EMERGENCIAS Y URGENCIAS 15

20 de enero de 2025

Sacerdote Daniel Valdez García

Queridos hermanos y hermanas,

Hoy a las décimo quinta propuesta de reflexión con la temática de Emergencias y Urgencias.

A lo largo de la historia de la humanidad, los cambios en nuestros hábitos han abierto puertas a nuevas oportunidades y mejoras notables. La historia nos ha dejado relatos como el de aquellos pescadores que decidieron explorar más allá de lo conocido, aventurándose hacia nuevas posibilidades. Esta transformación se asemeja a las enseñanzas profundas de libros como “¿Quién se ha llevado mi queso?” de Spencer Johnson y “El caballero de la armadura oxidada” de Robert Fisher, donde el cambio es el principio de un camino hacia un futuro mejor.

El Dr. Otto Buchinger vivió en su propia piel el milagro del cambio mediante el ayuno. Cuando una grave enfermedad reumática lo apartó de su trabajo, él decidió no rendirse. Optó por un ayuno de 19 días que transformó su vida. Buchinger, un médico visionario, publicó en 1935 “El ayuno terapéutico”, una obra que sigue iluminando a quienes buscan sanación. Su libro, una guía esencial, detalla cómo el ayuno puede ser un aliado poderoso contra diversas enfermedades.

Hay que distinguir entre el ayuno terapéutico y el ayuno breve de las pruebas médicas rutinarias, donde típicamente se requieren 8 horas de ayuno, o 12 para ciertos estudios específicos. En cada caso, es el médico quien indica el tiempo necesario.

El Evangelio según San Marcos 2, 18-22 nos presenta una enseñanza de Jesús sobre el verdadero sentido del ayuno. Cuando cuestionaron a Jesús sobre por qué sus discípulos no ayunaban como los de Juan el Bautista, él respondió con amor y sabiduría: mientras el novio (Jesús) esté con ellos, no hay necesidad de ayunar. Analiza la vida con metáforas profundas, comparando los viejos y nuevos odres con nuestro crecimiento espiritual.

Jesús no rechaza el ayuno religioso, pero sí denuncia el ayuno hecho por hipocresía. Él mismo practicó el ayuno durante cuarenta días y noches (Mc 9, 29), y enseñó que algunos desafíos espirituales solo se pueden enfrentar con ayuno y oración (Mc 9, 29). Nos advierte que llegará el momento en que sus discípulos ayunarán con un propósito más profundo y sincero cuando ya no esté el esporo (Mc 2, 18-22), el peor ayuno, según Jesús, es el de la hipocresía farisaica (Mt 6, 16-18; Lc 18, 12).

Así como el “ayuno terapéutico” ayuda a cambiar hábitos y mejora la salud del paciente, el ayuno espiritual prepara la mente y el corazón para valorar la presencia de Dios, su obra y el compromiso que se tiene como bautizados para seguir y servir al Señor con el cambio de 180º que llamamos conversión.

Amén, amén, Santísima Trinidad.