100 años de la SEP ¿Qué celebramos?
- Elva María Maya Marquez
- 6 octubre, 2021
- Columnas
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En México, no es posible hablar de la educación sin antes remitirse a un personaje como José Vasconcelos, ideólogo que impulsó la educación popular en nuestro país y quien fuera el primer secretario de Educación. Vasconcelos representa algo más que un referente en materia educativa, este hombre marcó un antes y un después en la historia de este país al encumbrar la idea de una educación humanista, con dignidad y libertad como el medio para alcanzar un verdadero desarrollo, progreso y bienestar de todos los pueblos.
Bajo la realidad de un país desigual, con carencias y características regionales tan distintas, Vasconcelos entendía a la educación y los retos que implicaba la labor educativa, consideraba una educación diferenciada que tomaba en cuenta a la población indígena, a la población rural y una educación técnica que proporcionara a cada uno aquello que le sería valioso dentro de su contexto.
Uno de los ejes centrales que guían a toda sociedad es la educación, parte esencial de la formación del ser humano que se construye desde la infancia y se fomenta y robustece en los diferentes espacios de interacción social donde sin duda alguna destaca la escuela. Por ello, la educación siempre será un tema vigente, pues a través de esta, es posible aspirar a una mejor sociedad; más justa e igualitaria, por lo que es necesario garantizar que más estudiantes ingresen a la escuela y logren seguir con una trayectoria académica y descubran el valor social y el sentido de la misma, el cual trasciende a la obtención de un título o de un grado académico.
En este sentido, quiero citar al escritor Carlos Fuentes, quien argumentó que México fue transformado por la educación, pero México, también transformó a la educación al dar a la sociedad hombres y mujeres que han contribuido en materia social, política, económica, arte, ciencia y tecnología etc., haciendo posible que esta sociedad avance, no al ritmo que nos gustaría o qué se espera, pero injusto sería no reconocer el trabajo realizado que, en gran parte se debe a la labor docente que aunque denostada en años recientes, ha sido fundamental para la transformación educativa.
El planteamiento vasconcelista fue de carácter universal y en defensa de la identidad nacional mexicana, dedicando todo su trabajo a una educación popular basada en la experiencia y donde se aprendiera haciendo. Lo mismo en una zona urbana, que rural, que en las zonas más lejanas y marginadas porque el objetivo era claro; llevar la educación a cada rincón del país.
Este 3 de octubre, México conmemoró cien años de existencia de la Secretaría de Educación Pública, y no se trata de ser pesimistas, pero falta mucho por hacer, comprometerse con un proyecto educativo con la convicción de que la educación es pasado, presente y futuro de toda nación, elemento en el cual se debe invertir capital humano y económico porque las ganancias son infinitas.
La educación es un bien necesario socialmente, una demanda y una exigencia que no tiene precio precisamente por eso, porque es de la sociedad. La educación como pilar fundamental que guía los cambios y transformaciones de una sociedad no se puede detener, por el contrario, hoy más que nunca debe continuar la generación de conocimiento y transmisión de aprendizajes, las aulas necesitan de los alumnos, y los alumnos necesitan de profesores que se conviertan en un ejemplo a seguir, en referentes de conocimiento, constancia, disciplina y que contribuyan a la formación de mejores estudiantes, seres humanos y ciudadanos.
El presente nos obliga a mirar a un pasado para recuperar el trabajo realizado por Vasconcelos, hombre visionario al que le debemos las bases de la educación y un intento formidable por querer igualarnos a través de la misma al pretender que todos tuvieran acceso a los libros, y a los diferentes mundos y realidades que estos ofrecen.
México puede mejorar en materia educativa, pero es necesario acabar con un sistema desigual, inequitativo y excluyente donde la peor educación se da a quienes más lo necesitan, pero mientras siga pesando más el tener conocidos que conocimientos, podrán pasar muchos aniversarios más de la SEP, y nuestra realidad no cambiará.