
A mitad de la semana
- Julián Chávez Trueba
- 7 octubre, 2025
- Columnas
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2 Contradicciones de Sheinbaum
Por Julián Chávez
Lamento mucho que algunos lectores encuentren en mis palabras un argumento sesgado en contra del gobierno; sin embargo, me es muy difícil no ser crítico, objetivo o exigente ante la autoridad, pues ella debe hacer todo lo que pueda y más para que sus promesas de campaña se cumplan, para hacer realidad las soluciones que necesita su población y para ser congruente entre lo que dice y lo que hace. Esto último, para mí, es muy importante, pues muchas veces no contamos con toda la información en el momento requerido para tener certidumbre sobre el actuar del gobierno. Sin embargo, un trabajo congruente entre lo que se dice y lo que se hace nos da una directriz sobre cómo se conduce. Como dice el dicho, “quieres saber de buenas rosas… pues para muestra, un botón.”
Entonces, no es que esta columna de opinión esté en contra, pero la mente es canija y hace conjeturas que van resultando verdaderas, lógicas o, por lo menos, sensatas.
La primera contradicción en el discurso federal actual es la propuesta de modificación a la Ley de Amparo. De por sí, es un punto sensible para los derechos humanos; tocarlo asume una delicadeza especial. La presidenta señaló en su discurso anual que una de las razones primordiales para modificar esta ley es que deje de ser “refugio para quienes quieren evitar la justicia”. Sin embargo, respecto del escándalo de Huachicol, existe actualmente un amparo en favor de algunos jefes de la Marina y de los hijos de AMLO, que, si bien ya señalaron que ellos no solicitaron dicho amparo, tampoco han hecho algo por suprimirlo. Es decir, resulta que quienes pretenden evitar las acciones de la justicia son personajes afines a Morena, cercanos al poder. Entonces, ¿no sería mejor que hubiera congruencia en sus actos? ¿No sería mejor que renunciaran a su amparo o, de plano, dijeran que éste busca permitir que la autoridad poderosa —que son ellos mismos— imponga su voluntad a pesar de los derechos de los ciudadanos?
La segunda contradicción se dio igualmente en este discurso por el primer año de gobierno, cuando Claudia Sheinbaum lanzó una flecha hacia Ricardo Salinas al decir: “Evitaremos el resguardo de por vida de los potentados de antes que no quieren pagar sus impuestos… En México ya no se negocia el pago de impuestos.” Sin embargo, sigue vigente el asunto de “La Barredora”, que tiene como “salpicado” a Adán Augusto López, quien, en el menor de los casos, hizo evidente en sus últimas dos conferencias de prensa que, de los más de 105 millones aún inexplicables en su ingreso, pagó en impuestos sólo el 2.5%, cuando debió ser alrededor del 35%.
Además, tenemos el caso del senador Noroña, quien no ha podido explicar los ingresos de los últimos tres años que le permitieron adquirir una casa de 12 millones de pesos, situación que no es coherente con sus ingresos reportados y que la Secretaría de Hacienda o el SAT han dejado de lado. Entonces, ¿los pagos de impuestos se negocian o no? ¿Algunos sí son perseguidos y señalados y otros no? ¿Qué hay que hacer para no ser señalado?
Estas dos profundas incongruencias en un discurso presidencial a un año de haber asumido el supremo poder ejecutivo resultan realmente lamentables, porque se alejan de la certeza que uno desearía de sus autoridades, porque manchan las tareas próximas y porque hacen que la ciudadanía desconfíe de las verdaderas intenciones de un gobierno que, veladamente, se aleja de los intereses comunes, de las promesas de campaña, de la austeridad republicana, de la justa medianía, de “no tener gobierno rico con pueblo pobre”… y de un largo etcétera.