Sin políticos de hoy

En estas nuevas elecciones que serán las más grandes de la historia, no por otra cosa sino porque se juntarán muchas elecciones estatales y por supuesto que somos mucho más en el padrón electoral, nos vamos a encontrar con una boleta plagada de personalidades y no de políticos, pero ¿por qué se da este fenómeno? vamos a hacer un análisis de la razón.
En las últimas fechas los mexicanos nos hemos visto envueltos en una constante sensación de desilusión, el partido que prometió un cambio de régimen, demuestra que no ha sido un cambio sino un retroceso, donde se ha priorizado la imagen sobre la tarea sustantiva de cualquier gobierno que es la de buscar el bienestar de la sociedad. MORENA ha demostrado que es más de lo mismo y con ello se ha llevado nuestra esperanzadora idea de un político respetable. Debido a ello, los partidos han buscado personas que sean por decirlo así, “personalidades” y no políticos, de alguna forma demostrando que no son lo mismo, que proponen personajes diferentes a los políticos de siempre (y así confirman la propia idea de que los políticos ya están sucios), porque estas personalidades son más “cercanos” a la gente.
Por todo esto se presenta un circo en lugar de una boleta electoral respetable. La popularidad le ha ganado a la responsabilidad, la elección de los dirigentes se rige por el nivel de fama en lugar de los logros o ideologías; sin embargo la culpa no es solamente de los políticos, (un poco por no mejorar, ni madurar) la culpa también es nuestra (de la misma forma en la que tenemos reggaetón por todos lados), el mercado se mueve a su consumidor, es decir, como nos ha gustado el show antes de la ideología, la oferta es así evidentemente, pobre.

Pero ahora ¿qué hacemos para revertir esta tendencia?
Nuestra decisión es la ley. Busquemos de entre los candidatos alguno que no haya saltado de partido en partido, que siga una ideología firme, que haya demostrado con hechos y no con show, observemos la capacidad que tiene para bien gobernar, incluso busquemos las relaciones que tiene con otros grupos, alguna ONG, algún grupo cultural, universitario, etc.; sé que puede resultar difícil, pero observando los antecedentes… a caso ¿no vale la pena?, ¿queremos más de lo mismo?
Lamento mucho decirlo pero no creo que esta tendencia se revierta a corto plazo. El escenario no va a terminar hasta que un candidato ciudadano se cuele en la boleta electoral, como ya ha pasado en contadas ocasiones, donde una persona con muchísima legitimidad provocada por la gente que ha apoyado o la labor social que ha realizado, se presente como candidato y gane. Lo malo es que siempre se generan intereses en el puesto, y al momento de ingresar como autoridad este candidato ciudadano se convierte automáticamente en un político, lo cual deslegitima a la persona para futuras contiendas, y la legitimidad solo se da en la localidad, no en grandes territorios. Pero, todo es intentarlo, el “no” ya lo tenemos.
Mientras hagamos un buen uso de nuestro voto, podremos mejorar nuestra realidad- Por favor, pensemos bien lo que demostramos con nuestra preferencia y no seamos ingenuos, las promesas se las lleva el viento, revisemos los logros hasta que el candidato se merezca nuestra preferencia, y si no hay alguno que nos convenza, entonces anulemos el voto, porque en el momento que los políticos vean que los votos nulos son mayores que los votos útiles estaremos dando señales del rumbo de nuestra preferencia y así, la oferta de la boleta electoral, empezará su verdadera evolución.