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Por: Rocío Hernández Rogel
No cabe duda que a veces no nos pasa ni tantito por la cabeza el impacto que se puede tener al enviar un mensaje de manera masiva.
A veces no entiendo cuál es el afán de “tirarnos” entre hombres y mujeres, esa lucha de egos y ver quién puede más que el otro, quién humilla más y quién da la estocada final para llevarse la victoria en esa guerra, se ha convertido en una batalla campal que quiere seguir dividiendo géneros.
No quiero dar más protagonismo a ese señor “influencer”, que en su momento yo admiré como jugador y persona, sin embargo ha dejado mucho que desear en ambas esferas (para mí, aclaro), así que omitiré de quién hablo -aunque creo que será evidente- con su mensaje “interesante” abrió el espacio para que podamos replicar, porque ese ha sido uno de los regalos más preciados en los últimos años que hemos obtenido como mujeres: NO QUEDARNOS CALLADAS para no incomodar y ser las incomodadas nosotras, entonces si ustedes tienen derecho de opinar con respeto, nosotras tenemos derecho a replicar, con respeto.
Y el mensaje es claro, en efecto es interesante ver cómo hoy estamos teniendo la posibilidad de elegir, de no quedarnos conformes con lo que “nos tocó” o con lo que “elegimos -mal-”, que si bien nos equivocamos hoy tenemos la fortuna de cambiar de opinión y hacerlo diferente, en honor a tantas que no pudieron.
En términos de esa acción, tenemos la opción de elegir hacer las tareas del hogar, cuidar, proteger por elección más no por obligación, eso es lo verdaderamente interesante y además proveer, cosa que hoy en día ha permitido a las mujeres salir de entornos de violencia con mayor facilidad, realizarse profesionalmente y laboralmente, empezar a cambiar el chip de elegir a un hombre en sus vidas por amor y no por confort o status, deber ser o para ser “rescatadas” como la “Cenicinta, Blanca Nieves o María Mercedes”, porque eso ha estado desaprendiendo esta generación y estamos educando a nuestras hijas a que eso pueden hacerlo y dárselo ellas mísmas. Así que sí, es interesante ver cómo algunos hombres se incomodan porque no van a tener a su otra “mamá” resolviéndoles la vida mientras siguen siendo ustedes los “eternos adolescentes” diciendo que están con una “mujer en su casa, cuidando a los hijos, haciendo la limpieza y teniendo lista en la mesa la sopa caliente”.
Sería valioso que en vez de mandar esos mensajes, pudiéramos comenzar a concientizar a las parejas a tomar terapia y mostrarles a las nuevas generaciones que hay cosas que ya no van a volver a ser igual, porque también los hombres necesitan liberarse de su propia opresión patriarcal, esa mirada que les ha otorgado el sistema en donde nunca deben parar, donde no pueden llorar, donde tener más de una mujer los hace increíbles, poderosos y “chingones”, donde los valores están por debajo de las cuentas bancarias, donde el incremento de suicidio está a la alza en su género por la presión de no alcanzar estándares sociales y económicos y además no saber pedir ayuda porque su sistema los define como “débiles” si lo hacen.
Y si hablamos del equilibrio de energía masculina y femenina en efecto, en algún tiempo tuvimos que desarrollar más la masculina al enfrentar el mundo solas, porque ante haber elegido ser las que resuelven para no incomodar y ustedes considerar que solo con dinero aportan todo (creencia limitante) se les olvidó que para cultivar nuestra energía femenina, nosotras necesitamos tiempos de calma, de paz y no más guerras, y no ser las cuidadoras de niños disfrazados de adultos.
Hoy no armaremos frase, hoy me gustaría compartirtela, con una reflexión final: “los hombres se quedan donde tengan paz y las mujeres generan paz donde son tratadas bien”. Se necesita del esfuerzo de ambos para que la relación exista y persista”.
Gracias por leerme.
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