Rusia y China el binomio internacional en la llamada de auxilio de América Latina
- José Edgar Marín Pérez
- 25 febrero, 2021
- Columnas
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La semana pasada en un hecho sin precedentes el mandatario estadounidense Joe Biden sostuvo una reunión con los líderes políticos de Alemania y Francia, la canciller Angela Merkel y el presidente Emmanuel Macron; respectivamente, un encuentro en el que el presidente de la Unión Americana reafirmó su compromiso de acercar a su gobierno con la Unión Europea para hacer un frente común contra la creciente presencia ruso – china en América Latina, comentario que fue reforzado por la canciller alemana sin tapujos (probablemente porque en poco tiempo habrá de dejar el cargo), quien incluso fue más combativa, dejando en claro que la presencia de ambos países constituye una afrenta en contra de los intereses de occidente en la región.
Bajo este tenor, resulta preponderante destacar que toda esta discusión se ha detonado en razón de la solicitud de ayuda humanitaria emergente que han gestionado diversos gobiernos latinoamericanos para poder acceder a las vacunas Sputnik V de manufactura rusa, así como CanSino y Sinopharm, éstas últimas de origen chino. Llamados de auxilio que han sido atendidos por los gobiernos del Presidente Vladimir Putin y Xi Jingping, respectivamente, quienes han instado a los laboratorios que las producen para que trabajen a marchas forzadas para cumplir con la demanda de esta región del mundo.
Pero, ¿Qué fue lo que motivó que América Latina haya buscado un acercamiento con estas naciones a través del cobijo diplomático en busca de vacunas?. La respuesta es sencilla, la presión política de los gobernados de cada una de las naciones de la región latinoamericana, quienes han sido testigos a través de los medios de comunicación masiva de cómo los países miembros del denominado “G-10”, que son las diez economías más pujantes del mundo (dentro de la óptica estrictamente de libre mercado occidental), han acaparado prácticamente la totalidad de la producción de vacunas para su población, situación que deja en clara desventaja al resto de las naciones del orbe mundial.
Aunado a lo anterior, también ha resaltado en esta pugna el incumplimiento de los compromisos firmados por las naciones del mundo que forman parte de la Alianza Gavi también conocida como COVAX Facility, mecanismo instrumentado en el seno de la Organización Mundial de la Salud para el acceso equitativo a la vacuna contra el virus SARS-CoV-2, así como el incumplimiento reiterado de farmacéuticas norteamericanas, británicas y alemanas de los contratos para dotar a los sistemas de salud pública de los países americanos.
Una vez contextualizada la actual problemática, se destaca que incluso países con una tradicional cercanía y tutela de los designios estadounidenses en el cono sur como Colombia, han solicitado también el apoyo del gobierno ruso para acceder a la vacuna Sputnik V, como respuesta a la indiferencia de Washington y Europa.
Cabe resaltar, que en el ámbito comercial algunos países latinoamericanos ya tenían importantes relaciones con China, tal es caso de México, Brasil, Costa Rica y Panamá, no lo había con Rusia, país cuya administración hasta el año 2019 sólo mantenía relaciones con Venezuela en materia energética y culturales con Cuba, siendo ésta última un resabio de la diplomacia entre ambos países desde los tiempos de la extinta Unión Soviética.
Sin embargo, el aprendizaje que están teniendo los países de América para vislumbrar la ampliación de sus intereses diplomáticos, industriales, comerciales, culturales, sociales e incluso de seguridad nacional con Rusia y China, que dicho sea de paso, actualmente además de ser dos economías sólidas y atractivas, también es cierto que no se encuentran alineadas a los designios del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ni del G-10, ni de la OTAN, por el contrario ambas naciones resaltan por sus proyectos transnacionales como la “Nueva Ruta de la Seda” encabezada por China y la sólida presencia rusa en Europa Oriental, Siria e Irán, por lo que una alianza latinoamericana con ambas naciones podrían suponer un conducto diplomático idóneo para acercar a otro gran productor de vacunas no alineado como lo es India a través de su vacuna Covishield.
Finalmente, el principio de soberanía popular que da vida al espíritu democrático de las naciones es el aval para tejer lazos con estos dos titanes del mundo. Ciertamente, habrá analistas que consideren que esto podría generar intereses lucrativos en la región, sin embargo creo que difícilmente podrían ser tan nocivos como lo han sido los del denominado “mundo libre” encabezado por Estados Unidos, que alejados del espíritu liberal de Mises y Hayek sustentados en la acción humana, han encontrado en el mercantilismo el pretexto no sólo para la dominación, sino para el exterminio por el monopolio insensato de las vacunas en medio de una crisis generalizada.
Twitter: @EdgarMaPe