A mitad de la semana
- Julián Chávez Trueba
- 8 febrero, 2023
- Columnas
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Por: Julián Chávez Trueba
¿Y los desechables?
Tal vez este título nos haga imaginar en qué es lo que pasó con algunos políticos que se venden de pantalla para hacer alguna tranza, o tal vez nos haga pensar en las famosas corcholatas, pero en realidad se trata de lo literal de la pregunta: a lo largo de estos años en los que se ha impulsado el evitar el consumo de desechables, sobre todo en restaurantes, ¿qué ha pasado con su consumo?
En aquel momento en el que se discutía al tiempo en que se implantaba la normatividad, respecto de evitar el consumo de desechables de plástico, algunas voces (como ésta opinión) sugerían que no era un tema menor como para tratarse a la ligera, puesto que si bien es cierto que los plásticos de un solo uso, estaban contaminando más de lo que aparentemente ayudaban, ellos mismo fueron quienes resolvieron un tema mucho mayor, que fue la tala indiscriminada de árboles para la fabricación de bolsas de papel de un solo uso. En aquel momento se desperdiciaba mucho papel para utilizarlo una sola vez, por ello se pensó en el plástico para dejar a los arbolitos en paz.
Fue entonces que se vio que mucho de los plásticos de uno solo uso eran difíciles de reintegrar al ciclo natural de degradación, por lo que alguna acción se debía emprender para evitar su consumo. Los legisladores tuvieron la brillante idea de prohibirlos, pero cuando se dieron cuenta de quera imposible, porque todas las micro y pequeñas empresas que vendían comida, no podían hacer otra cosa que entregarla en portaviandas, en unicel o en cualquier recipiente de plástico para que los clientes pudieran llevarla, a los legisladores se les ocurrió optar por desalentar su consumo haciéndolo notoriamente caro, así sin dar opciones ni mecanismo para fomentar reúso o un adecuado desecho.
En su momento algunas opiniones gritaron que tal medida haría que se encareciera la comida para llevar y que eso le pegaba directamente a las fonditas, al de los tamales, al pan y a toda la comida callejera, que eran quienes necesitan más el apoyo para vender, no el colocarles más trabas. Por el contrario, a quienes hacían un pedido por laguna aplicación de comida para llevar, no les significaba más que un porcentaje dentro de un pedido caro.
Hoy al correr del tiempo se observa que tal medida no hizo absolutamente nada, únicamente ha dado un pretexto para que los recipientes sean cobrados por cada restaurante al que se le solicita, es decir, lo que antes era gratis ahora se cobra y en el consumo hay impuestos.
La verdadera necesidad en el ciclo del material reciclado es la inversión que hace falta en las empresas que se dedican a esta actividad. Ahí está la verdadera necesidad, puesto que no se pueden reciclar las más de 3 mil toneladas de plástico que genera México al año (2020). Al día de hoy no pasa del 3% de reciclado de ese material.
El consumo de plástico va en aumento, de 5 a 6 mil toneladas para el año 2022, de ahí la interrogante ¿de qué sirve que nos cobren el plástico si va a ser de un solo uso y no hay mecanismos claros para desecharlos adecuadamente y menos plantas de reciclaje suficientes? Exacto, sólo ha servido para que nos cobren un piquito más en nuestro consumo.
Ojalá los legisladores entiendan que existe gente muy capaz, muy interesada y conocedora de estos temas, que cuentan con diversos puntos de vista que nutren cualquier acción de gobierno y que atenderlos hace que la acción que se impulse, se encuentre más cercana a generar los beneficios que se asumen como promesa.
Ojalá fuera requisito que los legisladores fueran especialistas en algún tema.