Ley y Realidad
Por: Iñigo Cantú
La Reforma al Poder Judicial 2.1
El martes, la cámara de diputados aprobó la reforma al poder judicial y solo falta la votación en la cámara de senadores para que sea una realidad y parece que, según Noroña, están sobrados para obtener la mayoría calificada y hacer que la reforma pase tal como está.
En caso de que Noroña se equivoque y no cuenten con la mayoría calificada, hasta aquí llegó el proceso, situación que se antoja posible ya que las voces de los gobiernos de Estados Unidos de América y Canadá son claras en relación con su descontento con la misma y eso al menos debería generar una reflexión en los senadores y da la posibilidad de que todos se mantengan sin que se afecte a México, para eso sirven los contrapesos y las fuerzas discordantes para que todos puedan mantener sus ideologías y gane lo que sea mejor para el país.
Si bien, el presidente, no puede echarse para atrás porque ha defendido la reforma a capa y espada, también es cierto que una salida en la que El presidente no se desdice y se sigue un proceso democrático, es logrando que la cámara de senadores la cambie o la vote en contra y entonces, se calmen las aguas, cediendo el tema a una nueva discusión que concilie los intereses de todas las voces involucradas y genere un fortalecimiento del estado de derecho y la imagen de país democrático ante el concierto internacional que tanto nos hace falta.
Es decir, si los senadores no aprueban la reforma, tanto los trabajadores del Poder Judicial, la oposición, el ejecutivo, el congreso y de ser posible los colegios de abogados, discutirían técnica, pacífica y políticamente una reforma al poder judicial real, democrática y legal.
No puedo negar que coincido en que el Poder Judicial debe reformarse, sin embargo, la forma es distinta, mi propuesta es que; en primer lugar, se haga de manera escalonada en un periodo de 6 a 8 años, en dicha reforma, los ministros jueces y magistrados federales, deberían certificarse cada 5 o 7 años tal como lo hacen los médicos para poder realizar cirugías, y en el caso de estos juzgadores, la certificación debería tener no solo la evaluación de temas técnicos sino de exámenes de confianza.
En mi opinión el voto popular para nombrar ministros, magistrados y jueces federales no es una buena idea, pues como se ha dicho por analistas y muchas otras voces, tal situación generaría la posibilidad de que los jueces dejen de ser imparciales pues les deberían a los partidos o a otros “patrocinadores” su puesto y eso generaría un claro conflicto de interés.
No obstante, un mecanismo que se me ocurre que podría ser asequible sería, exámenes de oposición y de confianza y certificación, incluso al nivel de la corte, en donde quien obtuviera las más altas calificaciones fuera quien tomara el cargo, sin que fuera nombrado ni por el ejecutivo ni autorizado por el congreso.
Los requisitos para poder presentar los exámenes de oposición deberían de ser además de técnicos, reputacionales, y mediante exámenes resguardados por blockchains y diseñados por el propio poder judicial, apoyado por la Dirección General de Profesiones y los colegios de abogados, se debería modular un examen para cada posición y materia. Incluso dejaría de lado el servicio judicial de carrera, es decir, podría ser útil pero no lo pondría como requisito.
Obviamente con el tiempo el proceso de selección y certificación se iría profesionalizando hasta lograr un poder judicial de verdaderos técnicos y honorables ciudadanos dispuestos a otorgar el más alto nivel de confianza al estado de derecho sin filias ni fobias.
Esperemos que los senadores, aún los de morena (que vale la pena decir) no tienen por que votar como dice el presidente, voten lo que sea mejor para México y no lo que les es instruido por otro poder de su misma jerarquía. Recordemos que este país es una república democrática federal, y como tal, de acuerdo a lo que establece el artículo 49 de nuestra constitución Federal, El Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial y que No podrán reunirse dos o más de estos Poderes en una sola persona, es decir, El poder Legislativo y el Poder Judicial tienen la misma jerarquía que El Ejecutivo.
Adicionalmente, es importante decir que los artículos 25 y 28 constitucionales también ordenan que el ejecutivo deberá fomentar la competitividad y el desarrollo de la economía nacional y si nuestros principales socios comerciales (EEUU) deciden dejar de serlo por miedo a una disminución en el Estado de Derecho, derivada de las implicaciones que la actual reforma al poder judicial implica, tanto legisladores como el ejecutivo estarían violando la constitución y no acatando el mandato constitucional que también emana del Pueblo y para el Pueblo.
Todos queremos un mejor México, un México democrático, competitivo, que otorgue oportunidades. Un México en el que la clase media se el grueso de la población, que haya más ricos y menos pobres, en donde el estado regule pedro no se involucre en los procesos de producción. No podemos negar que el modelo americano genera más oportunidades que el cubano o el venezolano, que el modelo Danés es mejor que el Colombiano, me resulta extraño que el propio presidente reconozca a Dinamarca como un sistema superior en la salud y al mismo tiempo felicite a gobiernos como del de Cuba o Venezuela, que tienen a sus pueblos tratando de huir a otros países a toda costa.
En fin, México puede es una potencia mejor que Dinamarca o Estados Unidos, pero para ello debemos ser democráticos, íntegros y eficientes.
@leyyrealidad