EL VALLE, MÉXICO Y YO

México está en su mes más patrio. Quedan pocos días para los festejos y desde Madrid mi corazón se une a la fiesta del país que hace unos cuantos años me abrió sus puertas y desde entonces ocupa un lugar muy especial en mi vida. Sin duda, es un país maravilloso con gente estupenda y es cierto que las noticias que muchas veces nos llegan no reflejan lo mejor del país azteca. Ahora bien, quien ha tenido la fortuna de vivirlo sabe que México es mucho más que sus titulares. Es un destino que sorprende, que enseña, que transforma. A mí, me permitió descubrir paisajes únicos, sumergirme en una cultura fascinante, y, sobre todo, encontrarme conmigo misma.

Lógicamente, estar a más de nueve mil kilómetros de distancia de mi casa no fue fácil porque cuando los tuyos están al otro lado del charco la nostalgia puede pesar demasiado. Sin embargo, también hay lugares donde, sin esperarlo, te encuentras con personas que te tienden la mano, que te ofrecen amistad sincera y te hacen sentir parte de algo. Así fue como, entre calles, sabores y voces mexicanas, llegué a sentirme como una más.

Por eso, además de celebrar a mi México, lindo y querido, también brindo por los treinta y cinco años que cumple EL VALLE. Allí tuve la oportunidad de formar parte de una gran familia periodística gracias a Pepe Nader. Aunque han pasado los años, nuestra amistad se ha vuelto inquebrantable. Sus cimientos son sólidos, y nuestra pasión compartida por el periodismo es el ingrediente que hace que nuestros vínculos sean perennes.

En EL VALLE está la esencia del periodismo y puedo asegurar que ésta sigue muy viva. Solo hace falta defenderla frente a quienes intentan apagarla. Su director, Pepe Nader, lo demuestra con hechos. Día tras día, su columna refleja una voz firme, sin censura. Puede gustar o no, pero su opinión está guiada por la realidad, y en sus palabras radica la libertad. Todos sabemos que el buen periodismo incomoda, y ejercerlo en un país donde ser periodista puede costarte la vida, requiere algo más que vocación: requiere coraje y valentía.

Sin duda, México fue un punto de inflexión en mi vida. Representó un “después” lleno de significado en muchos aspectos. Al final, la vida está hecha de aventuras y ésta fue muy especial. El escritor canadiense Robin Sharma dice: “A casi todos nos da miedo lo desconocido. No debería ser así. Lo desconocido no es más que el comienzo de una aventura, una oportunidad de crecer.” Y tiene toda la razón.

Ahora es el momento de festejar, por eso, con la añoranza de no abrazar a mi “segunda familia” y la ilusión de volver a encontrarnos, querido Pepe, te espero pronto por acá, envío mi felicitación más sincera a todos los que hacen posible EL VALLE. Porque ni nueve mil kilómetros de distancia pueden borrar los sentimientos de este corazoncito mexicano que presume, con orgullo, de tener una columna donde “las noticias se hacen periódico”.