
EL VALLE DEPORTIVO
- Pedro Eric Fuentes López
- 13 octubre, 2025
- Columnas
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Pedro Eric Fuentes López
No olvides que siempre hay alguien o algo esperando por ti, algo más fuerte, más inteligente, más amable, más duradero, algo más grande, algo mejor. Charles Bukowski
Debo confesarlo. Al menos por unos instantes también fui víctima de la pasión, emoción y parte de una irreal idea de que el balompié de nuestro país estaba mejorando, al menos en categorías menores. Y bueno, lo mismo de siempre, las mismas decadentes historias, las mismas excusas, culpas, y varios puntos más que son el pan nuestro de cada día. En lo personal me bastaron 20 minutos para saber que me había ganado el nacionalismo y volví como de un viaje relámpago al momento exacto de seguir diciendo, que estamos sumidos en la gran mediocridad de la cual, no muchos tienen las agallas de señalarlo y si, en cambio, apuestan sus arrestos a defender lo indefendible. Lo peor del tema es que todavía hasta nuestros días hay ciento y quizás miles que les siguen el chistecito y caminan vehemente como si de verdad el país fuera potencia. ¡Basta! Al menos en este bello deporte jamás lo hemos sido y dudo mucho que mis ojos -que los gusanos no se han de comer- no lo verán, entonces hay que decirlo tal cual es, porque no solamente se trata de aspectos técnico-tácticos sino de idiosincrasia, no alcanza con el talento de unos cuantos, no es para más la liga que tenemos, mucho menos los dirigentes y para colmo, esa idea falsa de avanzar a un 5º y 6º partido cuando ni siquiera se roza esa zona reservada para los que sí entienden de proyectos, planes, programas, seguimiento, modernidad, capacitación, preparación, etc.
Eso y el golpe de actualidad de que son muchos los que no deben ni siquiera portar la verde, ni otros tantos como técnicos, me llevó a trazar un esquema basado en diversas aristas para tratar de dimensionar lo que hoy se sigue viviendo en el sistema deportivo mexicano. Miren,
la educación es la gran apuesta de las naciones que buscan salir adelante. Por ejemplo, Corea del Sur, un país que décadas atrás se encontraba por debajo de México en términos de desarrollo económico -entre otros- invirtió grandes recursos públicos en el sector educativo y diseñó programas para mejorar el aprendizaje. Pareciera hazaña, pero no lo es, más bien, fue y es congruencia, coherencia entre el desarrollo o la debilidad. Desde luego que su propio reto fue la exigencia, no el paternalismo ni el cuidado del aparato alrededor de, sino que -acá lo interesante- instaurado por quienes le suponen al alumno una condición tan disminuida que no se le puede pedir el cumplimiento de metas ni asignarle entregas de resultados.
Así pues, en nuestro territorio, como el tema en comento, el deporte y en otros tantos ámbitos de nuestra vida nacional, las estrategias implementadas en el sector educativo y el deportivo entrañan evidentes paradojas. En primer lugar, hay que mirar los propios espacios en los cuales se imparte la enseñanza y/o la infraestructura deportiva, que carecen, las más de las veces, de las condiciones para que los escolares y deportistas en general reciban una instrucción adecuada de aula y entrenamiento, y de ahí rescato aquello que impera en nuestra Constitución: la educación, la salud y el deporte, no son sólo de los primerísimos derechos que merece el ciudadano sino las herramientas esenciales para la vida. Ante esto, pensar que, o creer que 22-24 o si quieren hasta 30 jugadores son la esperanza nacional en un punto de inflexión, es tanto como señalar que México está para ser campeón del mundo en el futbol. Sin duda, la educación, mejor, perece con uno mismo, porque los goles, atajadas, grandes jugadas y otras, cierto se quedan en la mente, pero tras un rato y la llegada de otro tema, se llenan de telarañas en el recuerdo-olvido. Seguramente, la verdadera condena del futbol en esta ocasión, pasa porque siguen queriendo tapar que la calidad es baja -ahí están los resultados- y lo es porque los diferentes niveles que han llevado el deporte en este país, no centraron y siguen sin hacerlo, los esfuerzos en optimizar el desempeño no de una categoría sino del sistema, de la liga y de todo el país.
Lo más precioso que tiene la nación mexicana, es que al menos se cuente con el eje piramidal de excelencia que merecemos todos: Educación, Salud y Deporte, porque, aunque no queramos aceptarlo muchos y otros callen, los resultados están ahí, a la vista: millones de futbolistas que no pueden comprender como no visten la verde y que son mejores que otros…
Pásenla bien!!!