La luz al final del túnel
- Elva María Maya Marquez
- 3 febrero, 2021
- Columnas
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Así abrimos los ojos un día cualquiera, entre la expectativa y la zozobra, entre la prisa por tantas cosas que hacer y la preocupación por lo que sucede afuera, temas y asuntos que aun en tiempos de pandemia no han dejado de ocurrir como los robos, asaltos, violencia, inseguridad, homicidios, feminicidios, desaparecidos y temas que diariamente son parte de la agenda y que, aunque son alarmantes, no siempre se habla de ellos con la importancia que merecen.
Desde hace una década, México se fue convirtiendo en una especie de cementerio donde el hallazgo de fosas clandestinas comenzó a cobrar mayor fuerza. Recordemos agosto de 2010, abril de 2011 y mayo de 2012 donde se dieron a conocer tres episodios de masacres que involucraban población migrante. El 25 de agosto de 2010 se dio a conocer el hallazgo de los cuerpos de 72 migrantes asesinados en Tamaulipas, en menos de un año se produjo otra masacre donde se encontraron en el mismo municipio 47 fosas clandestinas con 193 restos humanos y al año siguiente 49 torsos en el Cadereyta, Nuevo León, donde las autoridades negaron que hubiera poblaciones migrantes sin que se hubiera llevado a cabo alguna prueba científica que permitiera realizar una identificación.
De acuerdo con la Subsecretaría de Derechos Humanos, entre 2018 y 2020, en México se reportaron 38 mil 682 desapariciones o personas no localizadas, de éstas, más de 3 mil casos ocurrieron en Jalisco y 10 estados concentraron el 76.6% de las denuncias por desaparición de personas. El estado con más reportes fue Jalisco con 3 mil 724 casos, lo que representa un 22.6% del total. El segundo lugar lo ocupa Tamaulipas, con mil 287 casos (7.8%), seguido de Guanajuato, con mil 252 casos (7.6%) y en la cuarta posición se encuentra la Ciudad de México, con mil 228 desapariciones o personas no localizadas (7.4%).
El pasado 22 de enero la historia se repite en el ejido Santa Anita, municipio de Camargo en Tamaulipas, 19 cuerpos fueron encontrados en dos vehículos calcinados de acuerdo al informe de la Fiscalía General de Justicia de la entidad. La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, aseguró que el hallazgo de estos 19 cuerpos calcinados en el municipio de Camargo, Tamaulipas, no es otro caso similar al ocurrido en San Fernando en 2010, sin embargo, todos desearíamos que no fuera así, pero es muy pronto para saberlo.
Lo acontecido en el país día con día no deja de sorprendernos y no precisamente para bien, ser mexicano es un acto de total valentía y ser mujer, puede ser considerada como una actividad de alto riesgo y para muestra, el caso de Mariana, joven de 24 años estudiante de Medicina de la Universidad Autónoma de Chiapas, hoy ese es su nombre, pero en realidad ella es parte de esa cifra de terror en la que diariamente se contabilizan 11 mujeres víctimas de feminicidio, donde ella no fue encontrada sin vida, tampoco se suicidó, a Mariana la asesinaron, realizaba su servicio social en la comunidad de Nueva Palestina, municipio de Ocosingo, donde denunció ser víctima de abuso sexual y nadie hizo nada, a Mariana como a muchas mujeres la mató la indiferencia y la indolencia del Estado y hoy, lo más que pueden decir es que habrá justicia, pero el coraje y la indignación que se siente ante su caso es incontenible, ella denunció, su muerte se pudo prevenir.
Basta de buenas intenciones, el gobierno debe corresponder a la confianza que le permitió llegar al poder con una legitimidad incuestionable, pero el tema es la forma en que se está gobernando, debemos superar aquel síndrome en que los gobernantes tienen la razón, no se pueden tener otros datos y otra realidad, porque nos da la impresión de que el país que nuestro presidente ve no es el país que somos, el país no empieza ni termina en él.
Es necesario incentivar la crítica como factor esencial para mejorar la gobernabilidad y convivencia, sin crítica no hay posibilidad de mejora, no hay manera de avanzar en estos como en muchos otros temas y de seguir así, difícilmente se verá aquello que le han prometido a un México desesperanzado, la luz al final del túnel.