Los números “no” hablan por sí solos

8 de marzo, la alarma suena, en un parpadeo llegó la hora de levantarse para ir a trabajar, para ir a la escuela, hora de levantar a los niños y preparar el lunch. Así es la vida de millones de mujeres que se diversifican para ser todo lo que la sociedad y el sistema demanda, pues recuerden que las mujeres no solo pueden hacer más de una cosa a la vez, deben hacerlo para seguir alimentando ese discurso hegemónico que por décadas ha insistido en maquillar el abuso que existe en la carga de actividades que realizan las mujeres diariamente, pero como alguien debe de hacer las cosas y con el menor reconocimiento posible, esto no cambia.

Vayamos a la “realidad” en cifras, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) publicada en agosto de 2022, en México, 70.1por ciento de las mujeres de 15 años y más, ha experimentado al menos una situación de violencia a lo largo de la vida, lo cual evidencia que a pesar de mensajes “bonitos” y “adornados” que se elaboran en estos días o en este mes (marzo) con motivo del día internacional de la mujer, el problema sigue ahí.

En la misma encuesta se menciona que la violencia psicológica es la que presentó mayor prevalencia (51.6 %), seguida de la violencia sexual (49.7 %), la violencia física (34.7 %) y la violencia económica, patrimonial y/ o discriminación (27.4 %). Con respecto a 2016, los resultados de 2021 mostraron un incremento de cuatro puntos porcentuales en la violencia total contra las mujeres a lo largo de la vida, donde la violencia sexual registró el mayor aumento con 8.4 puntos porcentuales.

En cuanto al tema de la brecha salarial, tan solo en 2022 se calcula en 14% de acuerdo con información del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). La explicación para esta disparidad es que las mujeres dedican más del doble de tiempo en actividades no remuneradas (limpiar la casa, cuidar a los niños y personas mayores) que les deja menos tiempo para actividades profesionales y su a vez, las restringe para lograr un mayor nivel educativo y mejores condiciones salariales.

Por su parte, Gabriela Ramos, Directora General adjunta de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO (noviembre, 2022), menciona que en México, las mujeres realizan el 73% del trabajo del hogar y de los cuidados no remunerados y el hombre sólo el 27%. Asimismo, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo no remunerado de las mujeres ronda los 11 billones de dólares o 9% del PIB mundial, por lo cual la falta de reconocimiento de ese trabajo simplemente niega a las mujeres, las elimina y las pone en una situación de mayor vulnerabilidad.

Otro dato que tampoco es para hacer feliz a nadie es que México está entre los países con menor presencia de mujeres en consejos de administración. Mientras que la participación de mujeres alcanza 36% en la plantilla laboral de empresas listadas en las bolsas mexicanas de valores, se reduce a 21% en direcciones de áreas jurídicas, 10% en direcciones de finanzas y 4% en la dirección general. Lo anterior, por debajo del promedio de los países miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En materia de violencia y de manera particular de feminicidios, con base en el informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en 2022 sumaron 3 mil 754 muertes de mujeres, de las cuales sólo 947 (es decir el 33.7%) se investigaron como feminicidios, mientras que el resto se considera como homicidio doloso, en este caso, Guanajuato encabeza la lista con 413, seguido de Baja California; 276, Estado de México; 269 y Michoacán; 232.

Volviendo al tema de los feminicidios, el Estado de México se lleva las peores cifras (corte a octubre de 2022) con 120, más del doble de los que se investigaron en la vecina Ciudad de México, con 54. En términos absolutos le sigue Nuevo León con 81 feminicidios y Veracruz con 60. Sin embargo, según la población, el mayor porcentaje de feminicidios se lo lleva Colima, con una tasa de 3.69 por cada 100 mil habitantes. Con ello, se mantuvo el promedio de 10 mujeres asesinadas al día.

Si los números hablaran por si solos, las cosas tendrían que ser distintas, pues el listado de escenarios que muestran las desventajas a las que se enfrentan las mujeres puede seguir, pero de que sirve visibilizarlo si no se hace nada. Si la sociedad no se inmuta ante la cifra de por lo menos 10 feminicidios diarios, algo está pasando, pues algo peor que la violencia contra las mujeres es la indiferencia social.

Lo que hace falta es mayor sensibilidad para comprender que detrás de cada cifra se encuentra la lucha y el esfuerzo de mujeres que quieren salir adelante y dejar de remar contra corriente para ganarse un lugar que no solo los hombres, también las mujeres se niegan a reconocer, pues ser mujer no hace que “en automático” se tenga conciencia de género. En marzo, no basta con una semana de conferencias para hablar de “la importancia del papel de la mujer”, “un desayuno”, “carreras conmemorativas” o que te obsequien “un pin”, necesitamos y merecemos cambios estructurales que nos lleven a rebasar el tema de cuotas e inclusión ficticia donde “el papel importante” lo ocupa una mujer, pero las decisiones son tomadas por hombres.

Si la discusión del 8 de marzo se centra en cuantas marchas con actos violentos hay, en cuantos monumentos se pintan, cuantos vidrios se rompen y eso les preocupa más que las violencias que viven las mujeres de manera cotidiana, el número de mujeres desaparecidas, el número de feminicidios y el trato inequitativo que persiste en lo laboral, es no querer observar el verdadero problema, pues el hecho de que hoy tantas mujeres estén dispuestas a salir a las calles, es resultado del coraje, la frustración y la indolencia de las autoridades que antes que reconocer el problema decidieron ocultarlo por años.

9 de marzo, la alarma suena, tal vez algunas mujeres pueden decidir si van a trabajar, a la escuela o bien,  realizar sus actividades “normales”, pues en 2020 surgió la iniciativa “un día sin nosotras”. “El nueve nadie se mueve”, pero a 3 años de esta iniciativa valoremos los resultados ¿Realmente se ha generado esta concientización de lo que aportan las mujeres en todos los ámbitos y lo que implica un día sin ellas? ¿Qué pasará después del 9 de marzo? exacto, el elefante en la sala nos seguirá acompañando ¿Y? ¿Qué vamos a hacer? Todavía queda mucho camino por recorrer hasta alcanzar esta deseada igualdad sustantiva entre hombres y mujeres, pero seguimos en pie y no necesitamos discursos donde nos llamen “guerreras” o “valientes”, pues lo único que buscamos es ser libres y que nacer mujer deje de ser un lastre social, porque después de todo, los números “no” hablan por sí solos.