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EMERGENCIAS Y URGENCIAS 43
- Daniel Valdez García
- 17 febrero, 2025
- Columnas
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17 de febrero de 2025
Sacerdote Daniel Valdez García
Queridos hermanos y hermanas,
Hoy, mientras exploramos cómo las Escrituras pueden iluminar situaciones vitales y clínicas, iniciamos nuestra reflexión número 43 sobre “Emergencias y Urgencias”. Comprendemos, muy bien, que las Emergencias ponen en riesgo la vida, mientras que las Urgencias requieren atención rápida para evitar complicaciones. Jesús mostraba cuidado a los enfermos, salvando vidas, tanto física como espiritualmente.
Ayer, me pidieron que aclarara las bienaventuranzas y los hayes de Jesús. Estas tienen que ver con nuestra interacción con los demás: las “bienaventuranzas” promueven el cuidado de los necesitados, mientras que los “hayes” son advertencias sobre nuestras acciones.
Hoy reflexionamos sobre el pasaje de San Marcos 8, 11-13. Los fariseos obsesionados exigieron a Jesús una señal celestial, y Él, apesadumbrado por su falta de fe, les negó su petición. Jesús busca aquellos que abren su corazón más allá de señales milagrosas, recordándonos que la verdadera fe va más allá de lo visible (cf. 1 Cor 1, 22-23).
Durante el tiempo de Jesús, los líderes religiosos demandaban señales. Esto muestra que no hay peor ciego que el que no quiere ver. En medicina, las falsas esperanzas deben evitarse. En situaciones críticas, como con neonatos con daño neurológico severo, los médicos deben ser honestos con las familias sobre las realidades.
Hablemos de Medicina, Fe y Milagros. Muchos fenómenos inexplicables en medicina no son milagros, ni todos los milagros pueden ser explicados por la ciencia. Los profesionales de la salud no deben juzgar la fe de sus pacientes, pero sí pueden reconocer que la espiritualidad ayuda al bienestar. Hay límites éticos en la práctica médica, y no todo lo que es técnicamente posible es éticamente aceptable. Sigue vigente principio fundamental del médico Hipócrates: “no dañar”. Las intervenciones deben considerarse cuidadosamente, especialmente cuando la mejora es incierta. Un cirujano puede realizar todas las intervenciones quirúrgicas que se requieran, pero si no hay garantía de mejora eso tiene un límite. También puede decirse hoy sobre la terapia farmacológica con medicamentos fuera del alcance de la mayoría de las personas y sin expectativa de grandes mejoras.
Recientemente, la relación entre ciencia y fe ha mejorado. Líderes como los Papas San Juan Pablo II y Benedicto XVI han demostrado que la fe puede ir de la mano con los avances científicos, defendiendo al ser humano ante una ciencia desprovista de sentido. Prevalecen grandes preguntas sobre el funcionamiento del cuerpo humano y el desarrollo de trastornos devastadores, como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas o mentales, están todavía en muchos aspectos sin responder. Aun con los avances científicos, muchos misterios persisten, mostrando la importancia del diálogo entre ciencia y fe.
El arte también desafía valores culturales y religiosos. Algunos temas pueden ser ofensivos, como lo demuestra el caso de Salman Rushdie con su novela “Versos satánicos” ofendiendo a los musulmanes, pues todo lo que incluya palabras de amor a otra mujer y ofensas al profeta Mahoma o Alá son considerados “Haram”, es decir, blasfemia, lo cual ha generando debates sobre la libertad de expresión. Dígase lo mismo en le caso de la exposición de arte llamada “La venida del Señor” en la UNAM. Esto nos recuerda que no todo lo que ofende puede clasificarse como arte.
Es crucial evitar la actitud farisaica de exigir milagros a Dios para satisfacer nuestras expectativas, así como la obsesión terapéutica del médico tratante ignorando los límites de la ciencia.
Amén, amén, Santísima Trinidad.