Evergrande, ¿el Lehman Brothers de nuestros tiempos?
- José Edgar Marín Pérez
- 23 septiembre, 2021
- Columnas
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Sin duda alguna, una de las mayores aspiraciones humanas es contar con un lugar digo el cual habitar, anualmente millones de personas pertenecientes a la clase trabajadora adquieren inmuebles con la esperanza de contar con un espacio digno para vivir, no importando que en ese esfuerzo de realización personal tengan que recurrir a las hipotecas como mecanismo de crédito para poder financiar la adquisición del referido inmueble. Sin embargo, ¿Qué pasa cuando el mercado inmobiliario se tambalea?.
En septiembre del año 2008, el mundo fue testigo de la denominada crisis subprime, que eventualmente llevó a la caída estrepitosa de uno de los gigantescos bancos de inversión del mundo, Lehman Brothers, lo que detonó consigo una crisis inmobiliaria que afectó también a otros sectores productivos.
Aunque ya hemos hablado de esta crisis en otros números de Trinchera Global, resulta fundamental recordar que las causas de esta fueron dos aspectos coyunturales, el primero fue la vorágine del sueño americano que se vivieron a partir de los años 90’s del pasado siglo XX los Estados Unidos, en donde incluso los expresidentes Bill Clinton y George W. Bush, alentaron a la población a involucrarse en el mercado hipotecario, el otro elemento fue la serie de prácticas de especulación inmobiliaria en el que se vieron involucrados los bancos y calificadoras de riesgo como Standard & Poor’s quienes contando con información privilegiada comenzaron a lucrar reasignando créditos hipotecarios basura, con calificaciones completamente hechizas, situación que creó una burbuja inmobiliaria que reventó con la caída de Lehman Brothers.
Esa crisis subprime trajo consigo el endeudamiento de sectores como la industria automotriz, haciendo que hoy en día ciudades como Detroit se encuentren totalmente en el abandono y que gobiernos como los de Portugal, España, Italia y principalmente Grecia, tuvieran que hacer uso de las solicitudes de préstamo al Fondo Monetario Internacional así como refinanciar su deuda.
Sirva este contexto, para poder entender lo que está sucediendo actualmente en China y su titán de la construcción Evergrande, que hace unos días anunció que tiene una deuda actual de 300,000 millones de dólares, algo así como el equivalente al 2% del PIB del país asiático, ¿Pero cómo entender esta crisis que nos hace recordar a Lehman Brothers?. Si bien es cierto, Lehman era un banco de inversión y Evergrande es una empresa constructora, ambas se inmiscuyeron fuertemente en el mercado inmobiliario, en el caso de la empresa China su crecimiento fue realmente exponencial en un país con una alta demanda de viviendas (el más poblado del mundo).
Para nadie es desconocido, que desde hace poco más de 20 años, el crecimiento de la economía china ha sido realmente exponencial, a tal grado de convertirse en uno de los mercados más pujantes a nivel internacional, en este sentido la concentración de las industrias maquiladoras y transnacionales del país se ha concentrado principalmente en las ciudades, lo que ha motivado fuertes flujos migratorios de su población de las zonas rurales hacia los centros urbanos, es ahí precisamente donde Evergrande vio su oportunidad, el dotar de casas y departamentos a una población trabajadora que demanda un lugar donde vivir.
Sin embargo, pese a la bonanza que supone una población cautiva demandante de vivienda, a la que actualmente se le han vendido más de 12 millones de inmuebles, así como de contar con un ejército de 200,000 trabajadores directos y generando 3.8 millones de empleos indirectos, la pregunta que surge es ¿Cómo inyectarle capital circulante a más de 1,300 proyectos en 280 ciudades de China?, con una población que se ha visto vulnerada también con la crisis del COVID 19, que en muchos casos han perdido sus empleos y por ende ven peligrar sus créditos hipotecarios, la respuesta lógica para Evergrande fue el recurrir a los préstamos con bancos como HSBC, Rosales Bank, Blackrock o UBS, por citar algunos, que hoy podrían venirse en picada en caso de que Evergrande establezca una moratoria de pagos, o bien, inicie un proceso de total suspensión de los mismos y lo que sería peor, llegar a la liquidación de la empresa.
Hoy, el caso de Evergrande se asemeja al Lehman Brothers, porque como sucede en cada crisis económica, surge el cuestionamiento de si el Estado debería intervenir para evitar la caída de múltiples sectores productivos, pérdida de empleo y con ello crear una crisis generalizada, en el caso de Lehman en 2008, el Departamento del Tesoro norteamericano se negó rotundamente a salvarlo, bajo el argumento de que el gobierno no haría propias las deudas privadas, decisión que pareciera justa de inicio aunque a la postre significó más de una década de una crisis brutal como la de 1929.
La pregunta final sería ¿Está dispuesto Xi Jinping a pasar a la historia como el héroe o villano en la intentona por salvar a Evergrande?
Twitter: @EdgarMaPe