Lo indignante de la marcha
- Elva María Maya Marquez
- 23 agosto, 2019
- Columnas
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México ocupa el primer lugar en materia de feminicidios en América Latina, un problema de una magnitud enorme que lamentablemente nos ha rebasado, de acuerdo con ONU mujeres se habla de una cifra de 9 víctimas de feminicidio al día, que es el resultado de una forma de violencia extrema contra las mujeres que parece se está normalizando.
De acuerdo con el informe “La violencia feminicida en México, aproximaciones y tendencias de 1985 a 2016”, la cifra de feminicidios aumentó de 2007 a 2016 de 1089 a 2746 mujeres asesinadas. Este mismo estudio señala que no se cuenta con una investigación seria y suficiente que permita saber si los casos de asesinatos a mujeres pueden ser considerados como feminicidio o no.
En cuanto al feminicidio por entidad federativa, con mucha tristeza se debe reconocer que ningún Estado queda exento y la lista de los primeros cinco lugares es encabezada por Colima, seguido de Guerrero, Zacatecas, Chihuahua y Morelos. El Estado de México ocupa el lugar número once, cabe señalar que el análisis realizado brinda un panoramas más certero en la materia, ya que dicho informe es realizado por tasa poblacional y si bien se ha dicho que el mayor número de feminicidios se presenta en el Estado de México, no se considera que este Estado concentra el mayor número de habitantes.
Lo que sucedió en la marcha contra la violencia de género, es consecuencia de un gobierno y de una sociedad a la que parece importarles poco y no les indigna que todos los días estén matando a mujeres, que están esperando a que sea su hermana, su hija, su novia, su compañera de trabajo, su vecina o alguna persona de su círculo cercano para que decidan unirse a esta causa que es de todas y de todos.
Las protestas han sido una constante en nuestro país como en muchos otros, y esto que se denomina como actos vandálicos son totalmente reprobables ya que hace que se pierda el sentido de la marcha pero, también han estado presentes en otras movilizaciones de este tipo y no parecen haber causado tanta indignación como ahora. No es que se justifiquen los cristales rotos y el daño a monumentos porque como a muchos de ustedes, también hubiera deseado que esta marcha no dejara esas marcas en la ciudad sin embargo, hoy que son mujeres las que salen a las calles vestidas con el coraje de saber que 9 mujeres son asesinadas al día en nuestro país y no pasa nada, esto parece cobrar otra dimensión.
De acuerdo con el INEGI, 66.1% de las mujeres mayores de 18 años han sufrido algún tipo de agresión física, psicológica o sexual; 83% de las mujeres que tienen una relación sentimental recibieron algún tipo de violencia por parte de su propia pareja (gob.com.mx), sumado a los 670 feminicidios de los que se tiene registro en el primer semestre del año de acuerdo con el reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública pero lo anterior, parece no ser tan indignante.
Los feminicidios en México son la punta del iceberg, ya que el verdadero problema está en una estructura machista y una cultura patriarcal que genera esta situación donde se ve a lo femenino como menos valioso, a las mujeres como menos importantes. La nota respecto a la marcha del pasado viernes 16 de agosto, no es o debería ser, un hombre agrediendo a otro hombre, el foco de atención debe centrarse en contra de los diferentes tipos de violencia que viven las mujeres.
Si no vemos el futuro al que queremos llegar no vamos a salir del lugar del que estamos. La sociedad será mejor mañana si la construimos hoy, y la única forma de lograrlo es mediante una educación que no esté cargada de roles y estereotipos de género, donde se deje de pensar que las mujeres calladitas, nos vemos más bonitas.