiempo de analizar estratégicamente lo sucedido en dichos comicios, ya que como era de esperarse las autoproclamaciones victoriosas fueron una constante de ganadores y perdedores por igual, aunque también debe reconocerse la madurez de ciertos actores políticos que en un ejercicio de honestidad aceptaron sin tapujos su derrota en las urnas.
En este orden de ideas, desde el domingo pasado los medios de comunicación televisivos se encargaron de establecer la retórica de una victoria de la Alianza va por México que vendrá a dificultar el ejercicio del poder público al gobierno de Presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo en los hechos esto no es así.
Por principio de cuentas, ciertamente la coalición “Va por México” (integrada por el PRI, el PAN y el PRD), aumentó su presencia en la configuración de lo que habrá de ser la siguiente integración de la Cámara de Diputados Federal, sin embargo, ese aumento fracasó en el propósito central de dicho agrupamiento que era cerrarle el paso a que las fuerzas políticas integradas a la Coalición “Juntos haremos Historia”, para que no dispusiera libremente del presupuesto de egresos de la Federación para el mantenimiento de los programas sociales del actual gobierno y de paso ponerle una zancadilla a las macro obras del actual gobierno federal, toda vez que aunque pierde la mayoría calificada, no pierde la relativa, es decir, que el presupuesto habrá de seguir siendo definido por el grupo mayoritario en la Cámara de Diputados durante los próximos 3 años.
Por otro lado, si bien es cierto, se dio un retroceso de la Coalición Juntos haremos Historia en las alcaldías de la Ciudad de México, en los municipios del Estado de México, en ciudades capitales como Guadalajara, Monterrey, Toluca, Puebla y Mérida, por citar algunas, así como en algunas legislaturas locales, lo cierto es que, los verdaderos liderazgos políticos se tejen en el ámbito local y no así en el federal, para muestra está la victoria en Baja California Sur, una entidad en la que no gobernaba la oposición desde finales de los años 80’s del pasado siglo XX, habiéndose consolidado como un bastión prácticamente inamovible de la derecha y hoy les fue arrancado estrepitosamente.
Bajo este entendido, de acuerdo a los Programas de Resultados Electorales Preliminares (PREP), de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES), al momento se estima que MORENA se ha alzado con la victoria en 10 entidades federativas, de las cuales sólo gobernaba en una, tal es el caso de Baja California (volviendo a obtener el triunfo en dicha demarcación), peleándose aún la aparente victoria (al menos así lo demuestra el PREP del IEEC), en el hermano estado de Campeche, que dicho sea de paso, en la última Trinchera Global se vaticinó que sería la elección más competida, por lo que en caso de confirmarse se sumaría una entidad más, elevando el número a 11 entidades federativas, recordando que en San Luis Potosí el ganador fue un candidato abanderado por otra fuerza de izquierda como lo es el PT en coalición con el PVEM, por lo que en estricto sentido el PAN obtuvo victorias en los estados de Chihuahua y Querétaro, tradicionalmente bastiones políticos de dicha fuerza política y Movimiento Ciudadano conquista el Estado de Nuevo León, dejando al PRI y al PRD sin ninguna victoria estatal en este proceso electoral.
Ahora bien, de acuerdo a lo anterior, para 2022 MORENA estará gobernando en 17 estados de la república, es decir, estará decidiendo los destinos de poco más de la mitad de los estados que componen los Estados Unidos Mexicanos, el PAN en 8, el PRI en 4, Movimiento Ciudadano en 2 y PT – PVEM en 1, y con ello el manejo de recursos que le son ministrados a las entidades federativas a través del Sistema Nacional de Coordinación Fiscal.
Finalmente, el verdadero músculo político – electoral nacional lo seguirá teniendo MORENA, por lo que sí las fuerzas de oposición piensan que le pusieron un alto al Presidente López Obrador y su cuarta transformación es simple y banal retórica, ya que con la llegada del próximo Gobernador del Banco de México que habrá de ser el exsecretario Arturo Herrera Gutiérrez, no hace falta que haya reforma electoral para reconfigurar al Instituto Nacional Electoral (INE), situación que preocupaba al INE y a los partidos políticos, basta con armar un esquema de control vía la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la Unidad de Inteligencia Financiera, el Banco de México y la Fiscalía General de la República, para cerrarle la llave de los recursos públicos, así como a cualquier amenaza en el manejo “discrecional” de este tipo de fondos tanto al INE como a los propios partidos políticos.
Twitter: @EdgarMaPe