EN HONOR A LA VERDAD

“La lucha contra la tibieza: Un enfoque para combatir la pobreza en México”
Por: Daniel Valdez García

Introducción: El agua refresca a unas criaturas, hace más fecundas a otras y mueve a otras más; desearía que mis palabras tuvieran el mismo efecto.

Durante las crisis, se revela tanto lo mejor como lo peor de las personas. Mediante esta reflexión, quiero compartir un factor importante para combatir la pobreza en México con un enfoque activo, determinado y comprometido, luchando contra la indiferencia en todos los ámbitos sociales. Es claro que sin confianza y sin gratitud solo queda en el ser humano desesperación y egoísmo como ya lo hemos visto.

Observando las múltiples facetas que emergen tras el acontecimiento del pasado 2 de junio, noté en algunas personas reacciones hasta de indignación. Es importante mantener la cordura y reflexionar más allá de nuestra realidad actual. Les propongo pensar en las grandes necesidades de aquellos votantes menos privilegiados que no pudieron pensar en la importancia de elegir por instituciones sólidas para salvaguardar nuestra democracia.

En México, la pobreza es un problema profundamente establecido que impacta a millones de individuos en múltiples aspectos. No obstante, la falta de compromiso y acción decidida por parte de la sociedad y las autoridades, conocida como tibieza, es un elemento que mantiene este dilema vigente.
Con frecuencia se ha dicho que para erradicar la pobreza es necesario poner fin a la desmedida acumulación de riqueza y a comportamientos como la codicia, la avaricia, la voracidad y la ambición que privan a otros de sus bienes y oportunidades, negándoles el acceso a un patrimonio común. En resumen, todos somos administradores de bienes que son para el bien social, para el bien común.

  1. La tibieza como obstáculo para combatir la pobreza

La falta de compromiso de muchos frente a la pobreza en el país refleja una actitud indiferente llamada tibieza. Esta actitud se traduce en la ausencia de acciones concretas para abordar las causas estructurales de la pobreza, como la desigualdad, la carencia de acceso a servicios esenciales y la limitada movilidad social. Es importante entender que la falta de determinación solo perpetúa la injusticia y la desigualdad en la sociedad mexicana.

Al reconocernos como auténticos hermanos, compatriotas y vecinos cercanos, trascendemos las barreras que nos llevan a ver a los demás como enemigos, adversarios o contrincantes. En México, cada persona que vive en este país y se enorgullece de ser parte de él contribuye a nuestra identidad colectiva. Más allá del respeto, implica también practicar la tolerancia, la comprensión, la empatía y una resiliencia asertiva, para que tratemos a los demás como deseamos ser tratados.

  1. Estrategias para superar la tibieza y combatir la pobreza

Para eliminar la indiferencia y la escasez en México, es crucial promover un cambio de mentalidad que impulse la solidaridad, la empatía y la colaboración, lo cual implica asumir el compromiso con la responsabilidad social. Este proceso demanda un cambio profundo en dimensiones antropológicas, sociales, políticas, económicas y culturales. La inactividad siempre conduce a la pobreza.
Es esencial que las políticas públicas se enfoquen en proporcionar oportunidades equitativas para todos los ciudadanos, asegurando el acceso a una educación de calidad, servicios de salud básicos y empleo digno. Asimismo, es vital fomentar la participación activa de la sociedad civil en la identificación de necesidades locales y la implementación de soluciones efectivas y afectivas. Si el pobre no se siente amado no tiene ganas de salir de su postración.

La sociedad civil, las organizaciones, las asociaciones y líderes religiosos que defienden la dignidad humana deben diferenciar claramente tres niveles de apoyo: Asistencial, para aquellos cuya discapacidad es grave y potencialmente mortal; Temporal, para quienes pueden superar su situación actual; y de Promoción de la dignidad, para aquellos cuya situación es difícil pero con la posibilidad de superarla, como dice el proverbio chino: “Dale pescado a un hombre y lo alimentarás por un día, enséñale a pescar y lo alimentarás de por vida”. En este contexto, cabe recordar un principio médico: “Toda ayuda innecesaria, discapacita”.

  1. El papel de la educación y la conciencia social

Compartir enriquece la vida propia, mientras que competir empobrece a los demás en detrimento de la propia riqueza. El libre mercado es positivo, siempre y cuando priorice la dignidad humana, se trata de una economía con rostro humano.

La educación desempeña un papel fundamental en la lucha contra la indiferencia y la pobreza. A través del conocimiento y la conciencia social, se deben promover valores de solidaridad y justicia que motiven acciones concretas para mejorar la calidad de vida de los más desfavorecidos.

Los programas educativos deben integrar contenidos que sensibilicen a los estudiantes sobre la realidad de la pobreza en México y los impulsen a actuar de forma comprometida y solidaria.

Todos los líderes sociales y religiosos debemos ser empáticos, solidarios e inspiradores, no solo para fomentar la solidaridad entre ricos y pobres, ya que nadie es tan indigente que no tenga algo que ofrecer ni tan adinerado que no tenga algo que recibir. Y las congregaciones debieran ser promotoras de los más desposeídos sin ser únicamente ONG’s.

La sociedad del conocimiento es un excelente ejemplo de compartir, convivir y fomentar el desarrollo de talentos. Basta con ver la cantidad de atletas mexicanos descubiertos por cazatalentos estadounidenses.

Conclusión

Para vencer la pobreza en México se requiere un esfuerzo conjunto y decidido para combatir la apatía en todas sus formas. Se precisa un verdadero cambio en los ámbitos personal, familiar, social, institucional, antropológico y cultural. Es esencial dejar de lado la indiferencia y la pasividad, y adoptar un compromiso activo y dinámico en la creación de una sociedad más justa y equitativa. Solo mediante la acción colectiva, la solidaridad y la subsidiaridad podremos cambiar la realidad de aquellos que viven en condiciones indignas. Nuestra sociedad anhela justicia, paz, respeto, solidaridad e igualdad de oportunidades para todos.

Se trata de la unidad de todos los mexicanos, más allá de diferencias políticas, religiosas o sociales. Juntos, cada uno de nosotros puede contribuir a la construcción de la nación que anhelamos.