EL VALLE DEPORTIVO

Pedro Eric Fuentes López

“La inteligencia y habilidad solo pueden funcionar al máximo de su capacidad cuando el cuerpo está sano y fuerte”  John F. Kennedy

El futuro ya llegó. Y si seguimos abusando de paradigmas del siglo pasado, mientras el siglo XXI nos rebasa con algoritmos, autogeneradores de texto y decisiones automatizadas, estaremos condenados al rezago digital. Y no solamente porque me atrae y atrapa el tema, sino porque es parte esencial de la vida del ser humano: avivar y mantener en movimiento cuerpo, espíritu, alma y mente, en congruencia con todos aquellos valores adquiridos, aprendidos y esparcidos en el desarrollo de la incansable búsqueda del equilibrio. A muchos se les hace paja ese tipo de esfuerzos diarios y solamente se dedican a “vivir” o pasar de largo; en cambio, están aquellos que apuestan por un fortalecimiento que englobe todas las aristas que presenta el momento, el destino, el cosmos, el universo y/o simple y complejamente, la vida misma. Así pues, en un mundo que cambia más rápido que nuestros propios temores, la educación deportiva -¡ojo! no estoy señalando la educación física- debe cambiar, verse, adaptarse y tenerse como un bien público en general y transformarse con la ayuda de la tecnología e inteligencia artificial que, aunque a varios de nosotros no nos guste del todo, hoy en día esto ya no es opcional sino una necesidad impostergable, inclusive, tal como lo señala y aporta la UNESCO, otorgándole un peso altamente específico a la educación de aula y pasar por el área deportiva con todos sus mecanismos de formación, entretenimiento, diversión, etc., hasta pasar a la alta competencia y al alto rendimiento, empero, sin olvidarnos de que la pirámide estructural para contar con todo ello, es tomar y aceptar los retos, desde casa, escuela, trabajo, salud, y lo más importante saber muy bien cómo hacerlo de forma ética, inclusiva y responsable, sin prohibiciones absurdas ni restricciones inútiles. Es decir, podrán existir alternativas de solución, muchas, diversas y a veces inentendibles, el caso radica en no cerrar las puertas a la tecnología, sino en abrir ventanas al conocimiento crítico, formar a los alumnos, docentes, padres de familia, deportistas y entrenadores, dirigentes y formadores, o sea, esto nos involucra a todos y desde cada rincón con el que se aporte algo, ya estaremos en condiciones -a lo mejor, poco a poco- de, juntos, adaptarnos al rediseño tanto de los planes de estudio y su evolución para educar y reeducar con la alta tecnología y, en consecuencia en el deporte para tener mejores oportunidades de una vida más activa en todo momento. La UNESCO ha sido clara: la inteligencia artificial debe complementar, no reemplazar, el aprendizaje humano. Pero para que eso suceda, necesitamos políticas públicas que inviertan en infraestructura, conectividad, capacitación y actualización en todas las áreas de competencia y no con recursos recortados.

El desafío es claro: es familiar y social. Y no para depender de ella, sino para entenderla, cuestionarla y usarla con sentido crítico, tal como el motivo de este texto, porque el ejemplo más claridoso ahora mismo, es lo que pasó en Pekín, donde ‘Tiangong Ultra’, fue el primer robot humanoide en cruzar la meta de un medio maratón, en donde participaron cientos de personas y al menos, una veintena de robots, como muestra de un símbolo de las ambiciones chinas en las nuevas tecnologías. El androide cruzó la meta, tras 2 horas, 40 minutos y 42 segundos, mide 1,80 metros y pesa 52 kilos. A modo de comparación, el vencedor de carne y hueso tardó 1 hora, 2 minutos y 32 segundos, según un medio oficial. Lo que más me llamó la atención es la declaración de un ingeniero de 25 años de edad quien señaló que la idea es que los robots humanoides puedan integrarse realmente a la sociedad humana y empezar a cumplir las tareas que los humanos llevan a cabo…

Total que, para todos nosotros, queramos o no, deberemos estar acoplándonos inevitable y necesariamente, pero esto del cambio no vendrá de un decreto, sino vendrá y llegará de nuestra voluntad, pero para que surta el efecto óptimo, deberán ya -y desde hace muchos años- replantearse y reformar todos los sectores del tejido social, donde los tres más importantes, sin duda, insisto, son educación, salud y deporte.

Pásenla bien!!!