
Global Sumud Flotilla (GSF)
- Elva María Maya Marquez
- 7 octubre, 2025
- Columnas
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El 16 de septiembre, la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), acusó por primera vez que el gobierno israelí, sus altos funcionarios y el ejército, han cometido y continúan ejecutando actos de genocidio en Gaza en contra de la comunidad Palestina. Las cifras son imprecisas, se habla de más de 67 mil, pero hay quienes hablan de hasta100 mil personas asesinadas, donde las imágenes que más han causado dolor son las de los niños. Esto, a dos años de que iniciaron los ataques —7 de octubre de 2023—.
En este marco, es necesario tener claro que un genocidio es la destrucción intencional de un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Se diferencia de una guerra porque su objetivo no es vencer militarmente a otro Estado, lograr fines políticos o territoriales, sino desaparecer en su totalidad a una población específica. Entonces, que nadie se confunda, lo que ocurre en Gaza es un genocidio debido al patrón sistemático de ataques contra civiles palestinos.
El 24 de junio de 2025, la ONU reportaba que en menos de un mes, más de 400 gazatíes habían sido muertos a tiros mientras acudían a los centros de distribución de ayuda donde se les ofrecía comida. Actualmente, la gente está muriendo de hambre. Con este tipo de acciones, quién puede negar que lo que está ocurriendo es un genocidio.
Por otra parte, hasta agosto de este 2025, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, reportó a 247 periodistas fallecidos en Gaza. En solo dos años de conflicto, murieron más periodistas que en las Guerras Mundiales, Vietnam, Corea, Afganistán y los Balcanes juntas. Matar periodistas es matar la verdad, esto, para que no haya ojos que vean y documenten el horror que se vive.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado el 10 de septiembre, el 94% de los hospitales de Gaza habían sido destruidos, lo que provocó una sobrecarga de los que continuaban parcialmente operando.
El viernes 26 de septiembre, la organización “Médicos Sin Fronteras” (MSF) anunció que suspendía sus actividades en la ciudad de Gaza tras la intensificación de la ofensiva israelí y la proximidad de los tanques a sus instalaciones. De acuerdo con cifras oficiales, se calcula a mil 700 trabajadores de la salud asesinados, aunado a la cifra de desaparecidos. “Lo último que queríamos era detener las actividades, pero nuestras instalaciones están rodeadas por las fuerzas israelíes”, explicó el coordinador de emergencias de MSF en Gaza, Jacob Granger.
En este contexto, surge “La Global Sumud Flotilla” (GSF), una iniciativa de la sociedad civil internacional, creada en junio de 2025. Su nombre, Sumud (ṣumūd), significa “firmeza” o “resistencia constante” en árabe, y representa la perseverancia del pueblo palestino frente al bloqueo israelí.
La flotilla se integró por cerca de 500 activistas, médicos, abogados y voluntarios. Las embarcaciones partieron de diferentes puntos los últimos días de agosto y los primeros días de septiembre con representantes de alrededor de 46 países, incluyendo México, España, Argentina, Colombia, Brasil, Francia, Alemania, Suecia, Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica, Turquía, Italia, Grecia, Túnez, Egipto, Líbano, Malasia, Reyno Unido, entre otros.
Sin embargo, el pasado 1 de octubre fueron interceptados por Israel en aguas internacionales, aunque todos están siendo repatriados, se sabe que los integrantes de la flotilla sufrieron violencia física y psicológica, además de ser privados de alimentos, agua y medicamentos.
Seis mexicanos participaron en la flotilla y al ser interceptados, fueron trasladados al centro de detención de Ketziot, una prisión de alta seguridad ubicada en el desierto del Negev, Israel. Las críticas a este grupo de personas son ligeras e infundadas, pues no se trató de un viaje turístico, lo que llevaban en las embarcaciones era, desde alimentos para bebé, hasta medicinas.
Lo que intentaron hacer, es aquello que los gobiernos no se atreven, pues a dos años de que comenzó esto, mandatarias y mandatarios del mundo continúan llamando guerra al genocidio y como en el caso de México, siguen pensando en qué va a pensar Estados Unidos si hacen algún pronunciamiento más directo o rompen relaciones con Israel. Los esfuerzos individuales de poco sirven, pero en colectivo y en unidad, algo más se puede lograr.
Todo apunta a que seremos recordados como una generación incapaz de actuar, que pensó que la distancia era suficiente justificación para no hacer nada. La falta de cohesión social, de organización y de empatía, aunado al desinterés y la creciente deshumanización, es el símbolo de nuestros tiempos, seres humanos que pueden seguir perfectamente con su vida, aun cuando saben que hay un pueblo que está siendo aniquilado. Mientras la indiferencia viva, el exterminio seguirá. “Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”.