ESPAÑA Y ALEMANIA, CARA A CARA

Dicen que después de la tempestad siempre llega la calma, pero en este caso la calma trae consigo una final adelantada. Solo puede quedar uno y proclamarse campeón de la Eurocopa es el sueño de las dos selecciones. Los alemanes son los anfitriones y los españoles ya saben lo que es arrebatarles a los bávaros esta competición. Hace apenas unos días se cumplía el aniversario del gol de Fernando Torres que lo cambió todo para ‘La Roja’. Hubo un antes y un después y, quizás, sea el momento de recurrir a los recuerdos para que ese espíritu que hizo vibrar a todo un país regrese. No es fácil porque la situación no acompaña, pero hay muchos aficionados al deporte rey que el viernes a las seis de la tarde se juntarán para apoyar a los de Luis de la Fuente. 

La Eurocopa está dejando claro cuáles son las selecciones más fuertes. La vigente campeona ya está fuera. Para ser sinceros, Italia no ha mostrado su mejor versión. Tampoco lo ha hecho Inglaterra, pero la fortuna ha querido sellar su pase a cuartos. España ha demostrado su valía y con goles ha convencido a más de un escéptico. No es el momento de creerse más que nadie porque en el fútbol todo puede pasar. Ya dijo el poeta romano, Publio Siro, que “es imposible ganar sin que otro pierda” y tras la fase de grupos, los errores pueden salir muy caros; pueden convertirse en el pasaporte de vuelta a tu país. Obviamente el objetivo es estar en Berlín el próximo 14 de julio. 

Die Mannschaft no es una selección cualquiera. Alemania ha tenido sus altibajos, pero en sus tierras ha demostrado que quiere la copa. Para muchos es la Alemania de Kroos, un jugador que se retira y que quiere hacerlo por todo lo alto. Al nombre de Kroos se pueden añadir otros, no porque se retiren del fútbol sino porque será su última Eurocopa. El tiempo no perdona y los años tampoco. Eso sí, la ilusión y el esfuerzo por llegar a la final son evidentes. Estas cualidades maduran, precisamente, con la edad; al igual que la experiencia. Ésta es un arma cargada de sabiduría y como aliada es de las mejores. 

Por delante quedan noventa minutos de fútbol que dan acceso a la semifinal si haces los deberes. Unos deberes que saben a victoria porque la agridulce derrota nunca es plato de buen gusto para nadie. No sabemos qué pasará, pero está claro que “la derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva”. Los que sí son definitivos son los sentimientos hacia tus colores. A estas alturas, lo único que tengo claro es que el viernes tendré un equipo asegurado en la semifinal. No sé si vestirá de blanco o de rojo, pero orgullosa de ellos estaré. Lo de tener el corazón partío es una sensación compleja. Las emociones son ese engranaje que vemos en la película Inside Out 2. Por eso, no es el momento de escuchar al corazón, ni de que me digan “lo llevas en la sangre”. Quizás, un “que gane el mejor” sea lo justo por mi parte. Ahora bien, todos sabemos que el deporte rey es caprichoso y hace sufrir. Por eso, hay que estar preparado para todo. Recuerdo estas palabras de Séneca: “Vencer sin peligro es ganar sin gloria”. Ser el mejor no es fácil, pero, como he dicho al principio, solo puede quedar uno… y tras el pitido final no hay que olvidar esto de Jacinto Benavente: “En la pelea, se conoce al soldado; sólo en la victoria, se conoce al caballero”. 

Viel Glück o Mucha Suerte! Ahí lo dejo…