SIN TON NI SON

Francisco Javier Escamilla Hernández

En animada charla ayer surgió el tema de aquellos seres que se convierten en animal o viceversa, ahora deseo compartir algunos aspectos de este mito ¿o realidad?

La figura del nahual forma parte de las tradiciones más profundas y misteriosas de Mesoamérica, especialmente entre los pueblos indígenas como los mayas y los nahuas, de acuerdo con la cosmovisión mesoamericana, un nagual es una persona que posee la capacidad de transformarse en animal, generalmente durante la noche, como parte de un vínculo espiritual con la naturaleza; esta transformación no es simplemente física, sino también espiritual y simbólica, representando una conexión con fuerzas sobrenaturales que trascienden lo humano.

El origen de la creencia en los nahuales se remonta a las culturas prehispánicas, donde se pensaba que cada ser humano nacía con un tonal, una especie de espíritu o animal guía que influenciaba su carácter y destino: aquellos que tenían una conexión particularmente fuerte con su tonal podían, según la creencia, adquirir el poder de transformarse en ese animal, estos individuos eran los naguales, y se les consideraba personas con un conocimiento y una energía espiritual excepcionales. Una característica notable es que estas personas en muchos casos eran chamanes, curanderos o líderes espirituales dentro de sus comunidades.

La figura del nagual ha sido interpretada de múltiples formas, dependiendo del contexto cultural y la época, en algunas regiones, los naguales son vistos como protectores y sabios que utilizan sus poderes para el bien de su comunidad; en otras, especialmente con la llegada del cristianismo y la colonización, desgraciadamente comenzaron a asociarse con lo maligno, lo oculto o incluso con la brujería. Esta dualidad entre el bien y el mal es una característica clave en la forma en que los naguales son percibidos: pueden ser guías espirituales o amenazas nocturnas, dependiendo de la intención de sus acciones.

En la tradición oral, abundan los relatos de personas que afirman haber visto a individuos transformarse en animales como jaguares, coyotes, lechuzas o perros. Estas transformaciones, según las leyendas, ocurren en lugares apartados, generalmente por la noche, y suelen ir acompañadas de sucesos sobrenaturales. Algunas historias cuentan cómo los naguales se despojan de su piel humana para adoptar su forma animal, y que, si alguien destruye esa piel, el nahual muere o queda atrapado en su forma animal para siempre.

A pesar del escepticismo de la ciencia moderna, la creencia en los naguales persiste en muchas comunidades rurales de México y Centroamérica, para los creyentes, los naguales no son simplemente leyendas, sino parte de una realidad espiritual que coexiste con el mundo físico; su existencia es una forma de explicar lo inexplicable, de darle sentido a los misterios de la vida, la muerte y la naturaleza. Los naguales representan mucho más que figuras mitológicas: son símbolos de la conexión ancestral entre el ser humano y la naturaleza, entre el cuerpo y el espíritu, entre el bien y el mal. 

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