
SANAR HERIDAS DURANTE LA CUARESMA 23
- Daniel Valdez García
- 27 marzo, 2025
- Columnas
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Jueves III de Cuaresma
Sacerdote Daniel Valdez García
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
En nuestra vida de fe, es esencial que entendamos, apliquemos y actualicemos nuestras tradiciones para que cobren verdadero sentido. “Jueves Eucarístico” no es simplemente un término para recordar, sino un llamado a vivir. Este día marca la institución de la Eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento de amar al prójimo, tal como Jesús nos enseñó al lavar los pies de sus discípulos, incluso a aquellos que lo traicionarían y negarían. Siguiendo el ejemplo de amor y perdón de Cristo, también el Papa Francisco ha lavado los pies de personas que cometieron errores en sus vidas.
Este día nos invita a una acción decidida: asistan a la Eucaristía, hagan una visita al Santísimo, oren por nuestros párrocos y por los sacerdotes en situaciones difíciles. Realicen obras de misericordia, comenzando con sus familias y extendiéndose a aquellos necesitados. Cada uno de nosotros puede ser reflejo del amor de Dios y renovar el espíritu de nuestra comunidad.
El Señor nos dice: “Escuchen mi voz y serán mi pueblo; sigan el camino que les muestro para que prosperen”. Sin embargo, el pueblo no escuchó y vivió según su propia terquedad. Aunque envié profetas continuamente, no los atendieron y se volvieron cada vez más obstinados. Este es el pueblo que no escuchó la voz del Señor, y por eso la fidelidad se ha extinguido (Jeremías 7, 23-28).
Jesús expulsó un demonio y, maravilloso como fue, enfrentó críticas injustas. Algunos decían que lo hizo con el poder del demonio. Pero Jesús, con sabiduría, desmanteló sus acusaciones: “Un reino dividido cae. Si expulso demonios por el poder de Dios, sepan que el Reino de Dios ha llegado a ustedes”. Jesús les insta a decidir: “El que no está conmigo, está contra mí” (Lucas 11, 14-23).
Estos milagros nos muestran que debemos reconocer a Cristo como el verdadero enviado del Padre y eliminar cualquier duda de nuestros corazones. Debemos optar por estar con Él, comprometidos en la lucha contra el mal. De lo contrario, nos alineamos con el maligno, aunque sea involuntariamente.
Para finalizar, les invito a reflexionar. A menudo buscamos culpables externos para nuestros errores, como lo ilustra un personaje de una serie que vi. Debemos aprender a enfrentar nuestros propios demonios: miedos, odios y debilidades. Hagamos un esfuerzo consciente por asumir nuestra responsabilidad, creciendo en fe y en amor.
Que el buen Dios nos conceda la claridad para reconocer nuestros errores y la fuerza para actuar con sinceridad y determinación.
Amén, Señor Jesús.