NO SER PIEDRA DE TROPIEZO
3 de septiembre de 2023:
Mes de la Patria mexicana
Domingo XXII del tiempo ordinario
Sacerdote Daniel Valdez García
Estimados hermanos y hermanas en Cristo Jesús.
Saludos en este vigésimo segundo domingo del tiempo ordinario y deseo expresar mi aprecio a todos aquellos que han tomado el tiempo de leer mi propuesta de reflexión a la luz de la Palabra divina, descubriendo así el PODER DE LA ESPERANZA que nos fortalece frente a los acontecimientos en este mes dedicado a nuestra amada patria de México. Persisten errores y complicaciones tras la proclamación de la independencia de México hace 213 años, culminando en su consolidación el 27 de septiembre de 1821.
Este mes también honramos a la Biblia, en conmemoración de san Jerónimo el 30 de septiembre, traductor de Sagrada Escritura. Además, el 27 de septiembre de 1529 se llevó a cabo la traducción al español de la llamada “Biblia del Oso”, reconocida por su portada que ilustraba a un oso deleitándose con miel. Dicha biblia sentó las bases para la célebre “Reina Valera”, utilizada comúnmente por nuestros hermanos no católicos. Hoy también celebramos a Febe, quien fue malinterpretada como “ diaconisa ” en lugar de “ servidora de las mesas ” (Romanos 16, 1-2). Esta divergencia ha generado debates acerca del rol de las mujeres en la jerarquía religiosa.
La primera lectura extraída del libro del profeta Jeremías es exquisita, comienza diciendo: “Me cautivaste, Señor, y me permití ser cautivado” (20, 7-9), verdaderamente expresa ese apoderarse de una manera intensa de aquellos que nos encantan, como cuando abrazamos a un niño muy querido y él finge resistirse.
En el salmo 62, reconocemos que nuestra alma ansía a Dios; y es Él quien hace brotar torrentes de agua viva en nuestro ser interior (Juan 7, 37-39).
Y el pasaje del evangelio adquiere una precisión adicional en su traducción, dado que Jesús ha anunciado su muerte y resurrección. “Entonces Pedro, apartándolo a un lado, comenzó a reprenderlo, diciendo: Señor, TEN MISERICORDIA DE TI MISMO; de ninguna manera permitas que esto te suceda. Pero Jesús, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Retírate de mi presencia, Satanás!; me estorbas, porque no te enfocas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mt 16, 21-27), son las palabras de Pedro que reflejan su gran amor por Jesús (Juan 21, 17). “Satana” en hebreo se encuentra por primera vez en la Biblia en el libro de Job (1, 7-12) y no se refiere al demonio, sino al “acusador”. Jesús no pronunció algo horrible a Pedro, sino que le ordena seguir detrás, y no ser una piedra de tropiezo. Lo mismo nos dice a nosotros: “Aquel que desee seguirme, que venga detrás de mí”.
En la Iglesia y en la historia de esta nación mexicana, ha habido aquellos que han representado un obstáculo para el progreso. Enlace: En el primer día, he reflexionado a la luz de la parábola de las vírgenes descuidadas, que incluso un simple descuido puede acarrear consecuencias graves. Esta patria no puede ser comprendida sin la fusión biológica, cultural y religiosa. Bernal Díaz del Castillo relata que en las aguas del Caribe de la península de Yucatán naufragaron Caribe Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar, el primero estableció una familia y tuvo hijos, incluso luchó contra los españoles para proteger a su descendencia. Posteriormente, Malintzin (doña Marina) concibió un hijo con Cortés. Hacia el final del periodo virreinal, había seis millones de personas y el 60% eran indígenas, mientras que el resto se componía de criollos y mestizos. Fue durante las guerras de Independencia y de la Reforma, así como con el establecimiento de las vías ferroviarias, durante el porfiriato, que el mestizaje se consolidó y finalmente nos convirtió en el México de hoy. Ayer, tomando como referencia la parábola de los talentos (Mateo 25, 14-30), expliqué que al territorio mexicano llegaron doce misioneros franciscanos cuidadosamente seleccionados, quienes, debido a su sencilla indumentaria, su descalzura y su trato afable, los indígenas los llamaban “Motolinia”. El fraile Toribio de Benavente preguntó por el significado y se le dijo que significaba “el pobre”, por lo que decidió adoptar ese nombre. Estos doce hombres compartieron sus talentos con los habitantes locales. Entre ellos se encontraban los flamantes Johann van der Auwera, Johan Dekkers y Peter van der Moere (o de Moor), cuyos nombres, al ser hispanizados, se convirtieron en fray Juan de Ahora, fray Juan de Tecto y fray Pedro de Gante, siendo este último el más destacado. Don Artemio de Valle Arizpe llamó a este grupo pionero “Los lirios de Flandes”.
Ayer leí en “Nuestros saberes” del Libro de Texto Gratuito para sexto año que los españoles nos arrebataron a nuestra amada Tonantzin y en su lugar colocaron a la Virgen de Guadalupe, dejándonos sin nuestra querida madre. Esto es una grave ignorancia, un obstáculo que se interpone en nuestro camino, ya que en el Nican Mopohua, que relata las apariciones de la Virgen de Guadalupe en náhuatl, la Virgen le dice a san Juan Diego: “Yo soy la Madre de Dios por quien se vive”, y también le dice: “¿No estoy aquí yo, tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y protección? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Necesitas algo más?”. Incluso la gente la llamaba Tonantzin Guadalupe, que significa “nuestra querida madrecita de Guadalupe”. El sufijo náhuatl “Tzin” significa “amado” y se traduce como diminutivo “Ioantzin”, es decir, “Juanito”; “Ioantzin Ioandiegotzin” (Juan Dieguito). Nuestra querida madrecita de Guadalupe no vino a despojar, sino a mostrar que su Hijo ya había realizado el sacrificio eterno y que ya no era necesario hacer sacrificios de guerreros o doncellas, como solíamos hacer al extraerles el corazón y ofrecerlo a nuestros dioses.
Padre clementísimo y lleno de amor, ilumínanos para que no seamos un obstáculo para los demás, que seamos verdaderos hermanos e hijos de nuestra querida madrecita de Guadalupe, te lo pedimos en comunión con el Espíritu Santo, en el nombre de tu Hijo Jesús. Amén.