A PESAR DE LA PANDEMIA, LOS MISMOS BORREGOS GUADALUPANOS… CUÁNTOS AÑOS MAS, Y EN SEMANAS CUÁNTOS MUERTOS MÁS POR SUS MANDAS IDIOTAS?

Una de las cosas positivas que ha dejado este demonio de la pandemia, fue el cierre de la basílica de la “Morenita”, que por los miles de contagios, por ley cerraron sus rejas.
A pesar de estas restricciones, los idiotas borregos y feligreses, se ven bastaste chistosos agarrados de las rejas, chille y chille por no poder pasar a venerar una pintura hecha siglos después, pero aunado a los mitos es la ignorancia.
Y bueno como han de estar los “sacerditos” que esperan como cada año que había afluencia de por lo menos diez millones de gentes, imagínese si cada uno por lo menos da una limosnita de diez pesitos, son cien millones en solo un par de semanas que se les va de la sotana.
Desde su aparición han existido diferentes opiniones acerca de la simbología que rodea a la imagen de la Guadalupana, las dos principales son la de la iglesia católica que pretende sea la representación de la virgen a los indígenas y la de los mesoamericanos que la relacionan con Tonantzin.
Para los primeros la virgen representa una escritura jeroglífica en sí misma para servir de Primer catecismo a los aztecas y demás culturas.
Una joven de 18 a 20 años, de 1.43 metros de estatura con cara morena y ovalada que bien se podría ser identificada con una indígena de la zona y que parece estar en movimiento hacia nosotros.
Parece estar embarazada a lo que le asignan que lleva en su vientre al hijo de Dios o Jesús en este caso, -como si todos los demás no fuéramos hijos del Dador de Vida-, además de contar con la flor de cuatro pétalos o Nahui Hollín, símbolo principal en la imagen de la Virgen y máximo símbolo náhuatl que significa la presencia de Dios, la plenitud, el centro del espacio y del tiempo.
En la imagen presenta a la Virgen de Guadalupe como la Madre de Dios y marca el lugar donde se encuentra Jesús en su vientre.
Para los cristianos los 129 rayos ya sean serpenteados, rectos o en forma aleatoria y dispuestos 62 a la derecha y 77 a la izquierda representan pensamientos y alma, además de ser símbolos del sol, un sol que ella opaca o cubre y que representaría su triunfo de la Virgen delante el dios Tonatiuh azteca o los humanos antes que el sol. De igual forma dan el significado de la luna a lo maligno y al estar sobre ella la Virgen también estaría derrotando de esta forma al mal y lo oscuro, así como del dios Quetzalcóatl en ocasiones representado con esta luna en cuarto creciente.
Para muchos otros la virgen de Guadalupe no es otra cosa sino la continuación de la Diosa madre Cihuacóatl o Tonantzin azteca.
Empezando por el punto en que ésta se apareció a Juan Diego por primera vez en el cerro del Tepeyac, donde los antiguos celebraban el culto por su diosa Tonantzin y en donde después se edificara la Basílica de Guadalupe encima de recintos sagrados mexicas.
En el manto de la Virgen, encontramos cuarenta y seis estrellas distribuidas en toda la prenda, estrellas que en conjunto según algunos autores forman catorce constelaciones además de representar a la estrella Sirio.
El manto estelar reflejado en el solsticio de invierno de aquellos días. El color del manto y las estrellas podrían representar a la noche, relacionada con la deidad prehispánica. Lo mismo que los rayos que la rodean, rayos que no son rectos como los católicos de luz, sino serpenteados, como fuego, también asociados a la noche.
El Nahui Hollín en efecto significaría la divinidad que trae en su vientre, pero esta divinidad sería nada menos que Quetzalcóatl. Recordando que Tonantzin es la madre de todos los dioses. Y el embarazo la fertilidad que representa.
La luna debajo de la Virgen en el mundo náhuatl era símbolo de nacimiento, fecundidad y vida, la luna para ellos marcaba los ciclos de la fertilidad femenina y la terrestre, así como la sabiduría, símbolos inequívocos relacionados a la diosa azteca y maya.
Así como un supuesto ángel, con alas asimétricas y muy coloridas como las de águila que bien podrían ser como las del pájaro Tzinitzcan.
En fin ilustres lectores como podemos apreciar los puntos antes citados solamente es parte del hermetismo que se encierra y que prefieren que no se sepa, ya que entre menos conozcamos, menos preguntamos, pero esa es precisamente nuestra labor, investigar y compartir para crecer todos en conocimientos, siembro de esta forma la inquietud para que se continúe buscando más cabos sueltos con este tema que más que católico, hay que verlo como histórico y sincrético.
Pero se quiera ver o no, el mito guadalupano, fue la cerradura mágica que tuvieron los curas católicos del siglo XVI para hacer que los indígenas inclinaran sus cabezas a una nueva Diosa, pero como siempre, sagazmente los católicos en su historia no se imponían por la fuerzas en sus rituales y celebraciones, sino que las empalmaban con las paganas, para que con el paso de los años y del tiempo, éstas se fueran perdiendo y quedaran dominando sus rituales que a la fecha hacen que el gran porcentaje de mexicanos sigan creyendo en esa deidad, que tiene un nombre para nada mexicano, sino de ascendencia gitana y que se venera una virgen con el mismo nombre en la ciudad de Salamanca en España.
Y es que es obvio que esto sucediera, ya que hay que citar que no era para nada lógico el que se le quisiera imponer adorar a los indígenas mexicanos a una virgen rubia y de ojos claros como lo es la Virgen de los Remedios que fue con la llegó Hernán Cortés que para nada se parece físicamente a los hombres de la raza de bronce, por lo que mejor adecuar a alguien que se le pareciera fue el verdadero anzuelo que se tuvo para lograr la adoración que hasta ya casi de quinientos año se tiene en un país netamente bicicletero, globero, futbolero y guadalupano como nos caracterizamos los mexicanos en su gran mayoría serlo; HASTA AQUÍ, MIS LINEAS…
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