
A mitad de la semana
- Julián Chávez Trueba
- 16 septiembre, 2025
- Columnas
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No quiero contestar (La ruptura de discurso)
Por Julián Chávez Trueba
Todos recordamos que la primera “mañanera” del presidente fue algo innovador, aceptado, requerido por la ciudadanía, pero sin duda, se constituyó como un ejercicio de democracia para el régimen, o como un reforzamiento de imagen para los estudiosos de la política.
Debatible o no, la “mañanera” fue la forma en que el titular del Ejecutivo se hizo del discurso diario, con temas, información y presencia. Bien o mal, se convirtió en una herramienta para que el presidente se mantuviera vigente; si había temas buenos que señalar, se hacían evidentes, se tomaba todo el tiempo para desmenuzarlos; si el tema era perjudicial para el gobierno, pues se minimizaba o se buscaba otro asunto al cual ponerle más atención, para desviar el discurso.
Lo interesante en estos días es que la presidenta rompió con la idea de estar presente y presentarse frente a los medios. En medio de numerosos problemas políticos al interior de su partido, con el cartel de La Barredora señalado desde el gobierno de Estados Unidos, con la captura del líder, las conexiones que se han informado con Grupo Vector y con un hijo de ex presidente AMLO, poco a poco las palabras no alcanzan para detener la crítica y no tocar a su mentor, AMLO.
La presidenta dijo: “ya no te voy a contestar”, con la evidente ruptura del diálogo, con la censura por omisión que esto significa; con su derrota al no querer decir más. Ya ni siquiera fue un ataque al medio informante, sino el señalamiento de nulidad.
Es evidente que hay mano negra en la muerte de los dos principales implicados, marinos, en el grupo de La Barredora. No es probable su muerte en circunstancias poco creíbles, sobre todo porque su testimonio implicaría una alta probabilidad de inculpar, por lo menos, a Adán Augusto y, con mayor probabilidad, al expresidente en conjunto con la presidenta actual.
Debe ser difícil el cargo de conciencia por robar, por dejar desprotegidos a miles de ciudadanos con actos de corrupción, pero debe ser aún más penoso saber que mueren personas para mantener tu propio estatus legal y político.
Esta situación es, sin duda, la chispa que detonará el desgajamiento de dos grandes mitades de las corrientes morenistas: quienes todavía están con AMLO y los que están con Claudia Sheinbaum.
En algunos manuales del devenir de los grupos de poder es un canon que la verdadera oposición frente a un grupo hegemónico como lo fue el PRI se generaría desde su interior; tal es el caso del PRD. Ahora, MORENA se encuentra próximo a partirse en dos. Lo interesante es saber ¿quién se va a quedar con la mayor parte?