MEXICO QUIERE CONQUISTAR LA VERDAD (Artículo 4 de 4)
Pbro. Dr. Daniel Valdez García
Con este último artículo quiero decirles que la historia siempre me ha gustado y mucho más después de mi visita al Museo de ciencias naturales de Londres donde vi la exposición dedicada a Moctezuma; era tan grandiosa que yo dije: ¿Por qué no hay esto en mi amado México?
Prosigo con esta parte final. Los traductores de Hernán Cortés fueron la ya doña Marina y el náufrago Jerónimo de Aguilar, quien al escuchar el sistema tributario impuesto por Tenochtititlán generando las ideas de dominar este nuevo mundo.
La alianza con los pueblos originarios no fue una creación del reino totonaca, sino que su figura jurídica y militar existió previamente en la historia mesoamericana. Entre los siglos X y XII Culhuacán, junto con Tula y Otompan ya habían formado una Triple Alianza. Esta figura, entonces, es histórica y precede a la ulterior formada por México-Tenochtitlan, Tlacopan y Texcoco, que imperó hasta la llegada de los españoles. Conviene recordar que los iroqueses del actual territorio de Nueva York también consumaron una alianza (figura que la antropología designa como una fratría) para dominar a otros grupos vecinos. La alianza permitió el sometimiento de otros pueblos que quedaron signados como tributarios, creándose así el sistema socioeconómico por excelencia de los náhuas. Sin embargo, este sistema de dominación después permitiría también, desde Veracruz, la alianza con los hombres de Hernán Cortés. En el trayecto de Veracruz a México se aliaron muchos pueblos con los españoles, con objeto de derrocar a quienes detentaban el dominio político máximo y el efecto de su aplicación que era la imposición del rigor tributario, sólo cambio de dominio.
Dicha estrategia aliancista como fenómeno histórico y sociocultural de las primeras dos décadas del siglo XVI tuvo tres momentos fundamentales o tres aspectos que al consumarse terminaron por definir una de las causas importantes del derrumbe de la metrópoli de México-Tenochtitlan y, por ende, de el nacimiento de un nuevo mundo.
Lo primero de dicha alianza fue la aparición de una mujer singular, de inteligencia excepcional junto a una notable belleza, como apreciarían varios testigos y retratos contenidos en códices y documentos de la época, aunados a un talento de gran intuición y sentido pragmático. Una mujer desinhibida y de poderoso temperamento, cuyas dotes quedaron insinuadas, porque no era posible ignorarlas, por la célebre valoración espontánea que emitiera Bernal Díaz del Castillo en un pasaje de su historia: era, pues, una mujer “entrometida y desenvuelta”. Es obvio que Malintzin fue un ser que sopesó su alianza con los españoles, como una oportunidad única. Les aseguro que su biografía es muy interesante.
El segundo aspecto de la alianza fue el que correspondió a los pueblos sometidos por Tenochtitlan bajo el régimen tributario, el primer lugar lo ocupaba el reino de Cempoala.
Y el tercero fue el de los pueblos rivales y enemistados por siglos con los mexicas, ocupando el primer término la poderosa confederación de Tlaxcala.
Así el grupo de Cortés consolidó un enorme ejército de guerreros con que marchó hasta la metrópoli para asediarla y conquistarla, eran aproximadamente 100 mil guerreros. Cifra probablemente exagerada, pero 20 mil aliados que fueran, más las carabelas o bergantines ex profeso construidas para asediar la ciudad desde el lago y cañonearla, los caballos, las armas perdidas o armaduras, lanzas y espadas, arcabuces y lombardas, fueron al final suficientes para abatir la ciudad en una larga batalla de aproximadamente tres meses que implicaron muerte y dolor para todos. También vale la pena leer la “Historia de Tlaxcala” de Diego Muñoz Camargo, pues ese era un reino muy poderoso.
Finalmente, quiero dar un breve espacio al gran historiador francés Christian Duverger quien se ocupa de una biografía reveladora de un Hernán Cortés lejano de la leyenda negra y la dorada sobre él, puesto que el encuentro del Viejo Mundo con el Nuevo Mundo fue un encontronazo de inconmensurable violencia y barbarie vista desde cada uno de los vencidos y los vencedores. Los discursos impulsivos, ideológicos y pasionales no son más que la evidencia de la ignorancia que persiste sobre los códices, las cartas de los españoles que rivalizan con las hogueras de la Inquisición y el espíritu de libertad del Renacimiento, así como el refinamiento de los aztecas y su pletórico recurso a los sacrificios humanos.
Tendrá que ser la intervención de la Virgen de Guadalupe quien hable la lengua del macehual Juan Diego, pues diez años después la situación de devastación de los pueblos originarios que sólo cambiaron de dominio, cuando sus sacrificios no tenían más sentido y en la plena celebración de las antorchas y las banderas llamado “Panquenzalistli”, cuando se hacían los sacrificios para llegar al solsticio de invierno, y la siempre Virgen María dice que ella es la “madre del verdadero Dios por quien se vive. El Dios de cerca y del junto”, su preciosa imagen tiene el rostro y los pies del pueblo mestizo, su vestidura es majestuosa y tiene tres túnicas: armiño, seda y tul bordado. La imagen es un códice que las cultura originales supieron leer y entender por eso pudieron responder a aquella que aseguraba que ya no era necesarios sacrificiar a sus hijos, pues su Hijo había realizado el sacrificio nuevo y eterno para la salvación de todos, y esto lo hizo en el sentido más trascendente que tenía la cultura azteca, con flor y canto, por eso la túnica tiene flores bordadas y hay notas musicales en a imagen plasmada en la tilma de Juan Diego, que significa la dignidad de la persona, y no es un ayate como algunos dicen.