AMISTAD

Dejarse llevar por la imaginación, de vez en cuando, no está de más. Soñar forma parte de nuestra naturaleza y esos sueños se alimentan día a día, precisamente de nuestro presente. No siempre es fácil digerir lo que la vida nos presenta y evadirse de ella también es una gran terapia. Al igual que lo es apoyarse en los amigos de verdad. Esos que están ahí silenciosamente y que te conocen tan bien que hasta entienden tus propios silencios. 

La amistad auténtica no es estática; evoluciona con el tiempo. Se fortalece, se transforma, se consolida… o se desvanece si no posee unos cimientos sólidos. A veces, el paso del tiempo revela lo que estaba oculto tras el velo de una aparente cercanía. Y aunque descubrir una traición o una decepción duele, es mejor abrir los ojos ante las primeras señales. Recordemos ese viejo proverbio turco que advierte que quien busca un amigo sin defectos, se quedará solo. Porque nadie es perfecto, y justamente ahí está la belleza de la amistad: en aceptarnos tal como somos, con luces y sombras, y seguir construyendo algo valioso juntos.

La perfección no existe y lo bonito es crecer como persona y vivir experiencias únicas con ese amigo que nos quiere tal y como somos. Decía Francis Bacon que “la amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad”, es cierto que quien tiene un amigo tiene un tesoro y esos amigos que son como hermanos se pueden contar con los dedos de las manos. No olvidemos que no es amistad cuando reina en el ambiente la hipocresía, la envidia y el interés.

Ser fiel a los principios es fundamental y ser leales ante quien lo dejaría todo por ayudarte en los peores momentos de la vida, también. En las buenas siempre hay manos disponibles, pero en las malas el contexto es muy distinto. Por eso, elegir a las personas adecuadas que nos acompañen en el día a día es fundamental. Todos hemos tropezado, todos hemos confiado en quien no lo merecía. Pero esos errores son lecciones valiosas que nos ayudan a crecer como personas. Nos hacen selectivos. Cada día es una oportunidad para aprender, cambiar, y seguir contando nuestra historia. Esa historia personal, única, que construimos con cada decisión, con cada experiencia, con cada vínculo y que escribimos de nuestro puño y letra. El escritor Paul Bourget decía que “una amistad noble es una obra maestra a dúo”, y no se equivocaba. Los amigos de verdad están presentes en cada capítulo, incluso en los más oscuros. A ellos, a los que han estado y siguen estando, quiero dar las gracias. Porque incluso cuando todo parece incierto, su compañía se convierte en ancla, en faro y en impulso.

En definitiva, la amistad es ese tesoro que nos une de tal manera que nos convierte en familia, de hecho, muchas veces tiene más fuerza que los lazos de sangre. Sin duda, es la familia que elegimos y hay que cuidarla, cultivarla, y, por supuesto, disfrutarla. Y si la vida está para gozarla y ésta es un suspiro, gocémosla con los amigos de verdad.