CONTROVERSIA EN PARIS

Daniel Valdez García   

INTRODUCCIÓN  

Los Juegos Olímpicos siempre han sido un escenario mundial para la competencia, la excelencia y la unidad internacional. No obstante, en los Juegos Olímpicos de París 2024, una serie de decisiones ha desatado una notable controversia que interpela profundamente los valores de los católicos. Es fundamental analizar esta controversia desde una perspectiva auténticamente católica para entender cómo debemos responder y actuar en consecuencia. Lo cual da mucha tela para cortar.  

Primero hablaré un poco de cultura general, luego sobre las ideologías y finalmente sobre la perspectivas auténticamente católica ante la controversia de París 2024, y aporto una conclusión.    

1.         LOS PARISII  

Alrededor del año 359 a.C., la tribu celta de pescadores conocida como los Parisii fundó un asentamiento en la margen derecha del río Sena. Posteriormente, esta área cayó bajo el dominio romano y se estableció la ciudad de Lutecia. En el siglo IV, Lutecia cambió su nombre a París, convirtiéndose en un importante punto de tránsito para comerciantes y peregrinos. 

El nombre del río Sena, que atraviesa el corazón de París, proviene de la diosa galo-romana Secuana o Sequana, una deidad sanadora de origen celta. Esta deidad fue venerada por la tribu gala de los Sequali tras la conquista romana de la Galia en el siglo I a.C., específicamente en la comunidad de Sources-Seine, ubicada en las colinas de Borgoña [1]. En contraste con sus predecesores, los galos no solían esculpir estatuas de sus deidades, práctica que adoptaron bajo la influencia romana. Un testimonio de ello es una estatua incompleta de bronce del siglo I, que actualmente forma parte de la colección del Museo Arqueológico de Dijon (1933).    

2.    LAS IDEOLOGÍAS, LOS WOKE Y LOS PROGRES  

Dentro del marco de las ciencias sociales, la ideología se define como un conjunto de ideas o un sistema de creencias fundamentales que conforman el pensamiento colectivo. Estas ideas pueden ser compartidas por individuos, colectivos o sociedades enteras, y pueden pertenecer a movimientos culturales, religiosos, políticos, entre otros. Existen diferentes tipos de ideologías, incluyendo las de carácter político, social, religioso y económico. Entre ellas, se encuentran ideologías conservadoras, revolucionarias, restaurativas y reformistas. Los sistemas de ideología incluyen, entre otros, el Comunismo, el Capitalismo, el Feminismo, el Liberalismo y el Progresismo [2]. La ideología dominante tiende a ejercer una fuerte influencia, comparable a un proceso de adoctrinamiento.  

Tipos de Ideología: 

a) El conservadurismo religioso es una ideología colectivista enfocada en mantener la preeminencia de los símbolos, rituales y creencias asociados a una religión en particular. Emplea términos como “sacrílego” y “antinatural” para describir aquello que se opone a sus creencias e influir en la agenda política.  

b) El liberalismo es una ideología que se basa en el individualismo, enfatizando las necesidades personales y el derecho al libre albedrío. 

c) El socialismo es una ideología colectivista de carácter secular que rechaza cualquier tipo de estructura política y social vinculada a la religión. Se puede subdividir en dos variantes principales:

-El anarquismo, una variante del socialismo, aboga por la colectivización de los bienes con el fin de poner los recursos bajo el control de una comunidad, evitando su concentración en manos de una minoría. 

-El comunismo, influido por las ideas de los filósofos Karl Marx y Friedrich Engels, promueve una economía planificada y la utilización del estado como herramienta para eliminar las formas de dominación ejercidas por las élites.  

d) La social-demócrata adopta elementos tanto de la ideología socialista como de la liberal, focalizándose en un análisis individualista de la realidad. Aunque no renuncia completamente a los mecanismos del mercado y la propiedad privada, la socialdemocracia se esfuerza por abordar y mitigar idealmente problemas de desigualdad y dominación social.  

Los WOKE y los PROGRES son ideologías que combinan diversos elementos mencionados anteriormente; es como una especie de supermercado de ideas donde se selecciona lo que se necesita, agrada y llama la atención, centrados en la decisión individual; están dominados por la opinión de su colectividad y tienden a considerar cualquier desacuerdo con su ideología como una forma de intolerancia o una grave infracción a la libertad de expresión. 

La denominada cultura WOKE varía considerablemente en la regiones. Surgió como un movimiento de lucha en el siglo XIX, encabezado por grupos afroamericanos y feministas, con referencias marxistas [3]. El término “WOKE” es un neologismo importante que, desde la década de 2010, se utiliza para describir diversos movimientos políticos progresistas. En las últimas décadas, la nueva izquierda en Estados Unidos ha centrado sus esfuerzos en los intereses de grupos culturales y minoritarios, como el feminismo, el movimiento queer, el LGTB y el black power, promoviendo un enfoque identitario. Albert Mohler, en The Public Discourse (2020), enfatiza que esta nueva izquierda “cambia la lucha de clases por la lucha de identidades” y reduce la vida social a un “conflicto permanente entre opresores y oprimidos”. 

La palabra “progres” es una abreviatura de progresista, aunque no tiene exactamente el mismo significado. En este caso, el término ha evolucionado desde lo social hacia lo económico y político. Se trata de una alianza de intereses políticos que defiende a los grupos minoritarios y aquellos socialmente reprimidos por diversas razones. Este movimiento también tuvo sus orígenes en Estados Unidos en la década de 1890. Hoy en día, los progresistas podrían considerarse una tribu urbana, inclinada hacia lo clandestino y soñando con cambiar el mundo. Los progresistas de Europa de los años 1920 evolucionaron de rechazar el matrimonio, defender el sexo libre y promover el divorcio, hacia un enfoque centrado en la política del bienestar y la democracia. En la actualidad ha transformado sus objetivos, defendiendo derechos a través de un estado ideal democrático liberal, desestima los referentes históricos y considera que todo lo pasado es un retroceso mientras que lo que está por venir es progreso [4].   

3.    PERSPECTIVA CATÓLICA DE LA CONTROVERSIA  

Fieles a las enseñanzas del Evangelio, estamos llamados a ser la sal de la tierra y la luz del mundo, pemneando y transformando las realidades que nos rodean (Mateo 5, 13-14). 

Los Juegos Olímpicos de París 2024 prometen ser un evento espectacular, sin embargo, han surgido tensiones acerca de ciertas decisiones tomadas por el Comité Olímpico Internacional (COI) y las autoridades locales de París. Entre las polémicas destacan temas como el uso de espacios públicos históricos, las políticas en torno a la diversidad e inclusión y las medidas de seguridad que algunos consideran invasivas, la prohibición del uso del hiyab por parte de las musulmanas y otras que interpelan profundamente los valores católicos, como alusión a la presentación paródica de la Última Cena durante la ceremonia de apertura, en el supuesto de haber tomado imágenes bíblicas, conocidas por el mundo y las tergiversaron, como hicieron pintores como Van Bijlert haciendo aludir al juicio de París en el banquete de bodas de Tetis y Peleo; además de  la decisión de ofrecer exclusivamente alimentos veganos y la falta de aire acondicionado para reducir la huella de carbono, y excluir el aire acondicionado en los alojamientos de los atletas por razones ambientales.  

La doctrina social de la Iglesia Católica enfatiza la dignidad de la persona humana, la importancia de la comunidad y el respeto a lo sagrado. La Última Cena no es solo una obra de arte, sino una representación esencial del cristianismo: la institución de la Eucaristía, considerada el “fuente y culmen de toda la vida cristiana” (Lumen Gentium, 11). Por otro lado, la Iglesia también enseña la importancia del cuidado de la creación y la ascética cristiana aplicable a la alimentación y el bienestar físico, aunando estas enseñanzas con la promoción de la dignidad humana y el bienestar integral. 

La sátira y la ironía pueden ser herramientas poderosas de crítica social, pero cuando se aplican a símbolos sagrados, pueden herir profundamente a quienes consideran esos elementos como fundamentales para su fe. El uso de símbolos religiosos en espectáculos públicos debe respetar la sacralidad de los mismos y evitar ofender a los creyentes. De otra manera por agradar se termina por agredir. O por defender, se tiende a ofender.    

CONCLUSION 

Un enfoque equilibrado y prudente sería uno que armonice el cuidado del medio ambiente con las necesidades humanas. Proponer opciones alimentarias variadas que incluyan opciones veganas y asegurar condiciones óptimas de alojamiento para los atletas respetaría tanto la creación como la dignidad humana. Lo mismo vale para quienes tienden a boicotear a los atletas o recriminar al Papa Francisco, quienes nada tienen que ver en esta controversia. La doctrina social de la Iglesia Católica enfatiza la dignidad de la persona humana, la importancia de la comunidad y el bien común. San Juan Pablo II, en su encíclica “Centesimus Annus”, subrayó la importancia de respetar la dignidad humana en todas las esferas de la vida pública.  

Los organizadores de los Juegos olímpicos de París 2024 tienen la obligación de revisar sus decisiones. Y Los católicos estamos llamados a intervenir, orar y abogar por cambios que reflejen los valores del Evangelio. A través del diálogo respetuoso y la acción compasiva, podemos trabajar para que el espíritu de los Juegos Olímpicos de París 2024 sea inclusivo y respetuoso para todos, equilibrando las necesidades humanas con el cuidado del planeta. Así, la luz de Cristo puede brillar en todos los rincones del mundo, incluyendo los prestigiosos escenarios de los Juegos Olímpicos.    

[1] ROBIN, Sylvie, Arqueóloga (2021), “Catálogo de la exposición sobre el Sena, cripta arqueológica de la Île de la Cité de París”.[2] Antoine Destutt de Tracy (1754-1836); Karl Marx y Friedrich Engels en su Manifiesto comunista (1848); Teun van Dijk (1943-).[3] IBRAM X-Kendi (2019). “How to Be an Antiracist”, The New York Times Book Review.[4] FUKUYAMA, F. (2004). La construcción del Estado. Hacia un nuevo orden mundial en el Siglo XXI, Barcelona, Ediciones B.