AL MAL TIEMPO, BUENA CARA

Entre lluvias, inundaciones y algunos rayos de sol que otros, hemos dado la bienvenida a la primavera. Es cierto que las precipitaciones no han dado tregua desde hace más de quince días y la hartura de la gente ya está en unos niveles más que altos, pero contra los fenómenos meteorológicos poco se puede hacer. Poco a poco irán cediendo las lluvias y con ellas las quejas, pero más pronto que tarde serán los alérgicos los que estén en pie de guerra. Es cierto que, como suele decirse, nunca llueve a gusto de todos, pero llegarán los días en los que nos quejemos de calor. Está claro que quejarse es casi un deporte nacional.

Si bien es cierto, en nuestra naturaleza está acostumbrarnos a lo que nos toca vivir. Hace una semana hablada de las Fallas, las cuales, ya son cenizas y de ellas hay que renacer. Ahora, son los castellonenses los que festejan la Magdalena. Pueden estar pendientes del tiempo, pero estoy convencida de que su máxima durante toda esta semana va a ser disfrutar porque todos sabemos que Magdalena es “festa plena”. Llevan todo el año esperando su semana grande y nada puede arruinar los castillos de fuego, la mascletá diaria y, en definitiva, vivir durante estos días en la calle. Siempre digo que las tradiciones están para cumplirlas y los niños, desde bien pequeños, aprenden esos sentimientos que su tierra les enseña. Lógicamente, estoy hablando de dos provincias concretas, pero esto se extiende a todo el territorio nacional. España es un país con una riqueza cultural muy importante y en cada rincón de mi geografía se descubre algo nuevo. Quizás haya que aprender a valorar más lo que tenemos. De hecho, si cogemos el calendario, los días festivos están más que señalados. Por ejemplo, ya queda menos para la Semana Santa. Siempre hay que mirar al cielo, pero confiemos en que con la cantidad de litros de agua que han caído, este año el tiempo de una tregua y se puedan celebrar todas las procesiones para contemplar la grandeza de todos los pasos. Veremos si la ‘Virgen de la Cueva’ se va de vacaciones un tiempo y con ella todas las borrascas.

Lo que también se nos va el próximo fin de semana es una hora de sueño. Toca cambiar la hora para adaptarla al horario de verano y, sinceramente, con el dormir no se juega. Es cierto que ganaremos horas de luz, pero es tal el hartazgo que tengo que lo que quiero son horas de sol y calor. Me apasiona el verano, pero la primavera, de momento, ha llegado de puntillas y ya es hora de que suban unos graditos en el termómetro. Habrá que resignarse hasta que esto llegue, menos mal que siempre nos quedarán nuestras fiestas para llenar de alegría los días grises, porque lo de festejar, en España, se nos da bastante bien y ya ha comenzado la mejor época para hacerlo. El calendario nos muestra la Semana Santa que es de una solemnidad increíble para unos y de vacaciones para otros, pero la Feria de Abril, San Isidro, San Juan… Lo dicho, esto no ha hecho más que empezar. Al mal tiempo, buena cara.