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EMERGENCIAS Y URGENCIAS 56
- Daniel Valdez García
- 2 marzo, 2025
- Columnas
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2 de marzo de 2025
Sacerdote Daniel Valdez García
Queridos hermanos y hermanas, Hoy nos reunimos para celebrar el VIII Domingo del tiempo ordinario, un momento crucial antes de concluir nuestras reflexiones semanales. Este martes, cerraré nuestro ciclo de propuestas de reflexión con la temática “Emergencias y Urgencias”, uniéndolo a las lecturas bíblicas y nuestras vivencias diarias; ese día hablaré de cómo no son las enfermedades las que nos atrapan, sino los hábitos negativos que estas dejan a su paso. Seguramente que a algunos les ha parecido diferente esta manera de reflexionar, y aunque esta es nuestra 56ª reflexión, les aseguro que siempre me he fundamentado en los siguientes principios:
– Santo Tomás de Aquino afirmaba que “la gracia supone la naturaleza y la perfecciona” (Summa Theologiae, I-II, q. 94, a. 6, ad 2). Esto tomará especial relevancia el próximo miércoles de ceniza, cuando nuestras reflexiones se enfocarán en sanar heridas, algo que todos precisamos. Recuerden que Dios anhela nuestra salud y santidad.
– El Evangelio de Marcos nos relata varias dolencias, desde fiebre, lepra, ceguera, tartamudez, sordera, paralisis, epilepsia, tullidos, flujos de sangre, hidopecia hasta posesiones de espíritus inmundos. Jesús curaba toda clase de enfermedad y dolencia hasta posesiones. Jesús es la luz que sana toda enfermedad y padecimiento.
– Los domingos, leemos a San Lucas, “el amado médico” (Col 4,14), cuyas descripciones de enfermedades y milagros nos guían con precisión. Hoy, el Evangelio de San Lucas (6, 39-45) nos plantea una gran verdad: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego? Ambos caerán en un hoyo. El discípulo no supera a su maestro; pero al concluir su formación, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la paja en el ojo de tu hermano, sin ver la viga en el tuyo? Primero, quita la viga de tu ojo…” Los cristianos debemos ser guías con visión clara, capaces de elegir valores correctos y guiar a los demás. Un ciego no puede dirigir a otro ciego; el problema es cuando el ciego cree que puede ver. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien Esto me recuerda a los “espasmos del llanto” en los niños, que son episodios involuntarios de respiración retenida que no están bajo el control del pequeño, lo cual a menudo asusta a los padres.
Comúnmente las personas dicen que son berrinches y los niños se pueden privar. Hay quienes, sin realmente saber, sugieren dar nalgadas o ver a un psicólogo; estos son consejos de ciegos guiando a otros ciegos. Esto puede suceder cuando el niño está enojado, frustrado o siente miedo, de hecho, un desencadenante común son los berrinches provocados por estas situaciones.
Cuando ocurren episodios de espasmos del llanto, primero los niños emiten 1 o 2 gritos de llanto largosy después retienen la respiración mientras que, en ocasiones, los labios y la cara se tornan de color azulado. Pueden desmayarse y caer al suelo, incluso pueden ponerse rígidos o llegar a presentar contracciones y sacudidas musculares involuntarias. Estos episodios usualmente empiezan entre los 6 meses y 2 años de edad, sin embargo, pueden durar hasta los 6 años, lo cual puede ser aún más inquietante para los papás, aunque en la mayoría de los casos, no son perjudiciales para la salud de los pequeños.
Otra de las causas puede ser anemia, es decir, insuficiencia de glóbulos rojos en la sangre y sucede cuando el niño no consume suficientes alimentos con hierro. Aunque la respiración normal regresa en menos de un minuto, rara vez son dañinos. Sin embargo, por tal motivo, es recomendable que cuando presente su primer espasmo del llanto, consulten con su pediatra para que descarten algún otro problema de fondo.
Jesús nos advierte: no podemos permitir que el desconocimiento dicte nuestro actuar, sobre todo en el cuidado de nuestros niños, nuestro mayor tesoro. Papás no escuchen consejos errados de ciegos que pueden ver; los niños son un regalo divino que debemos proteger sin descanso, asegurándoles siempre que son nuestra prioridad indiscutible. Los hijos deben ser la prioridad de los padres, los niños no tienen otros papás. Amén, amén, Santísima Trinidad.