QUE NO SE TE HAGA TARDE

Daniel Valdez García

INTRODUCCIÓN

Es común que, debido a descuidos u olvidos, posterguemos tareas significativas o las desatendamos en favor de lo urgente. Es importante detenerse, saber pasar tiempo con uno mismo y valorar el tiempo y el espacio que nos benefician. Es fundamental brindarle tiempo al transcurso del tiempo.

1. MÁS VALE TARDE

En la actualidad hay muchas personas que tienen reloj, pero no tienen tiempo. Hemos perdido la brújula, no sabemos bien a dónde vamos. Vamos a toda prisa con todo; la tecnología es tan efímera que los equipos y programas resultan obsoletos. Vivimos una sociedad de “úsese y tírese”, se deshecha la vida sin mayor miramiento, es el descarte, el deshacerse de lo que no es útil; así hay platos desechables, pañales desechables, servilletas desechables…., hijos desechables, esposas y esposos desechables, padres desechables, seres humanos desechables!!

Además, observamos que hay personas que son exigentes e indiferentes, bien lo dice Aquilino Polaino en su libro “Familia y Autoestima” (2004), “diferentes y distantes”. Todo ello se combina con aquellos que cuidan más la apariencia que el contenido. “Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor, y lo físico más que el intelecto. Importa más la ceremonia que Dios. Vivimos en una cultura del envoltorio, que menosprecia el contenido”, como mencionó el periodista uruguayo Eduardo Galeano. Se trata de la cultura de lo superficial, de lo externo, del vacío.

Es necesario observar lo esencial, detenerse, practicar introspección de forma frecuente, observar con absoluta honestidad lo que se encuentra en nuestro interior, abrazarlo, aceptarlo y amarlo. Pues no hay manera de evolucionar como seres humanos si no nos sumergimos en nuestro propio viaje, en nuestro propio período; en el presente y en el ahora. Después, podría ser sumamente tardío. No hay travesía que se saboree sin avanzar, sin hacer una pausa, sin contemplarla y sin admirar el paisaje en su totalidad.

2. NUNCA ES DEMASIADO TARDE

No hay tiempo para aquel que siempre pospone, para el individuo del futuro, como solemos decir en México, para aquel que exclama: “lo haré mañana”. Nunca es tarde, ni temprano, para quien desea hacer las cosas oportunamente.

El querer es poder, y aquel que desea ama, y quien ama todo lo alcanza, porque el amor no desgasta, ni se fatiga, ni nos agota (cf. San Juan de la Cruz, dichos 96).

“El amor siempre triunfa. ¡El amor siempre triunfa, como Cristo ha triunfado! El amor siempre prevalece, a pesar de que a veces, frente a eventos y situaciones concretas, pueda parecer impotente. Cristo parecía impotente en la Cruz. ¡Dios siempre es capaz de más!” afirmó San Juan Pablo II a los jóvenes (Chile, 1987).

Sin amor no hay tiempo, las prisas nos dominan, “el tiempo nos devora”, expresión que emerge del mito de Cronos, el dios griego que devora a sus hijos.

No permitamos que nos ocurra lo que dijo M. Figueroa: “El tiempo no perdona nada, y la indiferencia tampoco. El tiempo se me ha escapado; y hoy me doy cuenta de que el amor también”.

Concluyo con esta cita de las Sagradas Escrituras: “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo” (Eclesiastés 3, 1).