LA GRANDEZA MEXICANA

Por: Daniel Valdez García

 

Es curioso que leemos en muchos libros sobre la llegada de los peninsulares a tierras América: “Colón y los colonizadores”, además por muchos años hechos dicho: “Durante la época de la Colonia”. La Real Academia de la Lengua Española dice: “Colonia es una palabra latina que significa asentamiento, tierra ocupada. Colonia tiene el mismo origen que la terminación -cola en terrícola, habitante de la tierra, y otras palabras similares.

 

En español, ya se usaba en la alta edad media. Pedro López de Ayala la utiliza frecuentemente en sus obras sobre la vida romana, como en la Traducción de las Décadas de Tito Livio, de finales del siglo XIV…”, sin embargo la intención de los reyes católico eran más bien extender su reino y así establecen lo que se llamó  VIRREINATO de la Nueva España, Virreinato de Nueva Granada, Virreinato del Río de la Plata y Virreinato del Perú, destinados a garantizar el dominio y la autoridad de la monarquía peninsular sobre las tierras recientemente descubiertas; lo creó el Rey Carlos I de España el 15 de octubre de 1522, y en el caso de la Nueva España se estableció entre el 8 de marzo  y el 17 de abril de 1535, su primer virrey fue Don Antonio de Mendoza y Pacheco, y la capital del virreinato fue la Ciudad de México. Durante casi tres siglos, en total en la Nueva España hubo 62 Virreyes. 

 

Hay muchas anécdotas y leyendas sobre los virreyes y virreinas de la Nueva España, la obra que mejor los condensa es la de Artemio de Valle-Arizpe, también hay otros muy entretenidos como el de Alejandro Vázquez Ortiz. 

 

A manera de colofón, he de decir que algunos virreyes cedieron cierto protagonismo y poderío a sus respectivas mujeres. Cada uno de ellos dejó con honor, y otros con deshonra, su huella en la historia de los Virreinatos. Esa lujosa vida tuvo sus escándalos, aciertos y fracasos, historias de fidelidad y de pecado de esos hombres y mujeres que definieron, para bien o para mal, los destinos de los virreinatos Novo hispanos, de los que hay tanto que decir aún.