LOS 9 MESES EN 9 DIAS DE LA DULCE ESPERA DE LA VIRGEN MARIA 18 DE DICIEMBRE DE 2023: 3er día y 3er mes
LOS 9 MESES EN 9 DIAS DE LA DULCE ESPERA DE LA VIRGEN MARIA
18 DE DICIEMBRE DE 2023: 3er día y 3er mes
SACERDOTE DANIEL VALDEZ GARCÍA
1. ¿POR QUÉ ESTAS REFLEXIONES?
Insisto, persisto y no desisto en decir que los sacerdotes tenemos la incansable tarea de EVANGELIZAR, y en estas 9 reflexiones me propongo lo siguiente:
*Tener en cuenta la promesa de Dios de un Salvador comenzado por Génesis 3, hasta la plenitud manifiesta en Marcos 14, 61.
*Tener en cuenta que la a Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de Sacramentos, en su Directorio sobre la piedad popular y liturgia (2002), nos habla de la importancia de la NOVENA DE NAVIDAD y de las “ANTÍFONAS MAYORES”, del 17 al 23.
*Escuchamos hablar de “aguinaldos” y pocos saben que significa “obsequio” otorgado en honor a la festividad del nacimiento del Señor. Las “Misas de aguinaldo” pertenecen a los rituales visigóticos y la defensa de la maternidad divina de María contra la herejía de Arrio.
*Tengamos en cuenta que primera posada navideña se celebró en México hace 437 años, por la creatividad pastoral de Fray Diego de Soria, y que cada posada representa una virtud que todos deberíamos nutrir.
*Por lo general, en el seno materno y en el ámbito familiar, hay una dulce espera del bebé por nacer.
*Les recomiendo el libro “Nueve meses junto a María” del padre claretiano Luis Erlin.
2. LA DULCE ESPERA: 3er día y 3er mes
En nuestra Novena de Navidad estamos en el tercer día y yo presente también el tercer mes de embarazo en síntesis.
Dice el texto de san Lucas: “María se quedó tres meses con Isabel. Después, regresó a Nazaret” (1, 56).
Ya he dicho que María es la única mujer que ha tenido la dicha de saber el momento en que Jesús fue engendrado en su vientre por obra y gracia del Espíritu Santo (Lc 1,26-38). Ella presurosa fue a ayudar a su parienta Isabel que iba en el sexto mes de embarazo de su hijo Juan el Bautista, y ella reconoce por la gracia de Dios, que María es la Madre del Hijo de Dios (Lc 1, 45-56).
En la gestación de una creatura la madre no tiene cambios significativos en el primer mes, tras la implantación del embrión en la cuarta semana para el segundo mes, en la sexta semana tenemos el desarrollo prístino del corazón del bebé que en algunos instantes late al unísono de la madre.
En el tercer mes de embarazo o primer trimestre, lamentablemente muchos embarazos terminan en un aborto espontáneo. Pero normalmente la madre aumenta un poco de su peso. Termina el periodo de embrión y comienza el fetal. En este tiempo la creatura forma todos sus órganos, aunque, por el momento, no están desarrollados del todo. Falta que maduren y acaben de evolucionar correctamente.
Así que mientras Juan el Bautista está por nacer, Jesús tiene ya formados todos sus órganos, se trata del mismo del que su madre Isabel dice a María: “Tan pronto como Isabel oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo” (Lc 1, 41).
3. REFLEXION FINAL: Mientras María es la “llena de gracia” (Lc 1, 26), su pariente Isabel estando llena del Espíritu Santo dice a María: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!” (Lc 1, 42). Es decir, que ante una realidad biológica que Dios ha superado sobrenaturalmente al engendrar a su Hijo en el seno de la Virgen María, Isabel recibe de Dios, por la gracia del Espíritu Santo, sabe que María está encinta, que es ya la Madre del Hijo de Dios, por lo cual da esas bendiciones que ya hemos escuchado.
La maternidad es un don, no un derecho. De ahí que María presurosa vaya a servir a su pariente; Isabel identifica la gracia de la Maternidad divina de María y le da a conocer que su hijo saltó en su vientre al recibir el saludo de María.
Es real que hay más abortos espontáneos en el primer trimestre de los que podemos imaginar, lo cual nos llama la atención porque María tras los tres meses regresa a Nazarat y nos encontramos con las dudas de José, cosa que reflexionaremos mañana.
Cito a continuación un extracto de una homilía de san Beda el venerable: “«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador». Con estas palabras confiesa María, en primer lugar, los dones privilegiados que Dios le ha concedido, y después los beneficios generales que continuamente hace al género humano
.
Su alma proclama la grandeza del Señor utilizando todos los sentimientos de su vida interior para la alabanza y el servicio de Dios, y, por el cumplimiento diligente de sus mandatos, pone de manifiesto el poder de la majestad divina. Se espíritu se alegra en Dios, su Salvador, ya que sólo le satisface ocuparse en su Creador, de quien espera la salvación eterna.
Estas palabras son propias de todos los santos, pero era conveniente que la Madre de Dios las proclamase ya que por un privilegio especial amaba con un perfecto amor espiritual al Hijo, que, hecho carne en su seno, era la fuente de su gozo. Con razón María ha podido gozarse por encima de todos los santos en Jesús, su Salvador, pues sabía que quien era el origen eterno de la salvación había de nacer de su propia carne, y que una misma e idéntica persona era de verdad su hijo y su Dios…” (c. 673-735).
“Todo tuyo, Madre mía”.