
A mitad de la semana
- Julián Chávez Trueba
- 19 agosto, 2025
- Columnas
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¿INEGI miente?
Por: Julián Chávez Trueba
Pues resulta que INEGI indicó hace poco que 13 millones de mexicanos han salido de la pobreza, lo que implica que de poco más de 40 millones pasó a 38.5 millones, lo cual sin duda es positivo. Sin embargo, hay un montón de “sin embargos” que vamos a revisar brevemente, para que usted, amable lector, genere su propia opinión cuando hable a favor o en contra de estos datos.
De entrada, hay que indicar que esto se debe a una línea imaginaria, pero metodológica, que se impuso a los ingresos con base en el Índice de Precios al Consumidor; es decir, que los mexicanos salieron de la pobreza al superar esta línea y pueden comprar más. Sin embargo, esa línea cambió con una “actualización” de la canasta de productos: se incorporó una nueva canasta de bienes y servicios, se amplió la cobertura a más ciudades y se ponderó de manera diferente el consumo.
El ingreso por transferencias de programas sociales aumentó un 25 % de 2022 a 2024; en comparación, la deuda interna subió un 74 % y la externa un 25 %. El gasto público federal (considerando inversión interna) subió tan solo un 10 % en el mismo periodo, aproximadamente.
Por otra parte, esta línea metodológica fue impuesta por el CONEVAL y por una serie de medidas científicas consensuadas a nivel internacional. Ahora esa línea fue medida por el INEGI, pues recordemos que el CONEVAL ya no existe por decreto presidencial.
Ahora bien, el propio INEGI indica que la pobreza es aquella población que no tiene garantizado el acceso a alguno de los derechos sociales como educación o salud; es decir, la pobreza también incluye la garantía de estos derechos. Según el INEGI, 63 millones de personas presentaron carencias en el año 2024 (comparen estas cifras con la pobreza por ingresos).
También hay que decir que el salario mínimo subió un 74 % de 2022 a 2024, mientras que la inflación fue de 8 % en esos dos años, lo que implica que en términos reales —comparándolo con la inflación— el salario mínimo aumentó casi un 50 %, es decir, rebasó la línea inflacionaria.
En este sentido, no podemos afirmar que el INEGI miente respecto a la caída de los índices de pobreza, pues se trata de cifras provenientes de un estudio metodológico riguroso y científico. Los datos, lamentablemente, muestran una ligera tendencia a ser benevolentes, pero esta aseveración será una realidad hasta que haya un estudio profundo sobre la “actualización” de la metodología.
Mientras tanto, debemos pensar en un progreso benéfico para todos, reflejado en estas cifras, a pesar de que en muchos casos no coincida con nuestra realidad. Al final, son verdaderas y están vigentes. En el futuro sabremos si esto es una burbuja inflada artificialmente o si realmente se trata de un avance sostenible a largo plazo.