EL VALLE DEPORTIVO

Pedro Eric Fuentes López

“Se trata menos de nuestra capacidad y más de nuestra voluntad de intentarlo y nuestra determinación de seguir adelante” Chad E. Foster.

Como suele pasar a menudo en distintos escenarios y realidades, la visión que surge para tener una oportunidad de oro para trascender, romper paradigmas y barreras, así como encarar y enfrentar lo que venga, cómo venga y de dónde venga, hace propicia la ocasión para desterrar todos tus miedos y abrazar el momento con determinación y voluntad para conseguir el o los logros anhelados. La tarea no es sencilla -lo sé- sin embargo cuando aceptas tú mismo reto y haces un lado todos tus escudos marca ACME, estoy seguro que habrá algo mejor e irrefutable en tu camino, en ese sendero que conduce a estar, como dices, en paz, empero si permites el compartirlo y congeniar, es sin duda una de las experiencias más maravillosas del universo. Quizás el ayer nos ha dejado muchas cicatrices, de esas donde incluso las costras aún sangran si intentas botarla, pero como eso es cuestión de tiempo, también lo es aceptar, arriesgar y cruzar puentes que ni siquiera sabías que estaban ahí, listos para que emprendas el andar de lado a lado con la alta fe y creencia de que del otro vértice, hay un mundo que, si bien es cierto desconoces en esencia, sabes perfectamente que existe, solo es cuestión de que quieras, avances y logres superar las mil y una más, de las batallas que has enfrentado, de las cuales, a veces -y muchas- creíste no levantarte y sin embargo lo hiciste aún con el mar de lágrimas derramadas, con la creencia de que no ibas a superarlo, que estabas out, que no podías más. Pero lo hiciste. Te hicieron y te volviste más fuerte, incluso, hasta de más, bloqueando cualquier posibilidad de nuevas y mejores expectativas, también negando y cerrando puertas. ¿Por? ¿Para? ¿Repartición de daños colaterales? Hay todo un abismo de diferencia entre lo que pasó ayer y lo que sucede hoy y lo que pueda ser mañana… Y justo lo anterior, decirte que ninguno de esos magnos momentos se repiten, porque el tema no es realmente el desenlace de cada una de aquellas y las pruebas de hoy, sino la postura que debemos y tenemos que adoptar.

Mira, somos ciudadanos de y en un país dividido, escenario de enfrentamientos y desacuerdos, eso ya lo sabemos. En el argot deportivo, una gran facción se opone a las fuerzas minoritarias de la oposición y las diferencias entre unos y otros han llegado a distanciar inclusive a los miembros de una misma familia o a amigos de toda la vida. Y más aún, el divisionismo compaginado con los “malos entendidos” tunden efectos que la tierra tiembla: Unos condenan y otros sufren el señalamiento. Pero al final del cuento, sobresale la profundidad de querer cambiar, de hacerlo mejor y empoderar todo paso para triunfar, porque eso de que si no estas conmigo eres mi enemigo, ñaaaa, dista mucho de ejercicio claro y concreto de otro ser. Somos extraños los mexicanos, por un lado celebramos desmesuradamente algunos triunfos y por el otro ninguneamos a nuestros triunfadores; despotricamos contra aquellos que no congeniamos y aplaudimos por imitación. Por ello, sostengo que, aún y a pesar de los poco halagadores momentos que se viven en nuestro país de cara al próximo gobierno, al menos yo no pierdo la esperanza de que México sea mejor en el futuro mediato e inmediato -señalo lo estrictamente deportivo eeeh- aunque los pitonisos del desastre y la desesperanza, opinen lo contrario.

Así pues, gracias al final de la más repulsiva pseudo gestión del deporte mexicano en manos de quien se encargó de hundirlo por completo, es tiempo de cambio -como lo dije líneas arriba- de aspiración benéfica y sobre todo, de derecho a duda, a permitir el derecho a trabajar y desarrollar, porque todo cambio tiene algo -por mínimo- positivo, luego entonces, se abren cientos de posibilidades de crecimiento, pero para que surta el efecto deseado en toda proporción, tiempo y forma, primero hay que limpiar la porquería, sanitizar cada resquicio y enseguida imprimir toda la pasión y amor por el deporte, aunque siendo realista y a sabiendas de que el panorama no es nada sencillo, existe ilusión y fe en que prospere la nueva administración. Ahora bien, se sabe que vivimos con mucho pesimismo en innumerables sectores del deporte en general y en particular en el alto rendimiento, pero soñar no cuesta, y sigo y seguiré diciendo que hay que soñar para convertir realidades, al menos esos son mis deseos, con optimismo y así lo deseo fervientemente.

En plena conmemoración de un año más de la Independencia de México, siempre será sano recordar que un país necesita de todos para poder caminar y no solamente el rubro político sino todos, y a quienes debemos exigirles conforme a sus funciones y obligaciones públicas-administrativas y exigirles que hagan bien su trabajo. Ya cada quien luchará o seguirá con sus pensamientos, lo cual es muy válido, pero así como somos capaces de unirnos en la desgracia, también podemos unirnos en buscar y encontrar ese equilibrio y hacer -desde lo que nos toca y en donde estamos- lo que necesario para que el deporte y este país salga adelante.

Pásenla bien!!!