EL VALLE DEPORTIVO

 “El único lugar donde el éxito viene antes que el trabajo, es en el diccionario” Vidal Sassoon.

Hay golpes de autoridad, de valía con garantía de satisfacción, pero de esa que demuestra que al menos las situaciones que se presentan, se encaran, se afrontan, se asumen y se continúa sin detenerse, o al menos, únicamente para ver donde estuvo la falla para repararla y resarcirla y seguir en el camino de la incansable búsqueda de la excelencia, pero es este, justamente el punto de ebullición que para muchos resulta un atraco, una falacia llena de fantasías y hasta chantajes le dicen y anteponen sus escudos para tratar de justificar su poca o nula empatía y asertividad con y en el entorno. Me explico.

En el deporte como en la vida todo se trata, en primera instancia, de se arriesgado, aguerrido y con sueños alcanzables; después está el proceso de la constancia y el trabajo personal y comunitario en aras de una superación física y mental constante, para que, finalmente, surtan los efectos favorables que involucren a todo el núcleo que busca el éxito. Pero ¿qué es el éxito? Según la página significados.com […El éxito es el resultado feliz y satisfactorio de un asunto, negocio o actuación. Asimismo, también hace referencia a la buena acogida de algo o alguien. La palabra, como tal, proviene del latín exĭtus, que significa ‘salida’…] Aunque también ahonda en la dirección de: […El éxito, por lo general, se asocia al triunfo o al logro de la victoria en algo que nos hayamos propuesto, así como a la obtención de un reconocimiento debido a nuestros méritos. De allí que el éxito también se relacione con el reconocimiento público, la fama o la riqueza…]

Así que, para poderlo entender y aplicar, en cualquier escenario, debemos apostar porque es una condición que puede resultar subjetiva y relativa, porque lo que para una persona puede ser un éxito, para otra puede ser apenas un consuelo ante el fracaso. En este sentido, se dice que podemos considerar como un éxito todo aquel resultado de una empresa -cualquiera que ésta sea- que nos genere una sensación de realización y de bienestar o, en resumidas cuentas, de felicidad. Ahora bien, en materia deportiva y más en nuestros días con tanto desasosiego que existe por doquier, donde hay más lamentos que satisfacciones, o sea, si hay triunfos pero de los llamados garbanzos de a libra y a cambio hay padecimientos de los graves eeeh, donde a veces resulta que ya está por demás anhelar algo positivo, pero es ahí justamente donde debemos canalizar nuestra energía en positivo, hacer las cosas desde esa condición y no en el pesimismo; hacerlo en día a día con ahínco, esmero y pasión, dará buenos resultados, además, las claves para conseguirlo, hay que comenzarlas con un enfoque distinto, atrevido y arriesgado, ya cuando se alcance la concentración total individual y colectiva, que es una de las actitudes más importantes para alcanzar lo establecido, se debe proceder de inmediato  a eliminar el estrés y la ansiedad y no pasar penurias de las cuales hoy azotan nuestra identidad deportiva ya sea por uno o por varios agentes que rodean el vínculo. Conste que cuando me refiero a ese término, es a personas de pantalón y/o falda larga que han hecho más daño que bondad al deporte.

Creo fervientemente en la continuidad del trabajo, de ajustar los eslabones y empuñar el orgullo como punta de lanza para salir a flote, soy de la idea de que sólo con una buena dirección de las personas conseguiremos mejorar los procesos y la rentabilidad sostenida. Es un hecho por todos conocido que, si una persona está satisfecha, trabaja mejor, rinde más, aporta más ideas, se involucra directo en el proyecto, con lo que el éxito sostenido de una organización -cualquiera que sea el ramo- se logra por su capacidad para satisfacer las necesidades y las expectativas de sus clientes o consumidores y de otras partes interesadas, a largo plazo y de un modo equilibrado. Situación que no ha podido ser en estos tiempos, donde todo es rasgarse las medias, jalones de greñas, ofensas por radio, televisión y redes sociales, exhibición de trapos al sol como si se tratará de una puja en un mercado, soberbia y mezquindad, falta de cultura y educación, enriquecimientos ilícitos, desvío de fondos, disfraces de gente buena, palabrería barata, olvido de recuerdos y ceguera de la realidad.

Así estamos, es así y quien lo niegue se contradice con algunos triunfos, o se cuelga de ellos, atención, los fracasos por los que se atraviesa en estos momentos deben, obligadamente, a ser la fuente de inspiración de salir del atolladero, lo dicho, se ésta en el fondo y en el fango, cambio de chip, de mentalidad, de orgullo, ¡¡que es lo que imperiosamente se necesita ya!!!  

Pásenla bien!!!