Política Ambiental
- Luis Eduardo Mejia Pedrero
- 15 julio, 2019
- Columnas
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Ya en una colaboración anterior toque el tema de las Smart Cities y les invito a continuar analizando nuestras urbes.
La Organización de las Naciones Unidas estima que para el año 2050 la población mundial alcance los 9,800 millones de personas de los cuales, el 70% vivirán en zonas urbanas.
Un comentario recurrente que escucho en inspecciones de campo al dialogar con los oriundos de una localidad, es la queja del crecimiento de su pueblo a consecuencia de nuevos desarrollos inmobiliarios. Estos conjuntos urbanos en su mayoría son apéndices de las ciudades ya consolidadas y vienen a trastocar el ambiente, la vida y costumbres de los ya establecidos.
Recientemente tuve la oportunidad de visitar el Museo de la Ciudad de México, en el que se expone de manera permanente como ha sido el desarrollo de esa metrópoli, generando la atención de un servidor la referente a como diversos líderes religiosos, políticos y técnicos han tratado de diseñar la ciudad ideal del futuro, fallando en sus intentos. Desde la isla Utopía de Tomás Moro hasta Ecotopia 2122 en California, de Alan Marshall.
Sin embargo, la mayoría de las propuestas coinciden en que la Ecología debe guiar el desarrollo, protegiendo, captando, tratando y reutilizando el agua. Las fuentes de energía son renovables. Los desperdicios se convierten en recursos y los alimentos se cultivan en forma local y sostenible.
La ciudad también se vuelve más habitable al facilitar la movilidad, la cultura y el patrimonio reciben recursos financieros del gobierno. La infraestructura tiene nulas emisiones de gases efecto invernadero o son equilibradas con otras actividades y la economía y el comercio son automatizados y en línea.
Pero el vivir juntos en una ciudad requiere de compromiso entre sus habitantes. La vida urbana involucra concesiones. Así lo asegura Jared Diamond de la Universidad de California en Los Ángeles al indicar que la vida urbana implica ceder entre libertad individual e interés comunitarios, y entre lazos sociales y el anonimato. Lo anterior se debe en parte al cambio radical de la densidad de población que implica vivir con mayor cercanía física con los vecinos pero también el cumplir reglas más estrictas de convivencia y hábitos individuales.
Piensa globalmente, actúa localmente
En la Ciudad de México se practica desde hace varios años el denominado “presupuesto participativo” en el que los vecinos organizados deciden en que acción emplear cierta cantidad de recursos financieros del gobierno central, actividad que por lo general ha redundado en una conciencia cívica y generación de acuerdos y compromisos. En tu caso, te invito a reflexionar y reunirte con tus vecinos para determinar que es lo más urgente de realizar para tu colonia.
Reciban un cordial saludo de su amigo Luis Eduardo Mejía Pedrero. Para dudas y comentarios por correo electrónico a [email protected] Instagram @mejíapedrero Twitter @Cuencalerma o por Facebook.