A mitad de la semana 

En casa del jabonero… 

Por: Julián Chávez Trueba

Ya dice el viejo adagio que calladito se ve uno más bonito, y es una sentencia máxima cuando se trata de políticos en campaña, prometiendo y jurando total y absolutamente en vano.

El poder hoy es de MORENA, pero cada partido político suele ser igual: unos prometen y otros más, pero lamentablemente duele y cala más la mentira cuando se evidencia la promesa rota de quienes hoy gobiernan.

Dicen que no hay represión a los medios y, acto seguido, separan a un puñado de periodistas de sus espacios; incluso a uno que fue fiel defensor (lleno de cerrazón) lo premian con un cargo diplomático. Aseguran que no hay ocultamiento de crímenes y que todo se sabrá, pero el caso Ayotzinapa lleva más de un sexenio enredado en la misma verdad oficial que tanto se criticó y casos como los de Ciro y los particulares de Clara Brugada permanecen con el móvil oculto. Prometieron que no habría colusión con el crimen organizado, pero en lugar de aplaudir la aprehensión del “Chapito” o del “Mayo”, se cuestiona al gobierno vecino por habérselos llevado sin consentimiento.

Que no se puede tener un gobierno rico con un pueblo pobre, pero vemos a las cabezas de MORENA viajando, comprando en lugares exclusivos y dando explicaciones peores que sus actos. Que eran liberales y no conservadores, pero desaparecieron instituciones de transparencia, de acceso a la información y de datos fidedignos; tomaron al árbitro electoral y a quienes aplican la ley, mientras los derechos humanos y la fiscalía permanecen sin verdadera libertad. Que México no es patio trasero de nadie y que la soberanía está intacta, pero acto seguido vuelan drones extranjeros, hay operaciones de inteligencia foránea y se llevan narcotraficantes por orden de EE.UU. Además, se detiene el paso de inmigrantes, y de aquello de que “no se produce fentanilo en México”, ya se ha demostrado lo contrario: lleva por lo menos seis años fabricándose aquí, con más de mil laboratorios desmantelados hasta la fecha.

La pobreza, dicen, disminuye, mientras crece el gasto de gobierno; pero esto ocurre gracias a un nuevo marco metodológico, con datos que evidencian el aumento de transferencias directas, contrastando la falta de creación de empleo y obras monumentalmente desaprovechadas.

Es más fácil prometer que cumplir, eso todos lo sabemos; pero llega un punto en que debe establecerse un límite, porque la mentira se cae a pedazos. ¿Cuándo se asumirá el error de haber construido Dos Bocas, el AIFA y el Tren Maya?

Por lo menos ya hubo un cambio: del “abrazos, no balazos” a los encontronazos. Si bien no es la mejor manera de combatir al crimen, quienes creyeron que la no violencia sería táctica suficiente hoy miran de frente la realidad. La militarización, tan criticada en tiempos de Felipe Calderón, ha sido la única estrategia en este sexenio; señalada antes como obtusa, hoy es la única verdad, aunque todavía sin otorgar paz a la población. Recordemos: Cienfuegos, detenido y luego condecorado en México; Ebrard diciendo “si no se sanciona es un balazo en el pie”.

Hoy, esa misma ideología apunta al aparato electoral mexicano de manera sospechosa, preocupante e hipócrita. No basta con demostrar que no hay método, política pública ni proyecto de gobierno; lo que se busca es alterar las instituciones como sea, aunque se pierda el sentido de las mismas. Lo importante parece ser engatusar a las masas y eliminar a quienes puedan criticar u obstaculizar.

En este momento, quien está obligando a nuestro gobierno a trabajar en los temas prioritarios es EE.UU. Así que no caigamos en el intento de disfrazar de invasión o injerencismo actos inexistentes, porque la patria somos todos, y las decisiones soberanas —al menos hasta ahora— se han tomado pensando solo en unos cuantos.